LOS HIJOS DE LA MINA
EL INICIO DE LA GUERRA VERDE
Este libro fue terminado de
e
ditar el 13 de enero de 2.013 en los Talleres Gráficos ORION S.A.
Agradecimientos especiales a: EMTRA FUNZA. DR. NESTOR BERNAL VERGARA.
Diagramación: Talleres Gráficos ORION. Corrección y Ortografía: José Suescun.
Fotografía: D.R.A. Funza – Cundinamarca – Colombia Enero de 2.013
¡Dedicado
a Roberto Vergara, Mi gran amigo, Quien murió en su ley, Buscando esmeraldas!.
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AGRADECIMIENTOS
A Jorge Enrique Machuca
Lopez, EMTRA Funza y su gerente Bibiana Pinilla, por el apoyo incondicional
para la publicación de esta obra.
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A Nestor Bernal Vergara,
Leito y su familia
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Fue en una
noche de diciembre, estando en la provincia de Rionegro en Cundinamarca, cuando
iniciara a escribir esta obra y la cual relata la historia real de un hombre
sencillo y particular, que fue amo y dios, señor de las minas y las esmeraldas,
quien en su vertiginoso ascenso logro conquistar lo imposible, pero con el
infortunio de hacer enemigos que no les interesaba tener un competidor que
luego lo hicieron derrumbar!.
¡Inicia su
historia al ver morir a su madre en medio de un hogar pobre, sin padre y con la
separación de sus hermanos que fueron subastados al mejor postor, cuenta con la
mala fortuna de que nadie lo quiere adoptar, es llevado al internado donde
escucha por primera vez de las esmeraldas y de lo valiosas que son, allí fija
su amor por ellas y sin conocerlas, se propone ser un gran minero, luego de un
incidente, escapa del internado y en su aventura recorre muchos lugares, todos
ellos lo empujan a las minas, conoce gente y situaciones peligrosas, finalmente
un error lo lleva a huir de nuevo y a convertirse en un criminal, se refugia en
las minas donde conoce más del trabajo y se convierte en uno de los mejores
mineros y a la postre en uno de los grandes esmeralderos, al final se involucra
en una guerra por el poder y dominio de las tierras y las minas, edifica un
gran emporio, el cual enfrenta a sus peores enemigos, pero el fantasma de un
viejo enemigo le cobra muy caro la partida!.
CAPITULO ÚNICO
-“!No tendría
más de siete años ,cuando mi padre nos abandonó a nuestra suerte ,yo era el
mayor de tres hermanos, apenas y uno de ellos estaba en los brazos de mi madre,
el otro estaba aprendiendo a caminar, mi madre también era muy niña, una
juventud que se vio truncada por el fracaso, atormentada por un esposo
irresponsable que humillo su belleza con los golpes y las malas palabras, una
niñez que se vio marchita a muy temprana edad por una grave enfermedad, la cual
por falta de dinero, jamás pudo ser tratada!”.
-¡Mi madrecita se ganaba la vida, lavando ropas ajenas a las
familias adineradas del pueblo, las cuales le pagaban muy poco y con unas
cuantas monedas debía de sostener a sus hijos, por eso desde muy joven entendí
que el pobre debe ganarse la vida a muy temprana edad y para lograr ello, hay
que dejar a un lado, los sueños y las fantasías que un niño y un adolecente
tanto desean!. -¡Tal y como mis abuelos, nací y crecí en Yacopi, un pequeño
pueblo de tierra caliente, de casas pequeñitas y tejas de zinc, de gentes
buenas y humildes, pero también de gentes poderosas; un pueblo agricultor y
ganadero, rodeado de montañas virginales que guardan orgullosas, millones de
tesoros naturales!
-¡Desde muy
pequeño tuve que trabajar en todo tipo de labores, desde ayudante en los
almacenes de café, auxiliar de las flotas que llegan al pueblo procedentes de
Bogotá, me toco arrear ganado por grandes distancias sosteniendo con dificultad
el rejo y el garabato, soy de origen campesino, de casta valiente y
trabajadora, jamás deje de ganar dinero para comprar la comida y la poca
medicina que podía dar a mi madrecita, debido a que era el mayor de la camada y
a mi prematura responsabilidad, debí dedicarme a trabajar y dejar para siempre
los juegos, las rondas y la escuela, de la noche a la mañana me convertí en el
hombre de la casa, en el padre de mis hermanos dejando para siempre los sueños
y las ocasionales picardías que un niño a mi edad suele realizar inocentemente
para no darle mal ejemplo a ellos!.
-“! A pesar
de que nací en el campo, junto a la vereda de “Alto de Cañas” vivimos la
mayor parte en el pueblo nuevo (casco
urbano central actual) ya que el primer caserío fue destruid por un bombardeo
ordenado por un presidente conservador de la época por ser este pueblo liberal
y que según a las versiones de los antiguos, este presidente afirmaba que
YACOPI era el santuario de las guerrillas y la chusma liberal!”.
!Pese a que
debí de madurar de forma extrema, conocí amigos mucho mayores que yo, quienes
guardaban cierto respeto por mí y que se debía a mi padre, quien tenía fama de
hombre bandolero y arriesgado y cuyo nombre había transcendido los límites del
pueblo, pues desde muy joven se dedicó a trabajar en las minas de Boyacá, gracias a sus hazañas
gano la confianza de los grandes patrones y se convirtió en “el pájaro de
confianza” de estos magnates, luego ascendió a jefe de seguridad convirtiéndose
en la mano derecha de uno de ellos; mi padre no fue un niño muy normal que
digamos, pues a tan corta edad, hacia cosas de muchacho grande que desafiaban
la conciencia humana y aunque yo no creía o tal vez si, sabia en el fondo, que
yo sería igual a mi padre, mi padre era un hombre maduro de aproximadamente
cuarenta años, alto, fornido, de tez morena, de bigote fino, pelo y ojos
negros, con pinta de galán y de excelso músico, que le valió el apodo
del “ruiseñor del Rio negro” y por supuesto “el ruiseñor de las mujeres” pues
era muy asediado por ellas y podía darse el lujo de conquistar a cualquier
mujer que se le cruzara por el camino,
en especial a las hermosas jovencitas como mi madre, quien a la edad de quince
años se enamoró perdidamente de mi
padre, sin saber lo que el futuro junto a él, le depararía!; -¡a mi padre lo recuerdo poco,
pues permaneció siempre metido en las minas y aunque jamás logro ganar una
fortuna parar cambiar nuestras vidas, ya
que según mi madre, siempre que mi padre se “enguacaba”, todo lo que ganaba era
para las “mozas” y ello la entristecía y en ocasiones la alteraba, cambiándole
el genio y tomándola contra nosotros, pero pese a todo lo anterior y a lo mal
que la pasaba junto con el sinvergüenza de mi padre, siempre fue una excelente
madre!.
¡Mi abuelo
al que poco conocí, porque yo apenas era un niño cuando fue asesinado por la
guerrilla (no por buena gente lo pelaron: decía la gente) pues él se había
convertido en uno de los gamonales más poderosos del pueblo y apenas supo que
su hija había quedado embarazada por uno de los muchachos de la “perramenta” (
los vagos) del pueblo, echo a mi madre de la casa sin nada más que la ropita
que llevaba encima!; ¡siendo apenas una niña, tuvo que sufrir todo tipo de tormento
y vivir junto a un hombre (mi padre) quien de responsabilidad solo lo citaba la
cedula, un hombre que desde que anochecía hasta que amanecía no paraba de jugar
cartas, domino, billar y los gallos finos de pelea y cuando estaba le pegaba a la suerte, algo de ese dinero
llegaba a la casa pero el resto tenía como destino las otras casas de sus
concubinas, pero cuando perdía, su hombría se arrastraba como culebra
humillada, llegando ebrio y directo a golpear a mi madre, sin importar que ella
estuviera embarazada, de esa forma mi madre soporto los maltratos, las
humillaciones y las cientos de golpizas, la mayoría de ellas, la llevaron a
visitar el puesto de salud sin encontrar
remedio alguno a sus moretones y du afligido corazón; a sus 23 años parecía un cadáver
ambulante (dejaba de comer por darnos a nosotros); se sobrepuso a su enfermedad (aparentemente)
y como pudo trabajo juiciosa en lo que le saliera, desde aporrear potreros,
alquilarse en extenuantes rocerías en el campo y el monte, vender guarapo y
tinto en la plaza y en cualquier “chichería” de mala muerte y muchas cosas más
que no recuerdo y todo para no dejarnos morir de hambre; jamás nos descuidó y
aunque nunca nos habló con cariño y jamás expreso su ternura juvenil con
caricias, siempre la respetamos y aprendimos todo lo bueno de ella y pese a las
décadas efímeras del tiempo, jamás la he olvidado!.
-“!Cuando
mi padre se marchó de la casa, en busca de supuestas oportunidades, mi madre
sabía que era solo una mentira y que su partida era solo por cortejar a la hija
de un patrón suyo, cuyo dinero era incalculable como las arcas de un banco
usurero y que de seguro seria heredado por esa pobre muchacha, la cual sufriría
el mismo destino de mi madre, trato de disimular su tristeza con nosotros pero
yo sabía que mi padre jamás regresaría (al cabo que ni falta hacia) y debí
consolar con sus días y noches a mi podre madre
destrozada!”.
-¡Una tarde
llegue a la casa y encontré a mi hermano abrazado a mi mama, entendí que algo
no andaba bien, me acerque un poco más y vi que mi madre estaba agonizando, en
sus ojitos se reflejaba la tristeza infinita que solo sufren las almas en pena,
aquellos ojitos dejaban escapar el ultimo fulgor, un brillo pálido convertido
en inocencia y que solo el amor puede descifrar, aquellos ojitos casi juveniles
que me parieron , esos mismos ojitos que a regañadientes me criaron y que ahora
me dejaban a la mitad del camino, esos mismos ojitos verdes que me miraron
débiles tratando de robar el ultimo lastro de mi luz, antecediéndose a un
oscuro final en el más allá; junto a mis
hermanos vi partir a una mujer joven, a mi madre santa y que al igual que
nosotros, le falto mucho por vivir, allí en aquel ranchito pobre permanecimos
junto a ella por mucho tiempo, hasta que mi madrina doña Emperatriz de Chávez
llego y de inmediato aviso a los vecinos, al cura y hasta el alcalde quien era
su esposo, sobre la particular calamidad que sacudía a nuestra familia. Esa noche nos llevó a su casa, nos dio comida
y aunque era deliciosa y llevamos varios
días que no probábamos la carne y el arroz, no tomamos bocado alguno, luego
quiso son sus caricias consolarnos, pero apenas y podían sus suaves manos
alentar un poco el recuerdo de las manos curtidas de mi madre; con un profundo
sentimiento (el primero y el ultimo) mi madrina me dijo que lamentaba mucho lo
sucedido pero que no podía hacerse cargo de nosotros, ya que esa era la
obligación de mi padre y haría todo lo posible por ubicarlo aunque en el fondo
lo hacía por evitar gastar unos cuantos pesitos temiendo que se le acabara la
gran fortuna que había hecho su marido en la pobre alcaldía, así pues mi
madrina llamo al pueblo de Pacho para dar aviso a la autoridad competente
encargada de la protección de la niñez, (que vaina esta, en donde quedan los
supuestos compromisos adquiridos en la pila del bautismo)!.
-¡Creo que
no fueron las lágrimas más amargas que derramaba mi alma, llore tanto junto a
mis hermanos que no tuvimos como después llorar, en cuanto a mi hermano (el más
pequeño) aun no entendía del todo lo que nos sucedía y mi hermano y yo
tratábamos de disimular nuestro dolor para que el menor no sospechara que
nuestra madre había partido para siempre! -¡En vano los vecinos trataron de
hallar algún familiar para evitar que nos enviaran a ese lugar en Pacho pero
también les fue imposible hallar alguno; antes del funeral, mi madrina ya había
concertado con el hogar de bienestar infantil para que nos recogieran y nos
llevaran a dicho internado, no importaron las exequias y las dolorosas lágrimas
de despedida de nosotros, ya que ese mismo día nos llevaron directo a Pacho,
nos echaron como perros en un camión y sin más que lo que llevamos puesto,
dejamos atrás a nuestra madre y al pueblo que nos vio nacer!.
-¡Cuatro
meses de estar recluidos como los peores criminales en aquel lúgubre lugar, una
pareja de esposos mayores venidos de la capital (Bogotá) legalizaban ante un
juzgado, la adopción de mi hermano más pequeño, no importo el sufrimiento y
nuestra sangre, nos separaron para siempre como “cerdos sutes y volantones”, ni
siquiera nos dejaron despedirnos, dejando a mí
hermano y a mí, completamente solos
y con una familia a medias! -¡en el internado pasamos siete meses
aproximadamente, en los cuales poco hablamos y poco compartimos, convirtiéndonos
en unos niños fríos y de pocos sentimientos;
días después una pareja de “gringos” habían adoptado a mi otro hermano y al igual que al otro, tampoco
no me dejaron verlo, dejándome para siempre sumergido en un lugar lúgubre y vacío,
sin madre y sin hermanos¡. -¡Unas semanas después hice un amigo y el cual se llamaba Carlos Bolaños
y quien era oriundo de Tudela (un caserío muy cerca de Quipama Boyacá) y quien
al igual que yo, había quedado huérfano debido a la guerra entre la gente de
Pacho y los “Quipameros”, su compañía fue vital para sobrevivir en ese lugar,
logre sonreír así fuera prematuramente y olvide en segundos mi triste pasado,
aprendí tanto de Bolaños que sin conocer una piedra de carbón, aprendí todo lo
suficiente sobre las minas de esmeraldas y que marcaría el rumbo de mi vida!;
-¡me narro con lujo de detalles, todas y cada una de las anécdotas de su padre
en busca de las piedras verdes, me hablo tanto de ellas que sembré en mi
corazón el anhelo de poseerlas algún día (ya que mi amigo me decía que con una
de ellas podría comprar el mundo si yo quisiera) fue tal mi enamoramiento y mi
capricho por ellas, que noche y día solo pensaba en ellas, así jamás en mi vida hubiera visto alguna!;
-¡apenas y con siete años quería hacer lo imposible por hallar una piedra de
estas y con ella vengarme de todos los que me hicieron daño, según Bolaños, el
poder que daba estas piedras era magnifico e inmenso, entonces comprendí porque
mi padre amaba tanto la vida en las minas, donde podía conseguir lo que
quisiera sin tanto esfuerzo, incluso el amor de las más bellas mujeres!. -¡No
había duda que en tan poco tiempo había encontrado
un instante
para soñar y al menos para jugar junto a esta niño en una supuesta mina de
esmeraldas, olvidando tanto sufrimiento que me tenía atormentado; al cabo de
unos meses, los abuelos maternos de Bolañitos, lo llevaron lejos del internado
para un pueblo llamado Caucasia, a la fecha de hoy nunca volví a saber de él!.
-“!Como
consecuencia a los maltratos que recibí en el internado planee durante semanas
con sus días y sus noches como escapar del internado, cientos de ideas llegaron,
muchas de ellas confusas que me volvían loco por la complejidad de las mismas,
hasta que un día, un maestro llamado Agapito (que de tierno solo tiene el
nombre) me agarro robando un pedazo de pan, “medio una pela” que aún conservo
algunas de las cicatrices que me dejo la rama de café que cargaba el ancianito,
fue tal el castigo que me dejo tendido en el suelo semi inconsciente, fui
llevado por una monja a la enfermería donde me cuido por varios días, una vez
me recupere regrese a la rutina del internado, ante mi negativa de no regresar
y estando en la huerta, vi de lejos al viejo profesor Agapito, enseñando a
regañadientes como sembrar verduras, entonces sin vacilar y ante el descuido de la monja, tome el cabo de un
azadón a dos manos, camine hacia él y con la respiración agitada alcé el cabo y
como bate de beisbol, impacte el cuerpo delgado de aquel hombrecito y semejando
a un muñeco de trapo cayó sin sentido al piso, luego se revolcó del dolor
(agradezca que no le di con el filo del azadón) yo corrí apurado hacia los
dormitorios
para encerrarme, minutos después los profesores, el director y hasta la misma
monjita trataban de tumbar la puerta y así poder entre todos como decía la
hermanita, quitarme el diablo de encima a punta de palo y rejo!”. -¡Luego de
otro castigo y de enviarme al cuarto oscuro, a donde según los niños y los
maestros, moraba un perverso espíritu que asustaba a los niños malos como yo,
pero que finalmente pude constatar que el único que asustaba era yo, finalmente
el profesor Agapito, jamás regreso al internado y quien va a regresar con
semejante garrotazo, decidí entonces bajo el amparo de la oscuridad escapar
veloz por entre el monte, corrí tanto que creo que fueron más de ocho horas de
estar corriendo sin parar, escapando a cualquier dirección sin rumbo fijo pero
con un solo objetivo marcado en mi cabeza, llegar a mi pueblo y estar en mi
casa cerca de la tumba de mi madre y allí poder descansar, así fuera en su
regazo de concreto.
Llegue a la inspección de “Pasuncha” y fue tal mi temor de que
alguien me viera y me delatara con los profesores del internado, que me escondí
entre las montañas y permanecí agazapado durante varios días, comiendo
naranjas, guayabas y nacumas y otras cosas más, que por horribles prefiero no
recordar; mi travesía por el monte fue dura y jamás la olvidare, pues sin estar
enseñado a estar en él, aprendí de forma rápida, todos los resabios para vivir
tranquilo en esta manigua andina, pues en el monte como en este mundo solo
sobrevive el más fuerte, el más inteligente ,el más ágil y por supuesto el más
“verraco” como yo!.
!Si no estoy
mal, creo que ande por media provincia de Rionegro, hasta que el hambre y una
culebra coral me sacaron de las entrañas del monte, había llegado a
“Mataderramo” donde un viejecito llamado Camilo Flores y que tenía la única
tiendecita a varios kilómetros a la redonda, me dio de tomar algo y hasta me
hospedo en su casa por espacio de seis días, procuraba no salir para que nadie
se enterara de mi presencia, incluso le dije al anciano que venía de Bogotá
pero este no me creía, retribuí con trabajo su gentil hospitalidad, pero debía
de regresar pronto, así que muy de madrugada, salí cuesta arriba por la
carretera destapada hacia san Antonio de Aguilera, siguiendo con cuidado las
indicaciones del anciano, según sus señas debía de seguir derecho por este
caserío hasta encontrar una “ye” donde debía tomar a la derecha hacia una
vereda llamada “Suaraz” y de ahí hasta “Ibama” y de ese punto tomando por
atajos por varias horas hasta llegar al pueblo de Yacopi (eso hágale mijo, que
el camino lo lleva: decía el viejito)¡bastante sencillo….cierto!, pero por
seguir mis propias conjeturas y en vez de tomar la bifurcación seguí derecho
hasta un caserío llamado “Los Terminos” anduve solitario sin encontrar a nadie,
ni siquiera un rancho halle sobre la carretera y les juro que sentí miedo,
mucho temor, pues en la inmensa maraña de montañas y monte, sentí la más
absoluta soledad y eso me hizo llorar bastante, hasta que
me encontré
con un señor “Pedro Moreno” quien arreaba varias reces, las cuales entraron en
un potrero ajeno, allí el hombre me pidió el favor de atajarlas, luego le ayude
a llevarlas hasta su finca, donde me dieron almuerzo y fiambre para el camino
más cincuenta pesos para los imprevistos. Camine toda la noche hasta el cruce
de los chamuscados y luego hasta Topaipi y como si esto fuera poco, la lluvia
me atrapo empapado por completo mi ropa y mi conciencia, apenas y podía
caminar, llegue hasta el pueblo de Topaipi, donde no había ni un alma en pena,
tan solo se escuchaba el ladrido frenético de los perros que anunciaban mi
llegada, por desgracia pase justo al frente del cuartel de la policía, donde un
agente me detuvo, de inmediato el comandante de guardia me interroga sobre el
lugar donde venía (no era para menos pero la guerrilla estaba por todas partes
y eso no dejaba dormir tranquila a la autoridad), allí pese al susto de
regresar al internado y como acción de supervivencia les invente una excusa, -!
vengo de Términos y voy para donde mi tío! desafortunadamente el policía poco
me creyó, entonces al primer descuido me volé del cuartel por entre una calle
arriba y corrí tanto que una decena de perros me venían oliendo los pedos, creo
que todo el mundo en aquel pueblecito se despertó asustado (de seguro creyeron
que la guerrilla se les había metido al pueblo)!.
¡De nuevo
camine por entre el monte y luego por extravíos, llegue a una carretera, que
estaba más oscura que mi conciencia y sin exagerar creo que ningún “guapo” se
atrevería a pasar por allí, (hasta el
mismo diablo no cruzaría por este lugar por no tener un susto que recordar) lo
único que hice fue rezar, me encomendé
tanto al alma de mi mamita que los terribles truenos me alumbraban el
camino y vaya camino, donde el peligro acecha a cada paso en especial en los
abismos por el cual yo desfilaba sin darme cuenta!; ¡llegue a un rancho que
tenía un gran patio cubierto, allí me arrunche junto a las paredes de madera y
a las seis en punto de la mañana, la voz de un hombre me despertó, era el dueño
de la casa quien se sorprendió de verme ahí
sentado, empapado y con cuatro perros enormes “arrunchados” junto a mí
;el buen hombre me dio tinto y “aguacaldo” luego me hizo tontas preguntas que
no supe que responder, su esposa me quito las ropas aun húmedas y hasta en una
bolsa me empaco comida y una botella de guarapo!. !Continúe con mi camino y
durante dos horas anduve solitario, pase por una vereda llamada “Papatas” y otros
lugares más que no recuerdo, hasta que llegue a un caserío conocido como “el
Naranjal” un pueblito del cual mi madre me hablaba mucho, pues mis abuelos era
de allí, además su territorio servía de límite entre Topaipi y Yacopi, sentía
mucha alegría, pues había llegado a mi pueblo; desde allí y con la seguridad de
estar cerca, camine acelerado por la empinada cuesta y fue en la vereda
de Chirripay, la misma que mi padre hacía referencia a un señor de
Bogotá quien sacaba grandes cantidades de esmeraldas. Permanecí inmóvil
descansando del largo viaje, cuando un viejo de apellido Triana paso a mi lado
halando un caballo, -¿que
anda haciendo por acá muchachito? me pregunto, -¡voy para mi casa en el pueblo!, -¿luego
de quién es usted hijo?, -¡de
Leonel Vergara¡ conteste,
el viejo sorprendido pregunta de nuevo-¿usted es hijo de Él?, -¡qué
cosas tiene la vida¡ exclama el
anciano, -¿por
qué? pregunte de
nuevo, -¡él es
primo mío por parte del abuelo¡ -¿de verdad? pregunte asombrado, luego el
viejo se sentó junto a mí, sacando de su mochila, una botella con guarapo.
-¿Qué es
de la vida del primo, hace mucho rato que no lo veo?,
dialogamos amenamente, le conté cada detalle de mi triste historia, al filo de
las tres de la tarde, el supuesto primo
me invita a su casa a comer algo,
allí me pide le ayude a coger el café pues se está perdiendo la cosecha. -¡de
esta manera comencé a trabajar en la
finca del viejo, con una paga que por cierto era irrisoria y por qué no
“negrera” por no decir más…!, al comienzo todo fue normal, un hombre viejo y
solitario con más plata que la “caja agraria” y las arcas de la alcaldía y
aunque ustedes no me crean, este viejecito millonario era más tacaño que mula
tenida en “bajada” pues vestía muy humilde y además comía como mendigo, en
pocas palabras este hombre era tacaño consigo mismo, (como si alguno de
nosotros después de muerto, lo enterraran con trasteo y plata) tenía mucho
dinero, tanto dinero que era dueño de la mitad del pueblo, con tanto ganado
como para surtir la despensa de Bogotá durante muchos años, tenía tanto dinero
que este viejecito jamás supo cuánto dinero tenia y era tal su salud, que
estaba mejor que cualquier muchacho de veinte años aunque en ocasiones se hacia
el sordo cuando le pedían prestado dinero!. !Trabaje en la finca durante veinte
meses, bajo una extenuante rutina que atropellaba mis derechos, pues me
levantaba a las cinco de la mañana, prendía el fogón de leña, preparaba el
tinto y el caldo, luego tenía que darle de comer a las gallinas, los cerdos y
ordenar a más de veinte vacas gordas y ariscas, luego llevaba la leche en
bestia a más de dos horas de camino a donde una señora Concha que preparaba
queso para vender en Bogotá; en dicha rutina siempre debía pasar junto a una
mina de esmeraldas, allí me detenía a observar a decenas de hombres trabajando
y un tanto más con armas de fuego, custodiando los alrededores de la mina de
“Chirripay”, en varias ocasiones veía desfilar lujosas camionetas llevando
dinero y poder, desde lo alto de un puente observaba el agite convulsionado de
ese lugar y recordé a mi amigo y todas las palabras maravillosas que describían
a una esmeralda, fue allí donde empecé a interesarme por la minería, un riesgo
y un arte manual de muchos sacrificios y peligros, de extraer de las mismas
entrañas, los tesoros más exquisitos jamás obtenidos!. -¡Llevaba seis meses de
estar con don Triana y mi presencia en el lugar fue bien vista por la gente de
la vereda y los de la mina, (pues qué problema puede causar un niño de once años) por el
contrario muchos de ellos, me confiaron sus mandados y encomiendas, pero fue un
doce de octubre de 1985, que llevando la leche a la quesería me encontré a tres
hombres tomando guarapo, los salude cordialmente, ellos hicieron lo mismo y
hasta me dieron guarapo y yo a cambio les di a cada uno, una arepa de mi
desayuno, me hablaron entusiasmados del trabajo en la mina y que muy pronto, en
cualquier momento y si Dios y la suerte lo permitía, se “enguacarian” les
preste tanta atención que olvide llevar la leche, pronto llego la señora Concha
y allí me reclamo airadamente por el retraso, me halo del brazo y me llevo con
regaños a su casa, -¡ niño no se meta con esa gente, ellos son malos y no les
importa nada, ni siquiera un niño, deje a esos hombres quietos, que culebra que
esta quieta, no pica! Entonces deje de pasar por la mina por algunos días pero
más pudo la curiosidad y de nuevo estaba reunido con los mineros, en el fondo
solo quería saber más de las minas y de las amadas esmeraldas, así en ese
momento jamás hubiera conocido una! Ese mismo día y de regreso a la finca, vi
algo extraño como si se tratase del diablo, se trataba de un hombre lúgubre
seguido muy de cerca por quince hombres, todos ellos armados con escopetas,
fusiles y machetas, de inmediato
me hice a
un lado del camino, para que ellos pudieran pasar, observe con detenimiento al
misterioso hombre, quien no me quito la mirada, recuerdo que era de baja
estatura, de tez morena, lampiño, de aproximadamente cuarenta años y quien
usaba sombrero, cotizas y ruana (en semejante calor) me quede
inmóvil, apenas y podía mover los ojos, salude tímidamente pero ninguno me
respondió, hasta que por fin los hombres se perdieron en la maleza y pude
aflojar un poco las patas y el culo que los tenia paralizados!.
-“! Pese a
que viví en Yacopi, jamás escuche alguna noticia trágica de violencia o algo
parecido, tal vez porque era un simple niño que no entendía nada, pues este
pueblo de tierra caliente, desde muchas décadas atrás, sufrió terriblemente la
violencia política, dejando en sus tierras y montañas, cientos de muertos y
heridos, además de miles de huérfanos y muchos desaparecidos!”.
-“!Cuando
mi madre murió y ante el abandono de mi padre, me vi en la necesidad de hacer
muchas cosas, de meterme en problemas, de andar con gente buena y también con
personas muy malas, de conocer, aprender y ejecutar muchas mañas y resabios que
solo se aprende al lado del sufrimiento y la pobreza, entonces entendí que mi
pueblo al igual que yo, también había sufrido mucho por la violencia y que toda
su gente tenía muchas secuelas difíciles de olvidar, pero que pese a los
errores y el desastre, su gente era fuerte y dispuesta a todo. Fue en mi pueblo donde entendí que el
poder del dinero compra el infierno y el cielo, y que para hacerlo se necesita
de tener valor y decisión. Fue en mi pueblo que entendí que solo el fuerte sale
a flote y el débil se hunde, de esta manera, entendí también que al existir
gente buena, también existía gente mala, capaz de morir por su ley, hombres
arriesgados y “guapos”, muchos de ellos al servicio de la mafia, él ejército y
otros más, todos ellos metidos de pies y manos en sus negocios y otros más,
metidos de cabeza con el alma empeñada en las benditas minas de esmeraldas!”.
-¡De
regreso a la finca, le conté a don
Triana lo sucedido con dicho hombre misterioso y ello lo alarmo, luego me conto
en voz baja, la historia del hombre de la ruana y que para mejor comprensión de
este relato, comenzare por decirles que dicho sujeto era natal de Yacopi,
considerado un hombre cruel y peligroso, con un prontuario delictivo de
exageradas proporciones, amante obsesivo de las piedras verdes y el dinero y no
le importaría que hacer con tal de
obtener una riqueza fácil, la justicia estuvo a punto de pisarle los talones
pero esta hombre demostró tener pacto con el diablo, pues siempre lograba huir
de los cercos que le tendía la policía y como si fuese poco, siempre salía
ileso de los mortales cruces de disparos
y aun mas, sano y salvo de los cerca de cien atentados que le hicieron!,
-¡Según se rumoraba, muchos de los homicidios cometidos en el pueblo, los había
cometido el, era tal su ambición que muchas de sus víctimas sufrieron el horror
de las torturas y los vejámenes perversos de una mente retorcida, finalmente
muchos de sus crímenes los hizo con motosierras y según los testimonios tímidos
de los campesinos “fue el único hombre en el mundo capaz de matar y comer del
muerto”
(Realmente
era un hombre maligno que atemorizaba al mismo diablo) y yo apenas
con unos cuantos años empezaba a cruzarme con él!. -¡Al día siguiente, llego
don Juanito un viejito muy amable y servicial con don Triana, llegaba a
colaborarle con la limpia de potreros, el viejo se sentó en el patio para
descansar del largo viaje, pues venia de una vereda al otro lado del pueblo,
luego de tomar aire, se acerca a su patrón, con absoluto misterio y en voz
baja, le cuenta la última noticia pueblerina. -“¡Si sabe don Triana lo que
paso por aquí cerquita!”, -¿luego
qué pasó don Juan?, -“¡imagínese
patrón que mataron a Don “chucho” Cárdenas, lo encontraron hecho pedacitos!” dijo
preocupado el viejecito. -“¡Como así!” Dijo Don Triana. -“¡Si, lo mataron anoche, lo
vieron en el día en el pueblo negociando un lote de novillos!” aseguro de
nuevo el viejo. ¡Yo me encontraba muy cerca de ellos dando vuelta al café seco,
me llamo tanto la atención los comentarios de los ancianos, que decidí
acercarme un poco más, pero el viejo Triana “me pillo!”, ¡Era la primera vez
que escuchaba este tipo de cosas, de inmediato el viejo organizo junto con
otros vecinos, una comisión para ir a donde el “finado” y aunque yo tenía mucho
miedo, me fui a fisgonear, una vez allí, pude ver la crueldad de los asesinos,
era tal la imagen macabra que perduro conmigo por mucho tiempo, una imagen que
no me dejo dormir en varios meses! al mes de este hecho otro homicidio sacude
la tranquilidad de la vereda y así otro asesinato y otro más, una completa
cadena de muerte horrorizaba a todo el pueblo, aunque sus móviles eran todos
diferentes, en el fondo todos sabían quién era su autor pero nadie se atrevía a
denunciar por temor a que algo similar le sucediera!. ¡Como era de esperar todo
en el pueblo cambio y por enésima vez, la desconfianza y el miedo era general (así los
pantalones se hicieran agua, la vida debía continuar) yo continúe
llevando la leche hasta donde doña Concha quien ya planeaba en silencio un
viaje sin regreso para Bogotá, ella como otros campesinos temía por su vida y
no se quedaría en la vereda para esperar la muerte! -¡Semanas después me
encontré con los mineros, quienes a menudo me invitaban al campamento, un lugar
rustico que consistía en un gran rancho de madera y guadua, semejando una
barraca que era soportada por columnas de madera que alejaban el rancho del
agua, pues justo entre las dos montañas que guardaban con sigilo el túnel,
ondeaba peligrosa una gran quebrada que en épocas de invierno no dejaba
trabajar; dentro del campamento habían muchos catres y esteras dispuestas en
orden militar, justo al lado del rancho se levantaba una cocina que no era más
que un fogón de leña de cuatro puestos, una gran mesa de guadua y mucha madera
acumulada, junto al fogón había un hombre gordo con dos ayudantes que al estilo
de los mejores cocineros del mundo, preparaba todo el alimento de los obreros y
guardias de la mina y que luego empacaba en hojas de plátano; -¡de esta forma
gane la confianza del administrador de la mina y fue en esa mina que vi por
primera vez una esmeralda y vaya que era hermosa!, -¡fue tal la atracción de
los dos (yo y la
piedra) que puedo
asegurar que fue amor a primera vista!, ¡también fue allí donde pude ingresar
por primera vez a un túnel (vaya túnel y les aseguro que tenía más de 30 metros de
profundidad y que para mí era una eternidad y un peligro inminente pues sentía
que toda esa tierra se me viniera encima), definitivamente todo aquel que
trabajaba en un socavón es un verdadero valiente!. -¡ Aprendí todo lo
relacionado con el mundo de las esmeraldas, desde seguir una “brecha”, detectar
a ojo un lugar especial donde pueda haber esmeralda, además sufrí con vértigo e
ignorancia el arte de escavar y lavar la tierra adecuadamente para no dejar
escapar una piedra preciosa!.
-¡Entable
una gran amistad con los tres hombres quienes fueron a su vez muy atentos
conmigo, dichos hombres y luego de tanto trabajar (a
escondidas sin que su patrón y sus demás compañeros se dieran cuenta) lograron la
hazaña más increíble “enguacarsen” habían logrado encontrar la “mama de todas
las vetas” y robarla completa solo para ellos; escaparon del lugar antes de que
el dueño los mandara matar, finalmente me regalaron una esmeralda grande y
oscura y uno de ellos de forma jocosa me dijo, -¡ si algún día decides ser
esmeraldero no lo pensara dos veces y me marchara para muzo!, -“!allá si esta
la riqueza!” dijo el hombre, me indico además un lugar en un cerro cercano
junto a la mina, donde presuntamente podría haber muchas esmeraldas -“¡allá
también está la riqueza, vaya muchacho y trabaje duro sin que nadie se dé
cuenta, pues estas piedras son celosas!” Dijo el furtivo minero. -“¡Vaya
chino, tal vez todo lo que esté en esa montaña sea para usted!” dijo un
segundo hombre el cual no paraba de reír (no sé si de nervios o porque
me estaba tomando del pelo); al día siguiente un pelotón de soldados llego a la mina para
reforzar la seguridad del yacimiento y evitar más robos, según las habladurías
de la gente, ¡fue tal la riqueza que sacaron de allí, que su producción se prolongó
por siete años más y después de sacar hasta la última “murralla” quedo
abandonada para siempre la mina, terminando con ella el sueño de riqueza y
también la esmeralda!, -¡Con la llegada de los soldados no se permitió la
entrada de ningún extraño al lugar incluyéndome a mí, además no me permitieron
usar el acostumbrado camino para llevar la leche y me toco usar otro bastante
peligroso!.
-¡Al
siguiente domingo realice mi primera labor de minería y para ello me arme de
una maleta con carne asada, plátano maduro y bastante guarapo para no morirme
de sed y todo ello sin que se diera cuenta el viejo; salí hacia el punto
indicado por los hombres, lleve también una pica, un martillo y un palustre;
con dificultad sortee grandes abismos que ponían mi vida al filo de la muerte,
llegue al lugar citado y para mi mala suerte, era una gran pendiente (maldita
acrofobia) que
desafiaba toda la teoría de la física y la gravedad, (según
los refranes campesinos de los antiguos -“¡para sembrar en esa loma se necesita
una buena escopeta de fisto, y en cada cañón, poner un grano de frijol por dos
de maíz y así sembrar más fácilmente!”) allí estaba yo, solo e inexperto y en medio de un monte
peligroso, haciéndole frente a mi miedo por las alturas (pobrecito
de mí, donde las patas se me lleguen a zafar, me tendrían que recoger con
cuchara) en ese
trágico primer intento no halle nada y más bien me la pase sentado, mirando
fijamente la cúspide de la montaña, deseando ir a la cima y conquistarla pero
el miedo no me dejaba, entonces me tome todo el guarapo y no deje nada para el
regreso y creo que hasta me embriague o algo parecido; solo logre explorar una
pequeña parte de la loma donde halle una extraña fuerza geológica de color
verde y amarilla más conocida como “mierda de loro”, luego la oculte de los
curiosos, guarde la herramienta y decidí regresar a la casa, esperando otra
oportunidad para seguir con el trabajo de hallar las benditas esmeraldas.
Cansado y con el gaznate seco, regrese a la finca, allí el viejo me estaba
esperando y se encontraba bastante irritado, me pregunto por el lugar donde me
hallaba, tan solo le conteste -¡que estaba trabajando donde misia concha! El
anciano callo y no volvió a preguntar más. -¡Por 25 semanas y en mi tiempo de descanso
trabajaba en mi insipiente corte de esmeraldas, logre bastantes avances como la
explanación firme y segura del lugar de excavación, arregle y adecue un camino
de acceso que no pusiera en riesgo mi vida y seguí con detalle la misteriosa
brecha verde y que me llevo a escalar esa loma (un
total sufrimiento), treinta
metros arriba y con el corazón a punto de explotar, escale a las malas la
montaña, poco a poco me fui acostumbrando al vértigo (aunque
para lograrlo tuve que cambiarme de pantalón muchas veces). -¡Deje de
ir un tiempo a mi corte de esmeraldas pues estaba levantando muchas sospechas
en el viejo y algunos vecinos suyos; de nuevo una ola de violencia mancha la
tierra santa del pueblo, esta vez la muerte de un viejecito conmociona toda la
región, dicho suceso ocurre muy cerca de la finca, lo que prende aún más las
alarmas en el viejo Triana!. -¡Fueron varias semanas viviendo en el terror pero
sin importar cuanto me acosara la muerte, regrese de nuevo al corte en busca de
un sueño y calmar así la ansiedad que el produce; madrugue más de la cuenta y
sin hacer ruido para no despertar el viejo, salí pero para sorpresa mía, el
viejo ya estaba tomando tinto, con preguntas me agredió a lo cual no hice caso
y solo le conteste que iría a ayudarle a la señora Concha, (insinuándole
que lo que él me pagaba no me alcanzaba ni para comprar un par de cotizas) sin más
palabras que decir, me marche del lugar, desafortunadamente no pude llevar nada
de comer y eso si me preocupaba, pues el camino era largo y sin echarle nada al
buche sería algo complicado!. -¡llegue al corte y encontré todo en normalidad,
saque la herramienta del escondite y empecé a cavar, fue tal mi entrega que
olvide la sed, el hambre y la hora que era, logre seguir un rastro interesante
y decidí darle con todas mis fuerzas; a la medida que golpeaba la roca esta se
hacía más dura como el acero pero no paraba de darle con más ahínco y cada vez
con más fuerza, pues mis ojos veían muchas marcas verdes, aunque mi cerebro se
resistía a creer lo que estaba viendo!; ¡decidí tomar un descanso y observe
extasiado el gran horizonte verde, el perfecto paraíso que Dios creo y que
junto a él, creo todas y cada una de las criaturas y riquezas magnificas que
nutren la tierra!, ¡observe feliz el bello horizonte que envuelve a mi pueblo,
logre divisar en la distancia, la mina de Chirripay, donde los mineros sacaban
la tierra en los rústicos carros, además vi muchas camionetas lujosas, decenas
de hombres bien vestidos lavando tierra en el rio y un poco más allá, muchos
soldados que inquietos vigilaban la millonaria labor; me dio por mirar a un
lado y a unos 200 metros donde yo estaba, se encontraba un grupo extraño de
hombres, todos ellos armados y con no muy buena intensión, apostados en lugares
estratégicos, detallando con sus armas y su olfato de sabueso cada movimiento
de la mina, pero lo que más me causo impresión, fue ver entre ellos, al hombre
misterioso del otro día (era el hombre de la ruana quien semejaba ser el mismo
demonio) dando órdenes a diestra y siniestra!. ¡Aunque no entendía bien lo que
pasaba, me causo curiosidad y me quede allí inmóvil por más de dos horas
observando todo el conjunto, pero al ver que no pasaba nada, me levante de allí
y regrese a mi excavación, algo en el fondo de mi alma me alerto y me dirigí
hacia otro lugar lejos de allí, oculte con maleza los rastros de mi trabajo y
justo cuando colocaba algunas rocas para disimular el hueco, el brillo radiante
de un cristal me encegueció pronto me abalance para investigar y allí en medio
de la roca surgía una hermosa piedra verde, tome la pica y con todas mis
energías envié un certero golpe que partió la piedra en dos, -¡Que sorpresa!,
había hallado un buen número de preciosos cristales de cuarzo y esmeraldas,
saque de mi bolsillo la esmeralda que me habían dado mis amigos, la compare con
las otras y vaya sorpresa, eran igualitas, no cabía de la dicha, estaba feliz,
tome todo lo que había allí y lo metí en la mochila, aunque no era mucho para
un experto esmeraldero, para mí era una gran fortuna, tome la esmeralda de la
suerte y la guarde en uno de los bolsillos de mi pantalón!. -¡Lastimosamente el
ruido producido por el impacto de la pica, viajo veloz y tan sonoro por toda la
hondonada que alerto a las guardias del peligroso hombre de la ruana, de
inmediato ordeno investigar lo que sucedía mientras tanto yo ocultaba todo en
el lugar, note en la distancia que varios hombres venían hacia mí, eso me
alarmo y apure el ritmo, huí de allí y tome un extravió pero uno de los hombres
me intercepto y me apunto con su arma. -¡Quieto! grito, yo
quede paralizado a punto de fallecer y así como decía mi madre “el que nace
para pobre, pobre se queda”, el hombre me llevo a empellones a donde su jefe,
una vez allí, este me dijo: -¡venga pa’ acá peladito!,-¡de donde viene!, me
pregunto el hombre de la ruana, quien portaba un brillante machete, su voz era
ronca y maligna, me asuste tanto que no pude contestar, el hombre ordeno que me
requisaran, por desgracia lo primero que hallaron fue la bolsa con las gemas,
entonces uno de los hombres se sorprendió. -¡Mire esto jefe!, -¡Que
paso!, exclamo
enojado el hombre, el guardia le alcanzo la bolsa, pronto los ojos de furia
cambiaron drásticamente a una alegría teñida de muerte, una a una saco todas
las esmeraldas y las observo con bastante calma, olvidando que a pocos metros
estaban sus peores enemigos, los soldados; el hombre de la ruana no podía creer
lo que el destino le entregara en bandeja de plata, una buena fortuna”, luego
me mira y de nuevo me pregunta. -¿De dónde saco esto?. ¡No pude
contestar, entonces uno de los hombres saco una pistola, la cargo con un
proveedor y se la entregó a otro, quien jugaba con ella, me atemorice tanto que
moje mis pantalones por enésima vez, les dije toda la verdad (tal vez
por ser apenas un niño)de esta manera le conté con detalle la historia de esas benditas
piedras y como las halle. -¡Si ven muchachos, así uno no se coma el fiambre hoy, lo que es
para uno, mañana se lo come!, exclamo orgulloso el hombre de la ruana. ¡Me obligaron a
llevarlos a mi guarida, donde el hombre entro al hueco y vio que entre las
piedras había una esmeralda, esto convulsiono su aparente calma pronto el
frenesí de la riqueza, lo llevo a excavar demencialmente por doquier, sin
encontrar nada de valor, salió de ahí y me tomo del brazo. -¡De
donde saco las esmeraldas chino hijueputa! ¡Me halo arrojándome al piso, yo
le dije que las piedras las había sacado de ese hueco, me tomo de la camisa y
me arrojo entre la excavación. -¡coja la pica!, me grita
el hombre (que
vaina) tome la
pica y con los brazos débiles por el miedo, envié la herramienta contra una de
las paredes, esta se derrumbó y con ella cientos de gemas aparecieron, tan
brillantes y tan verdes como las primeras. -¡El hombre me saco del hueco,
apenas y podía con la respiración, pues la ambición lo estaba ahogando y no era
para menos, ya que frente a sus ojos, había una gran fortuna y en verdad
hubieran visto los ojos de ese hombre que reflejaba la lujuria de un alma
condenada, ese hombre daba miedo y expelía un olor asqueroso de traición y
muerte! -¡Fue tal la emoción de los hombres que se olvidaron de mí, pretendí
escapar pero uno de los hombres me tomo de nuevo por el brazo, luego entre
ellos hablaron y rieron con gran gana. -¡Patrón que hago con este
niño!, -¡Tráigalo
pa’ acá!, dijo el
hombre, -¡Que
vamos a hacer con este chino!, reino el silencio por dos segundos (creo yo) luego el hombre
continuo recogiendo el botín, se detuvo y salió de ahí, me miró fijamente y
luego me hablo. -¡De
quién es usted hijo!, a media
lengua le dije, -¡No
tengo padres!, -¡Pero
entonces de quién es usted familiar!, -¡no
tengo familia!, conteste,
-¡entonces
donde duerme! Exclamo el
malvado hombre. Le conteste que estaba trabajando en la finca de don Chucho
Triana, mis palabras produjeron en el hombre, un sentimiento de odio y
venganza, -¡Piérdase
de aquí, no lo quiero volver a ver nunca por acá!, salí
apurado pero de nuevo la voz del hombre me detuvo.
-¡Alto
muchachito de todas maneras la suerte es suya, tome esto y piérdase!, me había
dado un manojo de esmeraldas, un total de 10 piedras pequeñas, las cuales
empuñe y guarde dentro de la mochila, salí de ahí apurado. -“!tranquilo
muchachito que yo le llevo la herramienta a su patrón¡ una
siniestra sonrisa mostro el furtivo diente de oro,
-¡Claro que sí, con gusto le llevare la herramienta al viejo!. ¡Corrí
apresurado como alma que lleva el diablo hacia la finca, donde el viejo Triana
me estaba esperando, apenas y podía mantenerse de pie, pues se había tomado
todo el guarapo que yo había batido la noche anterior, sin mediar cortesía
alguna, me reclama violentamente y aunque no le entendía la letra pegada, (de algo
si estaba seguro, que lo único que yo le entendía eran las benditas groserías).
-¡Usted me cree huevón, acaso yo mantengo vagos en mi casa!, los
siguientes quince minutos fueron de reclamos y más groserías, todo porque no
logre cumplir todas las tareas de la finca, trate de no hacer caso al viejo
pero este agarro el espanta perro y lo estremeció contra la mesa, fue tal la
rabia del viejo que se puso rojo como un tomate!.
-¡Pendejo
hijo de perra, mentiroso, mínimo y debe ser ladrón, con razón que me hacen
falta cosas; pero conmigo ya va a aprender!, entonces vi como cogió el
espanta perros a dos manos. -¡en donde es que se la pasa muchachito, que ya no para aquí!, -¡Pues a
donde Doña Conchita! Conteste, -¡Conchita
y que mierdas! Replico
enojado el viejo, -¡esta
mañana vino Doña Concha a despedirse de usted y me dijo que usted hace rato que
no va por
allá!, me quede
mudo y sin cómo refutar, no tuve más remedio que decir la verdad, pero el
anciano no me creyó y se me abalanzo dándome un palazo que nunca antes me
habían dado, luego un segundo garrote estremeció mi espalda dejándome sin aire
en el suelo, entonces deje caer todas las esmeraldas que llevaba esparciéndose
por todo el patio, ello detuvo al viejo en su locura de matarme a golpes y la
verdad les digo, “sino fuera por las esmeraldas, ese viejo me hubiera acabado a
palo”,(quien
dijo reumatismo, gota o artritis, ahí estaba el viejo a cuatro patas recogiendo
todo lo que había en el piso), aproveche para levantarme y escapar lejos de allí, con
lágrimas y el dolor agudo en todo mi cuerpo observaba a don Triana como perro
cazador que busca su minúscula presa, quise detenerlo y darle con el mismo palo
al viejo en la cabeza, pero me contuve y entre más bien a prisa al rancho,
saque mis pocas pertenencias, revise cada bolsillo en busca de la esmeralda de
la suerte y por poco me pongo a llorar, pues había creído que la había botado,
pero la dichosa piedra estaba bien oculta en uno de los bolsillos del pantalón,
la guarde con sigilo entre papel higiénico, luego tome una macheta y salí
corriendo hacia el pueblo, dos días después, el viejo Triana apareció muerto
dentro de su casa, con dos tiros en su cabeza que cegaron por completo su
inútil ambición, al parecer y según los rumores, el hombre de la ruana, tendría
que ver con el homicidio, cobrando tal vez una vieja deuda y haciendo caso a
mis palabras, llevo las herramientas al rancho de este, de acuerdo a las
pesquisas, el viejo fue torturado vilmente y puedo apostar mi alma, que al
viejo lo mataron por no colaborar económicamente con el hombre de la ruana, lo
peor de todo es que antes de cometer el crimen, el hombre de la ruana le ordeno
al viejo preparar un gran piquete de gallina, incluso les batió chicha de avena
y les aso algunos “plátanos pintones”, era como si el mismo viejo preparara
todo un festín para su fatal despedida! ¡Cuando escape, camine hacia el pueblo,
utilizando los extravíos para no dejarme ver de nadie, llegue a mi casa, la
cual estaba en total abandono, sentí tanta tristeza que llore toda la noche!;
¡Los recuerdos de mi madre y de mis hermanitos ahogaron por completo mi alma,
cada rincón, cada lugar me hacía regresar en el tiempo y lo juro por Dios, que
los extrañe tanto que incluso pensé en quitarme la vida, pero el miedo y el no
saber cómo hacerlo, me impidieron concebir un plan, recrimine a Dios y a la
vida, incluso a mi madrecita por haberme traído al mundo, pero jamás de ninguno
recibí respuesta, luego al final, después de muchos años, entendí que todo
tenía un propósito y debía enfrentarlo y aprender solo, todas las cosas malas y
buenas que nos depara la vida!. -¡Escondido, permanecí en el rancho por varios
días, viví de milagro y de una y otra pilatuna nocturna que cobraban cuanto
racimo de plátano había en el vecindario, hasta una gallina que robe a doña
Evangelina “la loca del pueblo” (que de loca no tenía nada,
pues sabia diferenciar entre el godo y el liberal) de esta
forma con una gallina la cual no supe como matar y
mucho menos
preparar, logre sobrevivir por dos o tres días, hasta que no tuve que comer, (que
cosas tan embarradas tiene la vida, que solo la pobreza y la ignorancia se
atreven a pisar)!, -¡permanecí
por varios días más, aguantando hambre, hasta que un día una señora muy amiga
de mi madre, descubrió que yo me quedaba en el rancho, ella se compadeció de mí
y me llevo a su casa, pese a los reclamos de su esposo, que al igual que mi
padre eran perfectos “sinvergüenzas del azar”; viví con ella por varios meses,
aguantando las humillaciones de sus tres hijos y los golpes del esposo loco que
juraba a ciegas que yo era su “ceniciento”, pero no todo era malo, ya que en
esta familia particular, aparte de doña maruja, estaba Roberto, con quien
compartí una gran amistad y que se convirtió con el tiempo en mi hermano, mi
padre y mi única familia!. -¡Robertico era un niño muy resabiado con más mañas
que correccional de alta peligrosidad, las cuales aprendió en el internado,
dichas travesuras las usaba muy hábilmente en el pueblo y en contra de aquellos
que le hacían la vida imposible, no puedo exagerar que estas “chanzas Pachunas”
eran muy especiales y lograron llegar a ser muy famosas en la región y
obviamente admiradas por muchos y temidas por otros más¡. -¡De mi familia poco
supe, de mi padre me entere que convivía con una muchacha de 17 años y quien
era la hija de un esmeraldero, (por fin le había pegado al
premio gordo del destino o del marrano), logro entonces amasar una gran fortuna, convirtiéndose en un hombre
poderoso, lastimosamente el dinero no lo hizo cambiar y continuo con una vida
llena de excesos, los mismos que lo llevaron a olvidar a sus hijos y la tumba
de una mujer que lo amo sin dignidad, pero el destino y los años harían que
nuestros caminos se cruzaran de nuevo, cobrándole con creses cada una de las
amarguras que vivimos a su lado. De mi hermano, el segundo, fue adoptado por
una familia adinerada pero por su rebeldía propia de su edad, fue llevado a
Yacopi, donde encontró una casa destruida y dos hermanos desaparecidos, poco
tiempo después y declarando la guerra a su pasado, se convirtió en el jefe de
seguridad de un importante empresario de las esmeraldas!. -¡Junto a Roberto y
otros muchachos del pueblo hacíamos de las nuestras, pues a cuanta reunión,
combité, baile popular o cortejo fúnebre, causábamos terribles problemas y
malestar entre la autoridad; metido en estas andanzas y sin haber cumplido los
quince años de edad, aprendí todo lo necesario sobre los gallos finos, las
apuestas y por supuesto las trampas y las armas, llegue incluso hacer más travieso y más tremendo que el mismo Roberto
y sus compañeros y como me ganaba la plata de forma fácil, jamás tuve la
necesidad de asistir a la escuela y creo hoy, que nunca necesite de loa
educación para vivir, pues la vida a trancazos te enseña todo!.
-¡Tendría
16 años cuando al pueblo llego un capitán del ejército de apellido Martínez,
oriundo del Tolima y que a diferencia de otros oficiales, este si tenía las
pelotas bien puestas y no permitiría que pasaran por encima de su autoridad (quién
diablos se iba a meter con él, si era un negro fortachón de casi dos metros), dicho
capitán venía a remplazar a un sargento comandante del cuartel y quien era un
completo “alcahueta” con ciertos personajes siniestros del pueblo; dicho
capitán llego a reforzar con un grupo de cuarenta soldados las elecciones
presidenciales de esa época, dicha determinación seria por un corto tiempo pero
un decreto motivado por la violencia y el aumento de la guerrilla en la región,
ordenan que el oficial sea nombrado alcalde militar de Yacopi -¡y qué alcalde
señores!, pues de la noche a la mañana, cambio el desorden y los resabios en el
pueblo
(que
problema tenia quien no hiciera caso de sus órdenes) lastimosamente
este oficial me echo el ojo y no permitiría que yo alterara la tranquilidad, de
inmediato convoca de forma obligatoria a todo el pueblo a una reunión en la
plaza de mercado, para informar sobre algunas medidas drásticas que tomara el,
muchas de estas normas buscaban castigar a los revoltosos como yo, quienes
éramos un verdadero dolor de cabeza y que gracias a mis picardías hice sufrir a
muchos comandantes de la policía y el ejército y pese a la autoridad de los
comandantes, jamás ninguno pudo conmigo!.
¡En dicha
reunión y en medio del debate, el famoso capitán Martínez pregunta por mí y mis
compañeros
(Venía
desde Bogotá prevenido y no dejaría que unos culicagados como yo, le dañáramos
la hoja de vida) estaba
dispuesto a todo, por recobrar la tranquilidad y les juro por lo más sagrado,
que este hombre traía planes especiales para mí!, -¡una vez terminada la
reunión, el capitán ordena a sus hombres, llevarme a mí y mis amigos al
cuartel, donde nos reseñan en un gran libro verde, luego en un cuarto a solas,
nos advierte ferozmente, que ahora el pueblo le pertenece y que no escatimara
esfuerzo alguno para restablecer el orden, finalmente nos encierra en una celda
por tres días y cuando ya estábamos a punto de salir, nos cogió una por uno y
con un bastón de mando, nos dio una paliza que a uno de mis amigos lo hizo
desmayar!. !Dicha celda, fue mi compañera permanente, pues me recibió muchas
veces en un idilio fantástico de amor y tormento; así pues mis actuaciones
delictivas que ya no eran travesuras inocentes y que con el pasar de los días
se convertían en peligrosos juegos, donde las apuestas, las borracheras, las
peleas campales y hasta los robos muchos de ellos pequeños y otras más grandes,
hicieron que el capitán me castigara con cárcel, golpes y sanciones en plata,
ósea, que de acuerdo a mi falta, dicho oficial me obligaba a pagar con tejas de
zinc, cemento, arena, manguera, ladrillo, cuadernos y zapatos, incluso whisky y
de la mejor marca, el cual se jactaba de tomar el dichoso capitán mientras me
observaba cargar el ladrillo como bestia para las escuelas, de esta manera
logre romper el record municipal del mayor número de estadías en la cárcel,
además de lograr que mi nombre fuese reconocido como el mayor benefactor que en
contra de su voluntad construyo la mayor parte de las escuelas, incluso el
calabozo municipal lleva mi nombre, y todo esto, para no ser enviado a un
centro de reclusión en Bogotá!. !Me convertí en un experto criminal, mi nombre
era popular en el pueblo ( en serio les digo que la cárcel parecía mi hogar y el día que
no estaba en ella, esta era fea y aburrida) pronto un juez de la Palma me
cita a una audiencia, la cual acate cumplir, allí me ordena pagar al pueblo de
Yacopi con trabajo y dinero la remodelación completa del atrio de la iglesia,
pero entonces proteste el fallo, desafortunadamente el juez me castigo con
treinta días más de prisión!. -¡Regrese para cumplir con la orden, la cual hice
con desagrado y jure ante ese atrio y la cruz que emerge de él, realizar una de
mis últimas picardías para que nadie la olvidara y por qué no, la recitaran en
el libro de la historia de este pueblo!. -¡Gracias a mi travesuras, parte de la
alcaldía, el hospital, el cuartel y el cementerio literalmente hablándolo,
fueron reformados gracias a mi dinero y el trabajo forzado, pronto mi fama
pasaría las fronteras de mi pueblo y solo soñaba, con que dichas hazañas
llegaran a las minas de esmeraldas y viajar pronto a ese lugar y ganar mucho
dinero!, -¡así fragüe el primer plan para desquitarme de los abusos de la
autoridad y de algunos enemigos acaudalados, solo quería vengarme de todos
aquellos que se burlaron y me humillaron, en especial del capitán Martínez!
-¡Así fue que en el quinto día de la novena de aguinaldos y luego de una
frustrada tarde de gallos finos, me escurrí hasta el cuartel del ejército donde
se encontraban todos los soldados, en especial el capitán Martínez, en un
supuesto acuartelamiento de primer grado, ya que el pueblo estaba amenazado por
la guerrilla o la caja de licor que tenían escondida para celebrar las
novenas!. -¡No sería menos de las ocho de la noche y un manto negro cubrió toda
la extensión del pueblo, sólo el cigarro que llevaba en mi boca, anunciaba mi
paso difuso como el de una alma en pena, el silencio penetrante de las calles
se fusionaba musicalmente con el murmullo de los grillos y uno que otro animal
que no puedo describir!, ¡camine agazapado por entre el monte llevando a
cuestas más de una decena de cohetes con pólvora, similares a los que utilizan
en las fiestas patronales, me escurrí tanto como pude, para acercarme al
comando, allí permanecí invisible ante los guardias, improvise una plataforma
horizontal de lanzamiento ayudado por varias guaduas, lo instale minuciosamente
frente al cuartel, coloqué un hilillo de pólvora de aproximadamente diez
metros, los suficientes para escapar del lugar, espere varios minutos y active
el hilo detonante, segundos después el hilo era consumido por el fuego, luego
la pólvora encendió uno a uno los cohetes, los cuales en una gran danza
espeluznante de tambores y brillantes luces de color, salieron espantados hacia
el edificación militar, el pavor y la zozobra cobraron la tranquilidad del
lugar, en especial el descanso de los pobres soldados, que aterrorizados
gritaban,-¡se
metió la guerrilla!, luego decenas
de disparos se escucharon por doquier,-¡nos emboscaron estos infelices!,
continuaban gritando y tal como en una película de acción, los militares se
escabulleron hacia el monte y solo salieron de allí, hasta que el alcalde dio
cuenta exacta de lo sucedido, y no era para menos pero la gente descubrió sin
esforzarse que dicho ataque no era más que una simple broma, que causo entre
los moradores, muchas risas y comentarios indebidos!. -¡a la mañana siguiente
un bloque gigantesco de policías y soldados escudriñaban cada centímetro del
pueblo en busca del bromista, pero yo ya estaba muy lejos, caminando hacia el
corregimiento de Ibama, usando muchos atajos para no ser sorprendido, la
mayoría de ellos muy peligrosos y no puedo olvidar que esta anécdota loca, se
convirtió en el chiste de muchas generaciones en el pueblo y en la región!.
-¡De nuevo se repetía la historia, allí estaba yo, solo y con mi mochila en
medio del monte, llevando en mi pecho un poco de sueños frustrados, alegrías
contagiadas de enfermedad, y una que otra inocencia moribunda a punto de
desaparecer; lleve también conmigo, la piedra verde que de seguro me
garantizaría un poco de dinero, ropa y comida y que de acuerdo a las palabras
de algunos mineros “solo podría ser vendida en Quipama-Boyaca, donde de seguro
la pagarían muy bien”. -¡llegue a Ibama a donde un señor de apellido Real y
quien era un hombre muy importante en la región, por ser este un cacique
liberal, caracterizado por ser alcalde
en muchísimos pueblos menos en el suyo, concejal vitalicio digno de un record
güines y que solo vio la derrota cuando su curul fue robada por las trampas en
las urnas; este hombre tan particular, vestía siempre de blanco inmaculado,
usaba sombrero blanco y pequeño, llevaba a todo lado lentes y maletín fino de
cuero donde guardaba mil y un decretos obsoletos que solo beneficiaban su
bolsillo, su estilo y su porte eran únicos; querido por muchos y odiado por
otros, conocido por la gente como “el doctor” asesor de los pobres y los ricos
en cuanto problema había, desde asuntos jurídicos, comerciales y
extramatrimoniales, bebedor consumado de whisky y jugador experto de naipe,
billar pool y gallos finos y como si fuese poco, habilidoso comerciante que sin
importar a quien perjudicara, siempre ganaba un poco más y finalmente un
entregado mujeriego a cuanta mujer conocía y que lo llevo a tener cientos de
amantes; poseía una de las mejores haciendas, con más ganado que plata en el
banco, poseedor de extensos potreros de pasto donde nunca faltaba el agua y
mucho menos el dinero que no sabía qué hacer con ellos!. -¡Con hambre y mucha
sed, llegue a la finca de este señor, quién vivía con dos mujeres, las cuales
eran sus amantes así ellas no lo supieran, ellas le cocinaban, le arreglaban la
ropa entre otras cosas, (como el de caminar a gatas en medio de la noche buscando a su
minino enamorado) -¡allí
estaba el hombre bregando con una novilla, que lo halaba a punto de hacerlo
caer entre el lodo, yo me acerque rápidamente y le ayude con el lazo, logrando
domar a la res, y llevándola al potrero, el viejo asombrado me mira, luego me
da las gracias ¡Mijo
gracias!, ¿Cuál es su nombre? finalmente me propone que le ayude por ese día en la finca,-¡claro!,
contesté, pues necesitaba reunir dinero para viajar a la tierra de mis sueños
-¡permanecí en ese lugar por un tiempo largo y me consagre a mi trabajo
olvidando las benditas esmeraldas, solo quería trabajar y ser el mejor, tal
como lo hacen los más grandes en su ramo, y vaya misión que me toco asumir,
cuidar con mi vida a este hombre, era una complicada labor, comenzando que era
un poco más alto que yo y vivía ocupado en cuanta reunión había y como
entienden ustedes, yo apenas era un niño y como si esto no bastara, este hombre
de Dios poco dormía, se levantaba temprano a trabajar, en el día poco
descansaba y en las noches era un completo noctambulo, tertulio y bohemio
enamorado y yo apenas y podía sostener con mis sueños, el arma de dotación que
me diese el viejo. Empecé a viajar a muchos lugares, cuidando de él y de sus
benditos negocios, conocí muchos sitios como Bogotá, Barranquilla, Bucaramanga
y Cali, además de Muzo y Otanche, estos últimos, bellas tierras que me
cautivaron por ser estas, tierras de esmeraldas. Cuando me refiero a los
negocios del patrón, no eran más que la dichosa “política y los gallos finos”,
que lo caracterizaron por ser un hombre correcto, el cual admire y admirare
toda mi vida, un hombre querido por el campesino y el pueblerino, respetado y
venerado como “cura viejo”, seguido y aclamado como cuan prócer de la patria,
amante perpetuo de los gallos de pelea y los juegos de azar, los cuales le
aprendí muy bien (eso
creo) tengo que
decirlo, pues la suerte siempre busco a este hombre, gano tanto dinero como le
fuera posible y su crédito traspaso las fronteras de los bancos regionales,
conto con los mejores gallos finos que lo llevaron a participar en campeonatos
mundiales y traer al menos una medalla y muchos dólares, sin duda era un hombre
de admirar, que al parecer no tenía enemigos, aunque más de uno no estaba feliz
de que le quitaran su plática en una apuesta!. -¡A mi corta edad me había
convertido en un consumado pistolero, adiestrado en la academia de la vida y
ascendido como general gracias a mi puntería, a diario hacia peligrosos
polígonos y aunque no le atinara, le disparaba como loco a todo lo que se
cruzara en el camino; recuerdo que en una de esas prácticas de tiro al blanco,
divise en un palo de guamo, a un grupo de chulos “buitres” les dispare toda la
carga del proveedor, bajando del árbol a una decena de estas aves y fue tanta
la emoción que no sentí repugnancia por ellas y decidí hacer algo con los
chulos y recordé por un instante mis mejores travesuras, entonces tome una de
estas aves, la arregle con cebolla y tomate, le agregue papa y yuca y luego le
di al doctor el suculento manjar, haciéndole creer que era un delicioso pisco!.
-¡No todo fue broma con el patrón, tuve que protegerlo en muchas ocasiones y
tengo que decirlo que en más de una ocasión, tuve que echar la bala y demostrar
con coraje, que era un muchacho que no le tenía miedo a nada (así por
dentro estuviera cagado del susto) fue tal la fama de mi trabajo y mi pistola que la gente de Ibama
y sus alrededores me tenían gran respeto!.
-¡De mi
padre no volví a saber nada y mucho menos de mis hermanos, en el fondo de mi
alma quería encontrarlos, aunque sabía que eso era imposible, trataba por todos
los medios de reunirlos y de recomponer a mi familia, tal como lo hubiera
deseado mi madrecita!;!desde muy pequeño y sin saberlo, tenía esa atracción
fantástica por las piedras verdes, un sueño mágico y que magnetizaba, halándome
a las profundidades del mismo infierno, donde creía tener por fin mi suerte,
pero aún era muy pronto para llegar allá y debía mientras tanto continúe
trabajando, aunque en muy corto tiempo, el destino me llevaría a las minas!.
-¡Fue en
una gallera donde encontré mi gran primer incidente que me obligo a huir una
vez más y todo por una apuesta de mi jefe y sucedió justo en momentos en que
acompañaba al doctor a un desafío de gallos en la fiesta de san Isidro labrador
en el municipio de la Victoria-Boyacá, allí don salvador Real “el doctor”,
desafía a un señor Matiz de Topaipi y quien laboraba como representante en uno
de los “cortes” en Quipama, el viejo echa un pollo marañón” con seis millones
de pesos, el ambiente es tenso y fuerte, se dan apuestas por todo el lugar, hay
mucho dinero en juego, la pelea se lleva a cabo en la más completa efusividad,
trata todo de estar tranquilo, pero bastaron pocos segundos para que el gallo
marañón acabara con su oponente y la alegría de unos cuantos contrasta con el
mal humor desaforado de los perdedores, el problema inicia cuando el doctor
cobra la apuesta a su rival, pero este lo ataca con insultos, entonces las
agresiones verbales vinieron de cada lado, de las reclamaciones pasaron a los
empellones, hasta que Matiz, lanza un puño en el rostro del doctor, ambas
personas se enfrascan en una riña curiosa dentro del escenario exclusivo que
dominan los gallos de pelea, de inmediato los escoltas y los amigos de Matiz
agreden al viejo pero yo reacciono e intervengo y me enfrento a los hombres
para salvar a mi patrón de una golpiza, entonces uno de ellos saca un revolver
y le apunta en la cabeza al viejo, en fracción de milésimas de segundos, saque
mi arma y hale el gatillo en varias oportunidades, luego un silencio mordido
impacta el lugar, mi mente se nubla por un instante y reacciono luego, tomando
del brazo al viejo lo llevo hacia afuera, donde los gritos fueron el común
denominador, mire sobre mi hombro y vi un hombre tirado en el piso, hale con
fuerza al viejo hacia la calle, donde nos recibieron a plomo, les conteste con
la misma dosis y logre controlarlos, subí al viejo en la camioneta, yo estaba
muy asustado y con la adrenalina a punto de estallar, apuntaba con mi arma a
todo aquel que intentará acercarse, estaba demente y no había poder humano para
controlarme! -¡Pendejo
que fue lo que hizo! Grito
enfurecido el doctor, pero aun así, yo seguía sin entender lo que estaba
pasando, luego dos hombres uno por cada esquina trataron de abrirse paso
disparándonos como locos, sin vacilar les respondí también con plomo, ellos
retrocedieron, refugiándose en el interior de la gallera. -¡Súbase
pendejo antes de que nos maten! exclamo el político, me subí al auto sin quitar nunca la mira
sobre mi arma, pero la fortuna no estaba de nuestro lado, ya que el carro no
encendía, de nuevo una lluvia de balas cayó sobre nosotros, cambie el ultimo
proveedor y dispare a todos los lados, mientras el viejo con pulso tembloroso
daba vueltas a la llave, logre controlar parcialmente la situación, alejando a
estos hombres, luego un rechinar de llantas terminaba de impacientar a los
agitados pistoleros, un fuerte ruido en el motor antecedió a la carrera alocada
por proteger nuestras vidas, varios hombres salieron corriendo detrás de
nosotros y otros más, subieron a un carro, dispare en varias ocasiones, en
contra de los hombres de a pie, deteniéndolos definitivamente, revise de nuevo
mi arma y apunte directo al carro que nos perseguía, mientras sus ocupantes nos
disparaban
(puedo ser exagerado al afirmar que fueron más de una centena de disparos que
sin tino pasaron furtivos por encima de nuestras cabezas) mi mente se
nublo totalmente y solo recuerdo que tome mi arma, me persigne con ella y
confié a no sé quién, la última bala que me quedaba, apunte y hale nervioso el
gatillo, luego el ultimo proyectil impacto sobre el vidrio panorámico del
carro, haciendo que su conductor perdiera el control y colisionara
violentamente contra un árbol, deteniendo su marcha!. -¡Llegamos a la hacienda,
donde los reclamos del viejo no se hicieron esperar,-¡pero chino como fue a
hacer eso!, replica el nervioso doctor, mientras sostenía tembloroso a dos
manos, el brillante revolver 38 que jamás utilizo por el susto!,
-¡ponga cuidado no sea que nos lleguen de sorpresa y nos llenen el culo de
plomo! entro a la
casa, empaco su ropa en una maleta, metió también todo el dinero en un maletín,
sale apurado del rancho, no dice nada, sus dos empleadas salen a su paso, ellas
no entienden lo que sucede, el viejo se detiene y antes de huir a la capital,
les dice a sus empleadas.
-¡si
vienen a buscarme, ustedes no saben nada de mí, se están calladas y mañana en
la noche, suben al pueblo y con disimulo esperan mi llamada para saber que ha
pasado!.
¡Salimos a
alta velocidad, pasando por detrás de la victoria, donde un grupo de hombres y
familiares del doctor lo estaban esperando secretamente, allí lo meten en una
camioneta y cuando esta ya estaba en marcha, el doctor me dice, -¡chino
es mejor que se quede, no puedo llevarlo conmigo; tenga cuidado de seguro en
este momento nos deben estar buscando como aguja en un pajar; mijo solo le hago
una recomendación, usted no sabe nada de mí y antes de disparar piénselo bien y
piénselo varias veces, no sea que tenga que arrepentirse para toda su vida! en silencio
escuche las cortas palabras del viejo, luego arranco a toda velocidad el vehículo
y yo me quede fijo mirándolo a través de la ventana, quise hablarle pero no
pude, toque el vidrio en varias ocasiones para que el viejo me prestara
atención pero ni siquiera me volteo a mirar, les juro que sentí una extraña
sensación de miedo mezclada con impotencia que cubrieron cada poro de mi
cuerpo, la misma sensación que sentí cuando mi madre murió. -¡Pero
doctor que hago, no tengo a donde ir!, entonces
el doctor me miro y sin mediar palabra alguna saca del maletín un fajo de
billetes de 2.000 pesos y me lo entrega diciéndome, ¡ese no
es mi problema, es suyo ahora, cuídese muchachito y no de papaya!.
-¡Sin más
que la ropa que llevaba puesta, la asquerosa pistola y mi única amiga “la
esmeralda de Chirripay” tome camino confundido en busca de seguridad, escale a
oscuras una agreste montaña de difícil acceso, una empinada cumbre tan
peligrosa como el arma que llevaba en el cinto, ande por varios días entre el
monte, donde rasgue la camisa y el pantalón y hasta perdí un zapato, por culpa
de la oscuridad sufrí cientos de lesiones, resbale y perdí el conocimiento, mi
cuerpo lacerado por las heridas con ramas espinosas no paraba de sangrar, las
mismas heridas que eran picadas por mosquitos y hormigas que no me dejaban
dormir y hasta las serpientes y las enormes arañas se cruzaban en mi camino,
haciéndome retroceder por los abismos, como si esto no fuera suficiente, en mi
cabeza y mi delirio veía a los espantos y hasta el mismo putas que se reía a
carcajadas de mi dolor!.
-¡Varios
días después, llegue a un pueblo llamado Paime, muy cerca de un rio conocido
como “Guaquimay” o minero donde existe un puente, allí descanse agazapado por
varias horas, reflexionando sobre lo que debía hacer, espere tranquilo
recobrando la respiración y recordé que allí, existía un caserío muy humilde,
baje de mi escondite y entre decidido a uno de los ranchos que funcionaba como
restaurante y cuyo dueño era un pobre viejecito que de pobre y de viejo no
tenía nada, recuerdo que fue tanta el hambre que tenía, que no comí menos de
cuatro platos de sancocho de gallina, carne asada con papa salada y bastante
“ají chirca” y como si no fuese suficiente le di 500 pesos para que consiguiera
unas cervezas y un buen guarapo para hacer un refajo, en dicho rancho permanecí
por tres días y en la noche del tercer día, me reuní con el viejecito y otros
hombres, para beber unos tragos mientras me contaban historias espeluznantes
dentro de las minas de esmeraldas, historias de muerte, y traición, de amor y
pasión, todas ellas con algo en común, ninguno de sus protagonistas tuvo la
suerte de hallar una esmeralda que les cambiara la vida (hay
quienes tardan toda una vida para encontrar la fortuna pero hay otros que en
una chispa de suerte, consiguen toda la vida); en medio de la rochela y la
bohemia, llega al lugar un viejo llamado Ananías y quien venía de Ibama de
recoger café, traía noticias frescas de la región, no muy buenas por cierto y
obviamente tenía que ver conmigo, ello me causo mucha intranquilidad y les juro
que no pude pegar el ojo durante mil noches con sus días; dicho viejito nos
contó con detalle todo lo sucedido sobre el tiroteo de días pasados en la
gallera. -¿si
saben que paso en la victoria?, se refirió don Ananías. -¿luego que paso? en coro
contestaron, -!que
hubo una balacera en la gallera y mataron a un hijo del patrón Matías!; -¿cómo
así? pregunto
asombrado el dueño del negocio, mientras yo escuchaba en silencio (aquel
momento me hizo recordar al condenado juez de La Palma que no me dejo hablar) un frio
intenso recorrió cada hueso de mi ser, cada célula de mi cuerpo expelía el
hedor del miedo, cada musculo y cada órgano me ardía del dolor, mi cabeza daba
vueltas y no por el licor, precisamente!. -¡cual hijo de don Matías fue
el que mataron!, -¡pues
el menor, el consentido del viejo!, exclamo el viejo chismoso, -¡pobres aquellos que mataron
al chino!, -¿Por
qué?, pregunte
asustado, -¡don
Matías es un hombre malvado, capaz de picar en pedacitos a sus enemigos con sus
propias menos y créanme ustedes que no descansara hasta encontrar a los
asesinos de su hijo!; (adivinen
ustedes quien era ese tal “Matías” y no era un carnicero precisamente)
se trataba
de un esmeraldero y jefe una buena parte de las minas, poseía orgulloso un
nutrido ejercito de cien hombres que cuidaban de él, pues su fama y no por
bueno, había logrado ganar peligrosos enemigos, además era amigo de la policía
y el ejército quienes a buen precio cuidaban sus minas!. -¡Adivinen que!, ¡fui
el más buscado por cielo y tierra y mi cabeza valía su peso en oro para el que
me matara y sin saberlo, yo estaba en las fauces de este animal, tanta fue su
venganza que organizo un bloque de búsqueda letal, pero fracasaron jamás
lograron hallarme, su sacrificio fue su derrota, tardaron meses y años para dar
con el paradero del muchacho homicida!, -¡por lo anterior de nuevo viví en la
pobreza, aguantando hambre y otras cosas más, ya que le dinero del doctor se me
acabo tan rápido como llego, “ lo que por agua vino, por agua se fue, solo me
quedaba la bendita esmeralda, pero aguante la necesidad y no la vendí y así la
guarde un poco de tiempo más, esperando un golpe de suerte!.
-¡Mi temor
creció mucho más, cuando al mes y medio de estar en mi escondite, el mismo don
Ananías me cuenta como pasquín de última hora, que en Bogotá habían asesinado
al doctor Real y que de acuerdo a los comentarios en la vereda, lo habían
matado en Bogotá de dos disparos dentro de su carro!; -¡el doctor había muerto,
el líder de un pueblo (el
gestor de leyes y también de muchas picardías) aunque la
policía capturo a sus asesinos, jamás estos delataron al autor intelectual,
ahora la nueva misión del ejecutor era dar de baja al supuesto asesino que para
el colmo de todos mis males, las señas particulares de esa persona, hablaban de
que era un muchacho joven y oriundo de Yacopi!; -¡pase varios años escondido,
evitando la justicia y la muerte, me ofrecí como obrero para todo lo que
saliera, desde aporrear potreros, rozar monte, arrear vacas ariscas y a cambio
recibía comida, guarapo, techo y unas cuantas monedas para poder vivir!; -¡poco
Salí y cuando lo hacía, procuraba hacerlo al corregimiento de Tudela, donde
aparentemente me sentía seguro, lejos del peligro y en especial, lejos del
famoso Matías, pero eso no era así, pues dicho hombre llegaba hasta allí, donde
su excentricidad asustaba a todos los pobladores!, -¡Don Matías era un hombre
bastante obeso, de tez morena, alto, de bigote negro y tupido, se caracterizaba
siempre por usar sombrero, carriel y poncho negro y como dato curioso, portaba
sin prudencia (estoposo)
y a la
vista de todo el mundo, una pistola dorada con incrustaciones de esmeraldas,
andaba en lujosas camionetas, rodeado de mucho dinero, hermosas mujeres y
bastantes guardaespaldas que nunca le perdían la pista, sin duda era un hombre
soberbio, con mucho poder y sin temor a exagerar, todos en ese otro país, le
rendían profundo respeto y como un rey sublime, todos allí, desde los más
pequeños hasta los más viejos (hasta los fantasmas del pasado), le hacían la
venia diciéndole “patrón”, y aunque ustedes no lo crean, yo también termine
diciéndole “patrón” (tal
vez por un instinto normal de supervivencia), -¡Viví en medio de Tudela y
Quipama, incluso sufrí en carne propia los coletazos de una maldita guerra
entre los quipameros y los pachunos y que cobro la vida de más de doce mil
personas y que por razones de quien sabe quién, aún conserva en su memoria
fúnebre plasmada en sus paredes y techos los agujeros que las balas perforo,
semejando un pueblo fantasma!. -¡Viví con muchos apuros y en medio de una
completa humildad, donde solo tenía dos pantalones y dos camisas las cuales
combinaba muy bien pero que luego se volvieron añicos a causa del trabajo en el
campo; pese a los problemas que tenía, logre pasar desapercibido en la región y
con lo poco que ganaba, ahorre lo suficiente para complacer algunos caprichos
personales!, -¡Con el tiempo salí del caserío y visite otros lugares como Paime
y cuatro Caminos donde tomaba cerveza, jugaba gallos y hasta donde me convertí
en un apasionado enamorado de las muchachas bonitas del campo, aunque estas
fuesen más resabiadas que las niñas de la cuidad!. -¡Recuerdo que por esa
época, una fuerte crisis económica azoto por completo al país, incluyendo al
campo y pese a que existían las afujías, donde la vida se torna difícil,
encontré buenos amigos, como es el caso de un señor ya mayor de nombre Nicanor,
quien me recibió amablemente en su rancho, brindándome su confianza y su
respeto, pero tanta dicha no podía ser completa, ya que este bendito viejo y su
“fiel lava perros” don Chucho, estaban haciendo de las suyas, haciendo
picardías con lo ajeno, como podía ser posible que un par de viejos (que
juntos sumaban un poco más de cien cuarenta años) hicieran
tantas picardías como les fuera posible, incluso sus cabezas llevaron un cartel
de recompensas, por tantas pilatunas que hicieron y en donde uno puede decir
que en este caso no sobra el dinero para poder pagar el abogado, ya que se
pusieron a robar gallinas, piscos, racimos de plátanos, yuca y todo lo que se
moviera en la finca del prójimo (esas cosas no dan si no
problemas graves que no se perdonan en
el campo) y todo
porque el viejo Nicanor había conseguido novia muy joven y con las “patas
chuecas”, además de tener la nada depreciable suma de seis hijos
(consecuencia de la falta del televisor) esta muchacha más joven que el
viejo, “era una madre responsable, pues a cada chino le tenía un papa”, por
ende el viejo se puso a robar para darle de comer a estas criaturas, aunque en
el fondo era una noble causa, esta entrega por amor era mal paga por la mujer,
pues tenía más “mozos” que todos los
dedos juntos de los pies y las manos y como cosa rara todos ellos trabajaban en
las minas de esmeraldas y la muy bendita a todos ellos les Sacaba plata y ella
a cambio les regresaba pequeñas migajas el amor y placer, ya que muy en el
fondo de su corazoncito, ella tenía su príncipe azul y quien a su vez, también
se daba “mañas” para sacarle toda la plata (nadie sabe para quién trabaja)
y como
dicen, al pobre viejo Nicanor, esta china no se le daba ni a oler!. -!Para esa
época, había llegado a la región, un grupo proveniente de Yacopi, se trataba de
un grupo de ultra derecha y que para mi desgracia, todos ellos, desde el
comandante hasta el cocinero, eran todos conocidos míos y esa situación era
delicada para mí, pues temía que me delataran!, -¡pero bueno que se le va a
ser, tenía que enfrentar mi destino, me resigne y trate de no dar papaya,
entonces comprendí que pese a mi juventud, mi aspecto había cambiado
bruscamente , tenía abundante bigote, era un poco más moreno y más curtido por
el sol y el hambre, tenía el cabello un poco más largo y estaba tan flaco como
una vara de guadua, sin duda me había convertido en un hombre!.
-¡Las
quejas y los reclamos de la comunidad por los robos del viejo Nicanor no se
hicieron esperar, pronto llegaría el comisario de la vereda a enfrentar al
viejo, pero este lo saco a machete del rancho, dos días después llego el
inspector de cuatro caminos, pero también recibió lo suyo, los robos
continuaron, hasta que llego el día en que un grupo armado comandado por un
hombre con el alias de “pescado”, rodearon la casa luego nos sacaron de ella y
a las malas nos tendieron en el suelo, -¡con que ustedes son los ladrones de la
vereda!, -¡ustedes ya saben lo que les pasa a los ladrones!, nos pusieron de
pie y nos dieron una paliza de pata, puño y palo (hasta correa me dieron
por ser el más chiquito) un poco más y nos matan; en medio de los insultos y los golpes,
el comandante me pregunta: -¿cómo se llama usted, hijo de puta? ante mi
silencio las bofetadas no se hicieron esperar, quise hablar pero los golpes y
el pensar en la muerte que me esperaba con el patrón, me hacían tartamudear; el
comandante me tomo a dos manos por el
cuello y allí me miraba fijamente como tratando de identificar mi rostro pero
yo desviaba la mirada, agachando mi cabeza para disimular, pero este me halaba
el pelo. -¿De
dónde es usted hijo de puta? pero el viejo Nicanor interfirió diciendo: -¡él es
mi sobrino y no tiene nada que ver con los robos!, luego el
comandante me empuja contra una pared, -¿de dónde es usted? pregunta de
nuevo, -¡de
Paime señor!, conteste,
-¿de
Paime? riposto el
comandante, -!con
que de Paime! exclamo de
nuevo el hombre, -¡si
señor! Conteste, -¿de qué
parte de Paime es usted?, entre mis dientes rondaba la duda, una especie de terror que
broto en leves murmullos poco entendibles, luego el golpe seco de la cacha de
un fusil, me sentó fulminado sobre el suelo, de nuevo y por segunda vez, el
viejo intervino diciéndole al hombre que yo era de la vereda, pero pese a ello,
el comandante me dio con todo (con alma, sombrero y el
fusil) estaba tan
golpeado que quede inconsciente, para mi fortuna ninguno de los hombres me reconoció
(que fortuna tiene el vivo que a veces se hace pasar por bobo). -¡malnacidos
tienen 24 horas para que se larguen de la vereda o de lo contrario les
advierto, que si mañana a esta hora no se han largado de aquí, yo mismo los
fumigo pero a plomo!, se escucharon muchas groserías y por supuesto muchas risas. ¡Los
hombres salieron al monte, perdiéndose sin rumbo definido, dejando atrás a tres
hombres moribundos y cagados del susto!; -¡ese mismo día y muy mal trecho, el
viejo Nicanor sale hacia el pueblo en busca de un primo suyo, el alcalde de
Paime, un gentil hombre quien al enterarse de lo sucedido, no vacilo en
regañarlo varias veces, luego realiza una llamada con un allegado suyo para que
este interceda con la gente Yacopi, promesa que fue aceptada a la brevedad
posible, finalmente y para garantizar que el viejo no volviera a robar, el
alcalde le da un contrato de trabajo para que con el dinero que este ganara,
devolvería todo lo robado y tuviera además un ahorro para vivir dignamente!,
¡Al día siguiente el viejo Nicanor firmaba el “bendito contrato” y que
consistía en realizar una “rocería” sobre la vía principal de Tudela, y lo
mejor de todo, no tenía que dar “coimas”, solo debía cumplir la promesa sagrada
de no volver a robar, eso sí, tenía que dar trabajo a la gente que él había
robado!. !El miércoles de esa semana, inicio el contrato y nos llevó como
obreros a don Chucho y a mí, llevo además a su novia que hacía las veces de
cocinera (a la
pobre se le quemaba hasta una olla con agua) y ahora que el viejo tiene
dinero, la muchacha se desvive en amores por don Nicanor (amor
por interés, cuanto tienes) como es la vida, aunque el mico tenga dinero, pendejo se queda,
vamos a ver cuánto le dura a don Nicanor estos amores de novela, ¡hasta que la
plata se le acabe, me imagino yo!. ! Siempre fue un trabajo duro aquel de la
rocería, pero que más se le va a hacer, tocaba trabajar o de lo contrario nos
esperaban serios problemas, trabaje como buey durante dos meses, dando peinilla
al monte sin parar, al comienzo fue una buena opción para ganar dinero, pero al
final, el viejo Nicanor se volvió engreído, tramposo, mala paga y mal patrón
conmigo y eso me estaba cansando!; ¡a pocos metros de llegar al final del
contrato, muy cerca del puente del rio Guaquimay, (con las
manos ampolladas y el gaznate seco) llega la novia de don Nicanor, que nos trae el almuerzo, baje a
la carretera y como era mi costumbre me ubique lejos para comer, no quería
hablar con el viejo y tengo que decirlo, que estaba pensando seriamente en
marcharme lejos, lastimosamente por el viejo, quien cambio conmigo,
convirtiéndose en un hombre humillante, ofensivo y violento, por eso trataba de
alejarme de él, para no tener que arrepentirme luego de cualquiera de mis
acciones!; -¡apenas y había probado la carne, cuando llego el viejo Nicanor a
donde me encontraba, me trato mal y cada insulto que brotaba de sus labios, no
era más que la manipulación perversa de su mujer, finalmente me reprocha
diciéndome que era un flojo y que por mi culpa estaba perdiendo plata, como si
esto no bastara, me echo del rancho como si nada (cría
faras y te morderán más abajo de la panza) todo porque se iría a vivir con
la vieja y su camada de chinos, “como dicen las abuelas, donde manda la arepa
quesuda, no manda el chorizo rancio”, como si fuera poco, el muy tonto creía
que la suerte le había llegado en bandeja de plata, -¡cómo no! pensé, -¡ sí
señor, mañana busco para donde irme! le conteste, de repente el viejo en un
acto de locura, el viejo saca su peinilla y la estremece a un lado mío,
cortando de un solo tajo una mata de mora, fue tal la contundencia del golpe,
que atravesó todo lo que había en su paso, demostrando con ello, su hombría (si con
ello se le quitaran los cuernos) en el fondo yo sabía, que no era más que una demostración de
debilidad, aunque les diré, que ese golpe, fue un verdadero golpe de suerte,
pues la peinilla atino con crudeza una botella de cristal que estaba muy bien
escondida, de inmediato el viejo investiga y halla una botella verde llena de
tierra hasta el cuello, esto lo impacto de forma absurda que de inmediato la
tira lejos para romperla, pero ello no sucede!.
-¡brujas
hijueputas y sus horribles maleficios satánicos, mire
usted hasta donde viene hacer esas maldades y todo para jodernos a nosotros los
hombres! (vaya saber si su novia no le echo juagadura de calzones en el
guarapo) se santiguo
varias veces y en una lengua extraña que conoce el guarapo, declaro la guerra
en contra de las brujas, al trabajo y a mí por supuesto!. ¡Al rato del
incidente y siendo presa de la curiosidad, fui a buscar la botella, la examine
por todo lado pero fue imposible ver en un interior, pues el tiempo y la
humedad, convirtieron el color verde en algo más oscuro, casi negro, la sacudí
varias veces y note que tenía muchas piedras, recordé por un instante las
palabras del viejo sobre las brujas y las maldiciones, -¡más
bien dejo quieto, no sea el putas y esta noche me visite una de ellas! decidí
dejar la botella en el mismo lugar y bajar a trabajar antes de que el viejo
volviera a joder, pero como los gatos que no tienen amo y les toca salir a cazar,
me regrese a escondidas a donde estaba la botella, tome el cristal, la oculte
de nuevo, la sacudí, y hasta la olí, sentí su peso con detalle y supe que esto
no era ningún tipo de entierro, pues eran piedras y no tierra de cementerio, y
al igual que el viejo me persigne más de diez veces y me arriesgue a destapar
la botella, salió de ella un olor hediondo que por poco me hace trasbocar,
luego la sacudí y vi en su interior un poco de piedrecitas, volví y sacudí el
frasco y extendí la palma de mi mano y voltee la botella, vi como de ella
salían muchas piedras teñidas de tierra y lodo, muchas piedras negras que se
fusionaban herméticamente con el verde cristalino, muchas piedrecillas, muchas
de ellas de diferentes tamaños, y todas ellas pintadas celestialmente con un
verde mágico casi divino, no había duda que eran esmeraldas, para salir de la
duda, tome una piedra y con mi saliva, la limpie perfectamente, luego tome la
esmeralda de Chirripay y las compare minuciosamente, no lo podía creer, era
esmeralda y de la buena, saque todas las esmeraldas y las observe extasiado a
cada una de ellas, no me importo el viejo y no me importo nada, solo me
importaban mis esmeraldas, todas ellas eran hermosas, perfectas, mágicas y me
hacían fabulosos guiños como si se tratara de un amor a primera vista y yo les
regresaba también muchos guiños pero no de amor si no de millonario. Metí apresurado
todas las piedras en la botella antes de que un fisgón llamado Nicanor llagara
a molestar!. Escuche un fuerte reclamo, que no hacía más, que recordarme a mi
madrecita -¡Ya
voy, lo que me faltaba, que para hacer del cuerpo tengo que pedir permiso! Exclame, rápidamente
metí la botella en mi mochila y continúe trabajando como si nada, aunque por
dentro la ansiedad me estaba causando un infarto, pues quería salir de ahí y
escapar a la gran ciudad y disfrutar de esta riqueza, que la vida me daba de
nuevo. En la noche y con el corazón a mil revoluciones por minuto, abrí la
botella y una por una, salían como granos de maíz, las hermosas esmeraldas que
con su brillo resplandeció la oscuridad de un rancho de madera y guadua, pero
la ambición descuido la vigilancia que tenía en los alrededores, y sin
evitarlo, el viejo Nicanor me sorprendió, con su linterna alumbro lo que
parecía un poco de bagazo pero que luego con la lupa exacta de un experto
minero, confirmo que aquella basura que el mismo desecho, no era más que la
gran fortuna que tanto ha buscado, se abalanzo sobre mí para quitarme la
botella, logro quitarme varias gemas que luego se metía a la boca, semejando saborearlas
-¡son de verdad! decía el
infame viejo al mejor estilo de un experto esmeraldero, con su linterna alumbro
todo el resto de la riqueza y quiso tomarlas todas, yo no lo permití y
forcejeamos ambos, ¡alto,
es mejor que paremos esta discusión y apaguemos la luz, el monte aparte de
tener oídos, también tiene ojos¡ entonces en voz baja me decía, ¡esta es la botella de allá
arriba, cierto! yo no
respondí, mas sin embargo el viejo tomo la botella y la examino, ¡si, esta es
la botella!, gritaba emocionado y rápidamente reía como loco, luego se
controlaba y hablaba un poco más bajo -¡silencio, que nos pueden
descubrir! Y de nuevo
reía, entonces le respondí -¡que esa riqueza era mía, ya que usted la dejo escapar! el viejo
dejo escapar un brillo espeluznante de maldad en sus ojos, empuño su macheta
como lo hace el hombre decidido a enfrentar lo que es incierto.
-¡Esta
botella es mía, porque yo fui el que la encontré!, -¡no es suya, usted renuncio
al dejarla botada!;
¡Tome la
botella y la agarre firmemente, pasaron varios segundos y la discusión se tornó
más violenta, sabía que esta pelea terminaría muy mal y la verdad yo estaba
dispuesto a todo, yo había probado la muerte en más de una ocasión y tener que
volver a verla directamente a los ojos, no me causaría miedo (yo no
nací el día de los temblores) y creo yo, que el viejo también estaría dispuesto a llegar a las
últimas consecuencias y como dice el refrán “!el diablo entre más viejo, mas
mañas sabe!” pero yo no me doblegaría tan fácil, el viejo llego más allá de las
palabras y me ataco, yo me desborde en una fuerza descomunal que destruí todo
lo que había allí, esto asusto al viejo que lo hizo retroceder, luego me pide
que lleguemos a un acuerdo pacífico donde ninguno de los dos salga lastimado y
yo acepte pero lastimosamente mi inopia en los negocios no coordino bien el
reparto del botín y el viejo se quedó con las mejores piedras!.
-¡Esa noche
preste guardia, no fuera el diablo y me llegará el viejo cuando estuviera
dormido y me robara a punta de machetazos, finalmente no pasó nada, aunque les
juro que yo si tuve ganas de robar el viejo y perderme de allí. Cuando alistaba la maleta para irme
del rancho, el viejo Nicanor entro y me saludo amablemente y me ofreció café
con arepa, yo lo mire fijamente y desconfié nuevamente de él, (que tal que le
hubiera echado al pocillo veneno para ratones;
-¡chino
tiene que irse ya, porque la mujer ya se vino para acá y necesito este espacio
para los chinos!, -¡listo don Nicanor!, luego saco de uno de sus bolsillos un fajo de billetes, ¿y
eso? Le
pregunte, -¡tranquilo
chino, ese es el pago por el trabajo y la compañía; más bien tenga cuidado y
cuide bien esas piedras, aprovéchelas! -¡gracias Don Nicanor!, conteste
estrechando su mano; salió del cuarto, tomo su maleta, su sombrero y su machete
y salió a encontrar a su mujer, yo no dude en alistar pronto mis cosas, aunque
ustedes no lo crean, me detuve por un instante y mire para aquel rancho y me
dolió tanto el partir de aquel lugar y que a pese a los años, añoro esa época
única e inolvidable de mi vida la cual no renuncio jamás a olvidar. !
Como era costumbre, salí sin rumbo en busca de una oportunidad o tal vez de un
buen camino que no me metiera en problemas y lograr así encontrar a mi familia,
de quienes les perdí totalmente la pista!; ¡Llegue a la carretera y mire de
lado a lado, esculcando el horizonte en busca de un destino, estaba en el
dilema si tomaba hacia Pacho o hacia la mina en Muzo o Quipama, me senté
desilusionado sin saber qué hacer, pero el brillo de una idea fugaz me hizo
levantar y caminar con apuro hacia la mina, en el fondo tenía la esperanza de
encontrar a mi padre y porque no a mis hermanos trabajando también en las
minas!. Esa misma mañana llegue a la quebrada de Guaquimay y observe que a lo
lejos había una tiendecita, la única en muchos kilómetros a la redonda (a esta
parte de mi ida la llamo “el fracaso”) una vez en la tienda, un hombre gordo me atendió de forma osca y
grosera (eso que
pague de contado, que tal si fuera a crédito) como si
fuera poco el dichoso gordo me bombardeo con un múltiple cuestionario de
preguntas, emulando a los detectives de la policía, preguntas como ¿de dónde
venía?, ¿para dónde iba? y otras más que me hacían sospechar de la extraña del
gordo; compre una cerveza y algunos comestibles, como para disipar el hambre,
mientras que al otro lado del mostrador, el gordo no me quitaba la mirada de
encima, instantes después un segundo hombre llega, se trata de un hombre joven
poco mayor que yo, vestía un traje caqui similar al de los soldados y traía
puestas unas botas de caucho y en la pretina del pantalón traía un revolver
plateado, este hombre al igual que el dueño de la tiendecita, no perdía detalle
alguno sobre mí (un loco
analizando a otro) me observo
tanto que me asuste y me hizo pasar un mal rato, hasta creí que ese hombre era
uno de los miembros del bloque de búsqueda que estaban tras mis huellas, saque
el fajo de billetes y le pague al gordo (que error) los hombres
se miraron entre sí, tal vez con su mando un plan aplazado, segundos después el
hombre joven desaparece del lugar; le pregunto al señor sobre el camino para
llegar a Quipama, este me mira y con su osca forma de hablar me dice -¡el
camino lo lleva! salgo de la
tienda y el gordo sale detrás mío, volteo mi cabeza para observar al hombre y
el continua observándome cual aparato de rayos x, esculca mi cintura y mi
espalda en busca de un arma o algo parecido!. !Camine de acuerdo a la
indicación, dejando atrás la idea de regresar, mas sin embargo nunca quite la
mirada de la gente que dejaba, pues tenía mis dudas sobre ellos, pero estas se
diluyeron con los pasos que daba sobre la aparente calma del lugar, continúe
caminando durante 30 minutos sin parar hasta que llegue a un puente en
concreto, allí estaba un hombre de aproximadamente cuarenta años, de bigote
espeso y el cual vestía un sombrero blanco, cruce por su lado y lo salude, este
me respondió pidiéndome la hora, yo le dije que no tenía reloj, el hombre saca
una pistola y me la coloca en el pecho, -¡quieto o se muere!, trate de
retroceder y correr, pero un segundo hombre salió de la nada y me apunto con su
arma en la nuca, luego un tercer hombre, el mismo hombre de la tienda, aparece
furtivo, gritando a los cuatro vientos, -¡en los bolsillos tiene la
marmaja! el más
viejo me esculca bruscamente y halla el fajo de billetes, mientras tanto el
segundo hombre trata de quitarme la mochila pero no puede, ello disgusta al más
viejo, quien con un garrote castiga mi espalda, sin embargo no logran arrebatarme
la maleta, entonces los dos hombres me toman de los brazos venciendo por
completo mi resistencia, hasta que finalmente me quitan la mochila y con ella
mis esmeraldas, tan solo me dejaron la esmeralda de Chirripay que estaba bien
oculta en un bolsillo secreto del pantalón, como si no les bastara de robarme,
entre los tres me dan una paliza demencial, yo les gritaba, -¡No me
peguen más por favor!, pero ello
excitaba más a los hombres, quienes me golpeaban cada vez más, el más viejo con
el garrote no paraba de reír, otro dijo:
-¿Qué
hacemos con este marrano, este parece que va para Quipama?, -¡hay que colgar a
este hijo de puta y dejarlo metido en el monte! respondió
otro, -¡listo!
gritaba el
más viejo, me apuntaron con la pistola en la cabeza para acabar de una vez por
todas conmigo, entonces el más viejo de la pandilla, me dio tan fuerte con el
mazo en la cabeza, que caí fulminado al suelo, rápidamente la sangre se
esparció por todo el lugar, los muy infelices creyeron que me habían matado,
apresurados por el supuesto homicidio y el susurro cercano de gentes que venían
en la curva, me echaron a una quebrada, donde puedo apostar que si no me mataba
el golpe del madero, me mataría la caída libre de ocho metros; caí boca abajo
en medio del agua, mientras los bandidos corrieron hacia el monte, recuerdo que
uno de ellos decía convencido: -¡ese está bien muerto!, y otro
más afirma, -¡repartamos
de una vez el botín!, -¡ahora
en el rancho!,
contestaba el más viejo, quien es el líder de aquella manada. -¡Si no estoy
mal, dure algo más de ocho horas inconsciente en ese poco de agua, por poco y
muero ahogado, si no es por el alma de samaritana de un par de viejecitas,
quienes me llevaron a su casa, permanecí inconsciente por 3 días más, hasta las
muy inocentes me creyeron muerto, pero desperté ante el asombro de las
vejecitas que no hacían más que repetir -¡milagro, milagro!, ellas
habían curado mis heridas y gracias a su misericordia, supere todo el dolor,
tanto el de los golpes como el del dinero perdido!. ¡Fue una larga
convalecencia pero llevadera por los cuidados de las viejitas quienes eran
hermanas (con más
plata que cura con dos iglesias) eran solteronas a punto de vestir santos, pues ya estaban muy
vejecitas a punto de “colgar los guayos”, vivían muy humildemente en un rancho
con lo básico para subsistir, poco se les veía, hasta se rumoraba que eran
brujas, mas sin embargo cuando salían hacer mercado, todos en la región le
guardaban respeto profundo, según los comentarios de la gente, el dinero lo
sacaban constante y sonante de una mina secreta y que cada vez que se les
acababa la plata, solo bastaba con sacar unas cuantas puñadas de esmeralda para
poder vivir tranquilamente unas cuantas semanas más!. ¡Pero este par de
ancianitas piadosas, eran tremendamente morbosas, pues a falta de macho, veían
en mí una presa fácil, joven y con mucho vigor y aunque les juro por mi hijo,
jamás me inspiraron un mal pensamiento y por el contrario, tenía por ellas un
sentimiento inmenso de gratitud y nada más, hasta ese momento!. ¡Tengo que
admitirlo pero en el tiempo que estuve con ellas, fui el rey absoluto de todo y
era atendido como tal, emulando ser el galán de una película mexicana de amor,
cada una las viejitas competía por conquistar mi corazón, cada una se esmeraba
por dar la mejor atención, el mejor regalo, el mejor piropo y hasta luchaban
por vestir la mejor prenda suntuosa y provocativa, lo cierto es que todos en la
vereda, decían que yo era el marido de las dos viejas, aunque esto no estuviera
lejos de la realidad, pues a ambas las complacía y las quería como a unas
abuelas con plata y aunque suene inmoral, me había convertido en un experto
vividor, imitando a mi padre, por lo anterior y por esas pequeñas cosas, no
trabajaba y no hacía nada por mí y por lograr un mejor futuro, me convertí en
un recostado y total oportunista!. ! De los hombres que me robaron, jamás los
volví a ver, aunque una de las viejitas de nombre Anita, me aseguraba que esos
“fulanos” trabajaban en uno de los cortes de don Matías y que lo mejor para mí,
era que no se enteraran de que aún continuaba con vida!; ¡tiempo después y un
poco transformado por los golpes que marcaron mi rostro, salí al pueblo de
Quipama acompañado de las viejecitas, que se compadecieron por mi encierro,
ellas me presentaron como su sobrino venido de Bogotá y créanme cunado les
digo, que salir al pueblo, fue para mí un total reto, no por la viejitas sino
por los pecados que tenía y que me hacían ver la muerte a cada paso, en cuanto
al cuento del sobrino, fue algo extraño para mí y para la gente, menos para las
viejecitas que cada una por su lado me echaban el brazo, me acariciaban y hasta
besos casi sexuales me daban!; ¡con el paso de las semanas la gente ya me veía
como un vecino, incluso salía solo hacer las compras y los mandados que las
viejas requerían, en pocas palabras sentía que todo había sido olvidado!.
¡En
ocasiones me sentía inconforme a pesar de que tenía algo de dinero y ciertas
comodidades que las damas me daban, solo deseaba tener mi propia plata y quería
trabajar duro para obtenerlo, pero las viejitas no me dejaban hacerlo, ya que
temían perderme; entonces comencé a hacer mis primeros “pinitos” de minería,
siguiendo con cálculo y estudios empíricos de geología, los rastros y las vetas
de esmeraldas, empecé a investigar con la gente todo lo relacionado con las
minas, ideando en mi mente un mapa perfecto de yacimientos, cortes explotados y
probables existencias de esmeraldas en la región. Cierto día, la viejita
juanita (la loca
juanita) me dijo: -¡si se
porta bien, le doy una sorpresa!, -¿qué
sorpresa?, pregunte,
-¡un
lugar maravilloso y secreto, donde existe mucha esmeralda!, pero su
hermana la regañaba a pulmón entero por soltar la lengua conmigo, apenas yo le
hice guiños y ella cambio de cara y muy coqueta me insinuó: -¡todo
lo mío es tuyo, incluyendo lo que hay mis tierras y en mis naguas! !De esta
manera me convertí en un experto, sabio y complaciente amante de las damas
mayores, poco a copo me gane su confianza y respeto, depositaron en mí, todos
sus negocios y la verdad les digo que era una tarea ardua y con esfuerzo logre
demostrarles que podía con todo!.
Estando en
el pueblo me entere por medio de un amigo de Paime, sobre la suerte del viejo
Nicanor !vaya
sorpresa! según él
corrillo, el viejo se había marchado con su novia y sus seis muchachitos para
la capital, cargado de maletas con mucho dinero y muchas ilusiones, pero con
una vida corta, porque a esa edad todo se puede esperar, (porque
con una mujer tremenda y seis criaturas con hambre de pelotón, puede acabar con
lo que sea, incluso con los pocos años que le quedaban a don Nicanor) según el
chisme, el viejo se compró una casa de tres pisos, ataviada de lujos, muebles
suntuosos, electrodomésticos costosos y un carro y una camioneta para la mujer,
además de moto para el
muchacho
mayor, como si fuera poco, le coloco un supermercado que también hacia las
veces de hostal repentino (pero para la mujer) pronto la dicha y la gloria de un idilio fantástico duraría muy
poco, ya que la bendita muchacha estaba enamorada de un sargento de la policía (no por
algo el farmaceuta del lugar le formulo al viejo comprar una crema para quitar
los enormes cachos de la infidelidad) pero poco pudo hacer don Nicanor para detener la hecatombe que
le estaba produciendo en su alma una mala mujer, para rematar su cruel
angustia, el muy bestia le dejo todo a nombre de ella (ni
siquiera era dueño de sus propios calzones) bastaron algunas semanas para
que su supuesta mujer lo echara como a un perro de su propia casa, ahora solo y
sin plata, vaga como loco por las calles cercanas de su amor maldito!.
-¡Estando
en el pueblo, vi a uno de los hombres que me robaron, era el más viejo, se
encontraba en un deplorable estado de embriaguez, su vestuario no era el mejor,
parecía más bien un indigente (al parecer mi dinero y mis
piedras no le sirvieron de nada) era tal su estado que cuando cruzo por mi lado no me reconoció,
decidí entonces indagar por él, sin levantar sospechas, averiguando que era un
simple guardia en una mina llamada “La macarena” y que era propiedad del famoso
don Matías y que en ese mismo lugar, estaba el resto de la banda, entonces
formule un plan perverso para vengarme de los ladrones, así fuese lo
último que hiciera!; -¡al mejor estilo
de un detective, vigile cada movimiento de estos sujetos, tome nota clara de
cada detalle, y prepare mil y una trampas, cambie un poco mi apariencia, me
tinture el cabello de amarillo, me deje la barba y el bigote y aumente de peso (las viejas
estaban engreídas ya que creían que lo hacía por ellas) frecuente
varios lugares lúgubres y de diversión mundana, sin que las viejas se dieran
cuenta, allí conocí a una bella mujer llamada Margarita, su sensualidad me
cautivo tanto que me obligo a cometer locuras y en muchas ocasiones, tome cosas
que no eran mías para complacer a esta hermosa “gatita”, colocando en riesgo mi
estabilidad y como si no fuera suficiente, la hermosa Cenicienta tenía a su
Romeo (o sea
su esposo) un primo
del jefe de seguridad de don Matías, como comprenderán por lado y lado estaba
ahorcado, pero quien no se arriesga, cuando lo más bueno es lo prohibido.
¡Como
comprenderán poco estaba en la finca y obviamente poca atención prestaba a las
viejitas, aunque para mi fortuna ellas no sospechaban nada y si me hacían algún
reclamo, bastaba con demostrarles un poco de cariño
(que buena medicina para el mal genio) finalmente logre conquistar a la muchacha del bar,
convirtiéndome en su amante y delirio sexual, (un pretexto perfecto para
que ella no hiciera el amor con su esposo) y porque no decirlo, pero en
este tipo de relaciones fortuitas, el miedo a lo prohibido es el ingrediente
secreto para activar la pasión y esto me
gustaba, nos excitaba saber que todo lo que hacíamos era malo, aunque es lo más
bueno!. Empecé a beber demasiado y apostar mucho dinero en las cartas, una
veces ganaba y en otras lo perdía todo, gastaba todo el dinero que ganaba,
pronto toda esa dicha estaba a punto de terminar, ya que las viejitas se darían
cuenta de mi extraño comportamiento y obviamente su generosidad cambiaria, debí
entonces utilizar una carta bajo la manga, utilizar definitivamente mis dotes
de don Juan con Anita, sin que se diera cuenta Juanita, su hermana, para que me
dijera el lugar secreto de su fortuna, no fue fácil y me vi obligado a
complacer todos los sueños eróticos, sucios y extraños de tan depravada
viejecita, aunque les digo la verdad, aprendí mucho; días después la táctica
funciono, juanita me llevo a la mina, eso sí me llevo vendado, totalmente
inmerso a la voluntad de la dama, recorrí una gran distancia, pasando por
grandes montañas y quebradas, hasta llegar a dicho lugar; se trataba de un
viejo socavón, abandonado, sin más protección que un par de lámparas de
carburo, nos adentramos hacia el interior, el olor era nauseabundo, miles de
ecos en forma de chillidos, alertaban la presencia de extraños, luego las
figuras geométricas horribles, revoleteaban sobre nuestras cabezas, miles de
feos y espeluznantes seres nocturnales pasaban rasantes por mi cabeza, cientos
de murciélagos que asustados protegían su paraíso, un socavón asqueroso,
santuario de sus eses y desperdicios y de las más bellas esmeraldas de todo el
mundo; era la primera vez que me adentraba tanto a un túnel y les digo en
verdad, -¡que tenía las pelotas al cuello!, tenía tanto miedo causado por los
murciélagos, la oscuridad y la claustrofobia que me hacían pensar que toda esa
“petaca” de tierra se me viniera encima, nos metimos en línea recta por algunos
quince minutos, llegamos a una bifurcación, donde la viejita muy coqueta me
insinuaba que lo hiciéramos allí y por la plata y por lo que había oculto en
ese lugar, no me importo, ni la oscuridad, ni el miedo, ni la idea que un bicho
me picara el culo. -¡¿por
cuál hueco nos vamos papacito?, me dijo, -¡por el de la derecha!, conteste, -¡da lo mismo! me replico; así tomamos el de la derecha y andamos en descenso
unos diez minutos, incluso sentía que desviamos nuestro curso más hacia la
derecha y como dato curioso, entre más adentro, mas murciélagos habían,
millones de millones, nunca había visto tantos animales de esos en mi vida; a
la medida que caminábamos, mis piernas se hundían en una especie de lodo
asqueroso y mal oliente, era guano o excremento de murciélago y no exagero al
decirles que me llegaba un poco más arriba del tobillo, imagínense cuanto había
de eso en esa cueva, -¡cógete
duro de esta cuerda! me decía
ella, alumbrándome el lazo, era una cuerda gruesa y que estaba pegada a la
pared y que le permitía aferrarse de él,
en el descenso, pues con todo ese guano, era imposible mantenerse en pie, (imagínense
como sería el camino de regreso) llegamos a una caverna más pequeña donde les aseguro que ni el
mismo diablo viviría, pues daba miedo entrar en ella, una vez dentro de ella,
la viejita tomo una mochila que tenía escondida en ese hueco, saco un puñado de
tierra y luego otro, y otro más, luego alumbro a una esquina donde había un
cofre, se quedó inmóvil, como pensando, -!listo,
vámonos! me dijo, -¡apure
mijo!, -¡Eso es todo¡
exclame extrañado, -!no
pregunte tanto y camine más bien! dijo la viejita, -¡pero como así, parece loca
usted! Reclame,
pero las groserías y hasta una palmada en la espalda calmo mi altanería, ¡no sea
tan bruto muchacho, esta suerte hay que tratarla bien, consentirla, incluso
amarla; no ve que la esmeralda es como una mujer, es la reina de todo, haga de
cuenta que es su madre! -¡con eso es suficiente! luego me
hizo salir de ahí y esperarla por unos minutos, ella se quedó ahí en una
especie de entrega espiritual, tal vez agradeciendo a quien sabe quién por tan
secreto regalo, aunque yo tenía mis dudas!.
! Según
Anita buena parte de Boyacá y Cundinamarca, fue habitada por indios feroces,
que defendían su territorio sangrientamente, ellos eran consumados amantes de
la tierra y el universo, pero realmente lo más admirable de ellos y que
prevaleció por siglos, fue su habilidad por la minería, en especial el oro y la
esmeralda, ellos eran los muzos y los colimas, los mejores exponentes de este
arte, pues extrajeron de la tierra, miles de toneladas de oro y esmeralda, y lo
mejor de todo, sin joderse tanto, pues a diferencia de hoy en día y con toda
esa tecnología, donde el minero trabaja mucho para hallar una buena producción,
los indios utilizaban plantas que indicaban las floraciones mineras, además
existían otros indios que utilizaban el trance, activado por medio de ciertas
plantas que los llevaba en un viaje, el cual les indicaba el lugar exacto del
yacimiento!. !Salimos de la cueva enceguecidos por el sol del mediodía, la
vieja traía apretada contra sus senos la mochila y su carga secreta, me dispuse
a ayudarle pero ella no me dejo, bajamos unos diez metros en donde estaba una
quebrada cristalina, allí había una gran laja de piedra de forma rectangular,
por cuyo centro pasaba un hilillo de agua (en la minería, lo más difícil es
lavar la tierra, porque hay que estar atento a la tierra, no sea que por
descuido, se le vaya una esmeralda “gota de aceite”, allí la viejecita
acomodaba varias piedras en forma de listón atravesando el hilillo, luego echo
agua dentro de la bolsa de material y la metió en un platón, allí batió con
fuerza la bolsa, mientras por los minúsculos poros, salía agua negra, esta
operación la repitió por lo menos unas treinta veces, luego abrió la boca de la
bolsa y empezó a echar agua y a revolverla con su mano el material que quedaba,
luego con el platón roseaba agua sobre la laja, esta corriente arrastraba la
tierra, la cual pasaba debajo de los listones que formaban una especie de
barreras de diferentes medidas que dejaban pasar de acuerdo a su tamaño el
material grueso y el fino, de esta manera no se desperdiciaba un grano de
tierra, al final de la última barrera, llagaba todo el material limpio, era
casi imposible que se le escapara una esmeralda (tendría
que estar uno de malas) este arte, ella la aprendió de su padre y esta su vez de su
padre y así sucesivamente hasta llegar a los indios!.
En la medida que echaba la
tierra en la laja, la cantidad de piedras de todos los tamaños quedaban
aprisionados, el material estaba limpio y dejaba ver la roca negra aun
embardunada con una especie de aceite y el cual permitía ubicar las chispas
verdes de esmeraldas, me dio tanta emoción que quise coger una, pero la vieja
me lo impidió, -!primero
aprenda y luego hágalo con las suyas! duro un tiempo largo examinando una a una las piedras, luego las
separaba, las volvía a lavar, las miraba y si no era buen material, lo arrojaba
a la quebrada, lo bueno lo metía en un frasco de vidrio, finalmente término el
proceso y contabilizo 22 esmeraldas, todas ellas, hermosos canutillos de todos
los tamaños y de un verde concentrado casi acuarela, la vieja las miraba y las
volvía a mirar, echaba un nuevo vistazo a los desperdicios, de pronto
encontraba una esmeralda que se le hay escurrido entre los dedos, -!si ve
mijo, el que esta de buenas, no se le pierde ni las naguas de la mama! decía
bastante orgullosa la viejita!, -¡ahora le toca a usted,
veamos cómo está su suerte! me dio apenas unas manotadas de tierra, como si se tratara de un
dulce para un niño, saque el material y lo coloque sobre la roca, luego rocié
lentamente el agua y vaya sorpresa, instantáneamente toda la tierra que cubría
las piedras desapareció, dejando la evidente y hermosa presencia de más de una
decena de esmeraldas, esto impacto a la vieja que no podía creer lo que veía, -¡suerte
de principiante!, -¡no
señora, el que esta de buenas, así sea en las naguas de la abuela, encuentra la
fortuna! le
conteste, lave una a una las esmeraldas y las metí con cautela en un frasco,
mientras la vieja las revisaba con cierta envidia.
-¡De acuerdo a las leyendas y a
los testimonios de las guaqueros, mujer que entraba a una mina, espantaba la
riqueza y yo les aseguro que esa es solo supersticiones nada más, pues con lo
que hizo la viejita, queda demostrado que “la riqueza es para el que le toca”,
recuerden siempre “lo que es del gato no se lo come el ratón”, de regreso a la
casa, la viejita me dijo que me daría un porcentaje de lo sacado, según ella, para
cubrir gastos de manutención y vivienda mías, y no tuve más remedio que
aceptar, aunque yo sabía, que eso era nada más que física envidia, por tener
mejor suerte que ella!.
¡Regrese a
mi rutina del juego y las mujeres, pero en esta ocasión con más descaro y
vergüenza, sin importar lo que pensaran las viejitas, ya que tenía buen dinero;
aposte altos volúmenes de dinero, también lo gaste en trago fino, comida, joyas
y armas, incluso hasta “pájaros” (guardaespaldas) tenia,
ustedes se preguntaran como hacía para tener dinero, ¡pues fácil!, solo tenía
que cambiar las esmeraldas y todo solucionado; tengo que admitirlo que en estos
cambios no me pagaban lo justo y siempre salía perdiendo y en ocasiones no me
pagaban las esmeraldas porque me veían la cara de bobo; una a una, las
esmeraldas se fueron diluyendo como el agua en verano, ni siquiera un vestido o
un par de zapatos compre, nunca tuve un detalle con las viejas, pero en cambio muchas
personas que no conocía, ganaron mi dinero, lo suficiente para comprar carro,
casa y hasta zapatos finos, incluso hasta le “llene la perra” aun poco de vagos
que vivían como parásitos colgados a mi bolsillo!. ¡Pronto mi capital se
desvaneció y mi fama tonto creció tanto, que muchos en el pueblo se peleaban
por jugar conmigo, pues casi siempre (todas las veces) me ganaban
con trampas o sin ellas, calculen que clase de tahúr era yo; la demora era
llegar al centro y en cada esquina tenía un juego listo; mi nombre fue famoso
por las esmeraldas que traía, pronto el viejo Matías escucharía de mí y tal vez
querrá conocerme; ¡como dato curioso, todas las esmeraldas que compraban las
gentes del pueblo, llegaban a manos del viejo Matías, quien pagaba un poco más (no
mucho) ya que era
una obligación dárselas a este viejo, como una especie de imposición u orden
marcial!.
-¡seria tal
vez un jueves al mediodía, cuando cuatro o cinco camionetas, repletas de
hombres armados hasta los dientes, organizados como grupo táctico militar,
ocuparon todos los alrededores del lugar, protegiendo con obediencia canina a
un hombre muy particular ¡adivinen ustedes de quien se trataba!, ¡pues sí, era
don Matías rojas!, quien llegaba en busca mía y como moraleja de nunca acabar,!
prometo nunca jamás despilfarrar tanto dinero solo para llamar la atención!. Me
acuerdo tanto que yo estaba jugando a
las cartas con uno de mis rivales y por primera vez tenía la plena certeza de
que esa mano seria mía!, como iba a estar contento, si había mucho dinero en
juego y lograría por fin recuperar parte de todo lo perdido, coloque las cartas
bocabajo, ante la incertidumbre de mi oponente tome un trago largo de whisky,
luego suspire, tome las cartas de nuevo, observe con detalle todo el dinero que
había sobre la mesa, tome un segundo trago, vi las cartas de nuevo, ¡ahora
si me llego el desquite! pero tal suerte no era para mí, pues el supuesto patrón don
Matías, se hizo junto a mí y allí dos palabras fueron suficientes para espantar
a todo el mundo -¡buenas
tardes! pronto los
apostadores se levantaron de la mesa recogiendo todo lo que había sobre ella,
incluso mi dinero, salieron de ahí como almas que lleva el diablo, se perdieron
como ratas, desapareciendo con ellos el dulce sabor de un triunfo somero y mi
maldito dinero!, -¡puedo
sentarme señor! refirió el
viejo, mientras sus guardaespaldas rodearon la mesa; -¡si
señor! conteste,
pensé en lo peor, pronto la voz militar de unos de sus hombres interrumpió mi
pensamiento; -¡que le
traigo patrón!, -¡un amarillito mijo¡ el viejo miro las cartas de mis oponentes y luego destapo las
mías, -¡vaya
que tiene suerte, mire ese juego, me imagino que gano con esas cartas!, -¡no
señor, no alcance, pues se llevaron mi dinero!, -¡tranquilo
muchacho que yo le recupero el dinero! exclamo don Matías, llamo a uno de sus hombres y quien al oído
le ordena una misión, de inmediato sale el escolta con cuatro hombres más en
una camioneta con rumbo desconocido, quise levantarme pero uno de los hombres
me lo impidió, -¡quédese
amigo y tómese un trago! dijo autoritario, entonces sirvió dos vasos con hielo, ¿usted
no es de por acá? ¡Cierto! pregunto, -¡no señor! contesté mirando hacia el piso, procurando no darle la cara, -¿de dónde es usted muchacho?
guarde
silencio, luego recordé a Nicanor y le conteste, -¡de
Paime patrón!, -¡con
que de Paime!, refirió el
viejo, -¡si
señor!, -¿de
quién es usted familiar?, -!yo soy
sobrino de don Nicanor cárdenas de Tudela!, conteste seguro, -¡nunca
lo había visto a usted por estos lados! exclamo el viejo. -¡viví casi todo el tiempo en
Zipaquirá y Pacho! respondí, -!tómese
un trago conmigo! dijo el
hombre, nunca me quito la mirada, creo que trataba de descifrar con su
sicología elemental, la verdad de mis ojos, pero creo que pude convencerlo de
que era una persona buena supuestamente, -¡que lo trae por estas
tierras señor!, -¡vine a
trabajar en las minas!, -¡con
que en las minas!, -!si
señor! Conteste, -¡juguemos
una mano al póker! exclamo don
Matías, -¡la
verdad no tengo dinero! me levante de la mesa pero de nuevo el escolta me sentó, el
viejo guardo silencio mientras servía otro trago, pregunto de nuevo, -¡de que
apellido es usted!, -!Vergara
señor! el viejo
guardo silencio, -!pero
luego su tío no es cárdenas!, -¡si
señor, por parte de mi mama!, -¡pero
entonces el Vergara de donde es, por que por esta región es poco común ese
apellido!, -¡de Topaipi, de una vereda del centro! conteste
evitando decirle que era de Yacopi (no sea el diablo y el viejo
ate cabos conmigo), -!o sea que su padre es de Topaipi!, -¡si
señor! -¡en donde se encuentra su padre!; De nuevo quede es silencio, tome un trago y luego le dije, -¡mi
padre lo mataron ya hace unos años! conteste, -¡qué pena mi amigo!, -¡yo
tengo familia en ese pueblo, de pronto lo conozcan¡ tomo las
cartas y las ordeno rigurosamente, luego al mejor estilo de un tahúr
profesional, barajo las cartas y de qué manera, -¡qué
apostamos señor!, exclamo
el viejo, mientras yo trataba de buscar dinero en mis bolsillos, pues todo se
lo habían llevado, -¡pero
no tengo dinero, todo me lo robaron¡ -¡tranquilo! exclamo el
viejo, -!apostemos
dos mil pesos¡ dice el, -¡yo se
los presto! replica, -¡listo!
Conteste, y
la verdad era mucho dinero y aunque no los tenía, podía devolvérselos
pidiéndoselo a las viejitas, ojala la suerte que estaba esquiva, fuese un poco
más comprensiva conmigo y me ayudara. El viejo Matías repartió las cartas,
luego me mira, ¡sabe
muchacho, en mi grupo de hombres de confianza, tengo un hombre de Yacopi de
apellido Vergara!, -¿de
verdad? conteste, -¡llego
hace unos años y se casó con una sobrina mía!, -¡lo
tengo administrando algunos negocios!, -¡qué
afortunado! Exclame, -¡esa
gente de Yacopi es muy trabajadora pero hay algunos que son tremendos! exclame,
mientras miraba las cartas una y otra vez, en mi pensamiento solo rondaba la
idea de que ese tal Vergara, fuera mi padre, pero no podía adelantarme, pues
temía por mi vida. El juego de cartas estuvo aburrido y quiso el viejo darle,
cierta emoción, doblando la apuesta, pero yo no tenía como responder, -¡va a
entrar a la apuesta señor Vergara! , exclamo, pero fue interrumpido por uno de los escoltas, quien
le entrego una bolsa, luego el viejo me mira, -¡señor Vergara, aquí tiene
su dinero, espero que este completo, si le falta alguna moneda, yo se la
devuelvo!, -¿pero
señor? trate de
preguntar, -¡no se
preocupe, este es su dinero, simplemente se lo devolvieron de buena forma! ante esta
respuesta no me imagino como lo recupero y que les pasó a mis oponentes; fue
gracias a ese detalle que mucha gente en el pueblo me empezó a ver con otros
ojos y jamás volvieron a engañarme en el juego. -¡qué
dijo señor Vergara planta o dobla su juego!, -¡dobló
patrón!, -¡aquí están sus dos mil y apuesto otros dos mil!, -¡vaya
que es usted un verdadero apostador! pidió una botella de whisky, sin quitar la mirada de mí y las
cartas, (que
señor tan desconfiado) una a una, destape las cartas y ante el asombro del hombre,
había logrado hacer una perfecta escalera, -¡de verdad que es usted un
buen jugador de póker, me deja sorprendido, juguemos otra partida!, exclamo el
viejo, -¡listo
patrón, pero esta vez apostamos diez mil pesos! créanme
que en esa época esa cantidad de dinero era una gran fortuna. Jugamos seis o
siete partidas, de las cuales gane cinco, ganando parcialmente una buena
riqueza, pero la ambición rompió el saco, no sé si el viejo lo hizo a propósito
o fue un golpe certero de la mala suerte, entonces propuse una última partida y
aposte una de las cinco esmeraldas que me quedaban, el gordo inmediatamente
tomo la piedra, la observo por todo lado, la coloco a la luz y luego con un
pañuelo la limpio, -¡no hay
duda de que esta piedra es valiosa, dígame señor Vergara de donde es esta
piedra! permanecí
en silencio, note que sus ojos tenían un brillo extraño que saciaban maldad, -¿aún no
me ha respondido de donde saco esta piedra?, -¡vera
estas piedras!, trate de
buscar unas respuesta rápida y que saciara la indagatoria del viejo sin poner
en riesgo la mina de las viejitas, me fue imposible hallar una explicación,
invente entonces una mentirilla que hasta yo mismo la creí, ¡cómo iba hacer
ingenuo de contarle a este sujeto el lugar secreto de mis viejecitas!, -¡estas
piedras se las compre a un vecino de mi “tío Nicanor” que las saco de una
vereda llamada Corruncha!, -¡Corruncha! repitió el viejo, -¡si señor! -¿cómo se llama
ese señor que usted dice? pregunto el hombre, -¡don Pedro! conteste,
-¿en
dónde está el?, -¡el ya
murió hace unos meses! exclame triste, -¡qué mala suerte,
definitivamente es una verdadera perdida¡ -¡si señor!, me sirvió
un trago y pidió otra botella, -¿se va a quedar un tiempo en
el pueblo?, -¡si
señor, vine a probar fortuna!, -¡si le
parece, se puede quedar a trabajar conmigo!, dijo don Matías, -¡le
agradezco mucho su invitación y la tendré en cuenta, pero por ahora quiero,
ocuparme en algún tipo de negocio aquí en el centro!; -¡gente
como usted es la que necesito, ambiciosa, frentero y muy leal, como usted hay
muy pocos, le iría muy bien mi amigo Vergara, piénselo y me avisa, las puertas
de mi empresa están abiertas en cualquier momento para usted!, -¡Le
agradezco patrón y lo pensare muy bien! conteste, -¡brindemos mi amigo, que sea esta el comienzo de una buena
amistad!, alzo la
copa y brindo tres veces, por mí, por su hijo muerto y por las esmeraldas, en
especial las mías.
-¡Cuando
era niño, mi mama me llevo a casa de los
abuelos, para presentarme como su hijo y de paso pedirles ayuda, pues mi padre
no aparecía por ningún lado, se había marchado a trabajar a Otanche, donde un
primo suyo, quien tenía un corte de esmeraldas pero el andar detrás de
cualquier mujer, lo llevo a fracasar, finalmente y ante el desastre de hacer
nada, busco la salida más rápida, quitarle la mujer a su primo y quien era la
dueña de todo y así gastarse con ella, todo el dinero y luego abandonarla, de
paso se ganó un enemigo muy peligroso que hasta el día de hoy, lo busca para
pegarle un tiro!. ¡Mis abuelos pese a tener dinero, vivían con lo necesario de
forma humilde, obviamente tenían sus animales y sus buenos cultivos y en la
vereda eran los patrones; apenas mi mama quedo embarazada, mi abuelo la echo de
la casa, pese a las lágrimas y los reclamos de mi abuela que trato de evitar
que mi mama se fuera de la casa, ella debió acatar la orden, ya que él, era un
hombre bastante radical, poco humano, muy Sico rígido en sus decisiones, en
cambio mi abuela como todas las mamas, era muy buena y sufría mucho por
nosotros, cuando podía y a escondidas de mi abuelo nos ayudaba pero cuando mi
abuelo se daba cuenta, la maltrataba con insultos y la golpeaba con la cubierta
del machete!; !a mi abuelo lo veía de vez en cuando en el pueblo, pero el cada
vez que nos veía cambiaba de anden o se devolvía, mucha gente intercedió por
nosotros ante él, pero él los regañaba y prefería estar solo y no acompañado
con gente que le hablara de nosotros!. ¡Mi abuelo quería lo mejor para su hija,
fue tanto su amor y entrega por ella, que tenía planificado su futuro, quería que
su única hija, fuese el orgullo de su familia, de la vereda y de la región, la
amaba mucho, era su todo, su vida, no quería que ella sufriera como él lo hizo;
apenas supo del embarazo, la castigo salvajemente que casi la mata, en cuanto a
mi abuela, un ángel de Dios, era natal de Topaipi y era huérfana de padres, los
cuales fueron asesinados en la época de la violencia a manos de los liberales
de Yacopi y todo por ser conservadores, siendo niña se casó con mi abuelo,
quien dentro de lo normal, fue un buen esposo, aunque en ocasiones se le
olvidaba ese compromiso!; ¡mi abuelo era amante a los gallos finos, el tejo y
los caballos y como buen liberal, era el gamonal de la región y su palabra era
fiel escritura en cualquier negocio, nunca cruce palabra alguna con él, más sin
embargo sabía que era mi abuelo y le merecía respeto!; ¡fue un día de junio en
que mi madre regresaba a su casa, yo apenas era un bebe de brazos, ella solo
quería presentarme y conmover el corazón duro de su padre, pero mi abuelo no
permitió que entrara a loa casa y de nuevo la echo, entendí entonces que mi
abuelo jamás cambiaria y al igual que mi padre, mi madre jamás tendría esa
figura paternal; dos meses después, mi padre regreso y fueron siete meses de
total tormento para nosotros, pues casi siempre llegaba borracho y le pegaba a
mi mamá, sufrimos mucho y tuvimos que en silencio soportar sus abusos!. -¡En la
última partida, donde lo aposte todo incluso una de las esmeraldas, deposite en
ella la fe necesaria para ganar, dicen que la esmeralda trae ruina y muchos infortunios
pero para mi caso me trajo muchas alegrías y por supuesto muchos amores!;
-¡tome un vaso con whisky y lo bebí todo, luego miro mis cartas, una a una las
reviso con detalle, analizo a mi rival y sus movimientos, -¡señor
Vergara le cuento que hacía mucho tiempo que no jugaba de esta manera! -¡para
mí es un placer jugar con usted y me interesa comprar sus esmeraldas y
pagárselas muy bien!, -¡claro patrón, con mucho gusto! en esa
tarde me convertí en un verdadero tahúr, perdí dos partidas pero le aposte otra
y le gane todo al viejo
(no estoy hablando “de chichiguas” sino de bastante billete) terminamos
la botella de whisky y me invito a ir a su casa para que tomáramos un whisky
que tenía guardado para una ocasión especial, pero algo en el fondo me decía
que no debía de ir, tal vez porque no era el momento o porque yo tenía mi
pecado con él!. -¡Llegue a la casa de los viejitas y tenían bronca porque ya no
permanecía en el rancho y no estaba “pendiente” de ellas ¡vaya que problema!,
¡en un solo día, me echaron siete veces, incluso en la última me sacaron la
maleta para la carretera! yo estaba dispuesto a largarme pero la verdad, la
tentación por las esmeraldas me lo impedía, entonces agache mi cabeza y
doblegue mi corazón a sus pies, eso sí antes de llegar a este estado de
humillación, les lleve algunos regalos como para bajar un poco la temperatura
de las viejecitas, al final del día, mis encantos y mis atributos juveniles
calmaron la ira y la lividez de estas mujeres, en pocas palabras, el par de
damas recibieron una larga noche de pasión llena de juegos y otras cosas más,
que aquí no puedo mencionar (no hay como curar la rabia con un poco de amor)!. A la
mañana siguiente me fui para el pueblo, en esta ocasión podía ver el cambio, la
gente me miraba diferente, podría decir que con cierto respeto, ya no me
esperaban los grupos de jugadores tramposos y por el contrario se negaban a
jugar conmigo, no había la menor duda, que había subido de nivel gracias al
viejo, y hasta las mejores mujeres del pueblo, se me insinuaban descaradamente
sin importar las consecuencias, estaba fascinado, sentía algo de poder, el
problema es cuánto duraría esta odisea fantástica, me encontré con mi novia (otra
más) la cual
cobro los restos de una noche de lujuria, “que vaina esta” (hasta
los perros se peleaban por los sobrados) luego salí de allí en el momento
justo, porque un minuto después llego su marido y creo mucho que a él, no le
importaría que yo fuera el nuevo amigo de su jefe, y la verdad les digo, que
estuve de suerte, aunque me imagino que él tuvo que sospechar; esta situación
de infidelidad se prolongó por varias semanas y en cada ocasión, el marido
sospechaba cada vez mas de su esposa, pero nunca se imaginó que ella jugara
conmigo; finalmente fue en una noche de ferias que me le escape a las viejitas
y me fui a encontrar con la muchacha aprovechando que su esposo estaba
trabajando; nos tomamos unos tragos, bailamos y luego nos fuimos para su casa,
que quedaba en la parte alta del pueblo, no esperamos a llegar a la cama, cuando
teníamos todas las prendas desapuntadas y con las ganas a punto de estallar,
nos dejamos caer en el sofá, donde como faena taurina, realice la mejor corrida
de mi vida, fue tal la entrega, que ambos escapamos a un mundo imaginario lejos
de la realidad, olvidando que estábamos en casa de su marido, les juro que no
sentí miedo y por el contrario, el saber que yo estaba allí, me emocionaba
mucho, pero toda esa dicha terminaría, ya que el marido salía de descanso a
ultima hora y cuando este estaba a punto de llegar a la puerta de su casa,
nosotros vivimos sumergidos en el más completo frenesí, envueltos solamente por
nuestra piel, unidos en un solo hechizo, mágico y cruel, una completa fantasía
prohibida, nuestras ropas yacían esparcidas por toda la sala, las ventanas a
medio cerrar dejaban escapar los quejidos y una puerta sin seguro a punto de
ser abierta por un marido celoso; logre escuchar cuando metían la llave por la
cerradura, quede paralizado, ella se botó del sofá y recogió toda su ropa, -¡mi
marido, mi marido, vete por detrás, pero ya, rápido! -¡como así!, ¿luego no
está trabajando? dije
confundido; desnudo y a cuatro patas salí del cuarto, recogiendo lo que podía,
¡el que entra y logra verme salir por una ventana!, -¡que es
lo que está pasando Mireya!, saca su arma, le quita el seguro y corre hacia la ventana, en
su camino se le atraviesa su mujer, pero este la quita de una fuerte bofetada,
de un solo salto llegue hasta una platanera donde pude correr más seguro, sin
embargo una decena de disparos pasaron rasantes por encima de mi cabeza, en mi
huida deje un zapato, la camisa, un calcetín y hasta los calzoncillos, solo
escuchaba los insultos lejanos del hombre, -¡yo sé quién es usted, lo
voy a partir a plomo!, corrí
tanto que pase derecho por el pueblo y llegue a la salida, allí note que estaba
aporreado, pues del salto, caí a botes y me lastime la cara, las piernas y como
si esto fuera poco, tenía el pecho y la espalda rasguñada por el amor, compre
una camisa y un par de zapatos y me fui para el rancho de las viejas, donde
tuve que inventar una gran historia para justificar los moretones y los
rasguños de una tarde de amor. Permanecí por espacio de cuarenta días encerrado
en el rancho, alejado del pueblo, de mi amante pero en especial de su marido,
me dedique a levantar los cultivos de yuca y plátano, cuide del ganado y las
gallinas, las viejitas estaban fascinadas, que incluso Anita me llevo a la mina
para sacar algunas esmeraldas pero al igual que su hermana, también me cobro
peaje! ¡Esa tarde quise salir al pueblo para averiguar por la suerte de la
mujer, pero las viejas se opusieron y pese a los reclamos de las viejas, tome
uno de los caballos, le coloque la mejor montura, lleve el sombrero, el poncho
y el machete y partí para el caserío; en la carretera logre divisar la figura
de dos hombres que se fueron despejando en la medida que me acercaba, no podía
creer lo que veía, eran dos de los tres hombres que me atacaron, se trataba del
más viejo y el muchacho de la tienda, ambos sujetos venían ebrios, traían
consigo un costal pesado que se turnaban con dificultad para cargarlo, los
nervios me hicieron su presa, sude frio y creí que ellos me robarían de nuevo y
que en esta ocasión me matarían, quise devolverme pero era demasiado tarde,
ellos ya estaban justo al lado mío, llevaban mucha prisa, pareciera que
estuviera huyendo u ocultando algo, hice de tripas corazón y me prepare para
enfrentarme a ellos, empuñe mi machete y hasta ore, dispuse toda mi fuerza y mi
razón para no dejarme atacar; pero ellos al parecer no querían hacerme daño y
tal vez me confundieron con alguien!; -¡buenas tardes patrón!, dijeron
ellos, -¡buenas!, conteste,
ni se inmutaron de mi presencia y siguieron de largo, entonces comprendí que
esos hombres no eran tan peligrosos como yo pensaba y decidí cobrar una vieja
deuda, pero debía planificarlo bien, para no cometer errores y más bien me
regrese y no sea que esté equivocado y me esperen agazapados para joderme.
Luego de una larga noche, de intangibles planes e ideas, concebí el más
maravilloso plan para cobrar mi dinero, así muy en punto de las cuatro de la
mañana, me levante, me arregle y salí para el pueblo, metí en mi mochila, una
buena suma de dinero y varias piedras, me monte en el caballo y a galope firme
me enrumbe; una vez en el caserío, busque a una persona de mi confianza y quien
traficaba con elementos robados y armas, mi urgencia de encontrarlo, era para
comprarle una pistola, pues la requería, ya que tenía muchos “brincos”; luego
de hacer la transacción, salí hacia un hotel en el centro, donde otro amigo y
quien conoce a todo mundo (dirección, características, familia, trabajo entre otros) para que me
diera la ubicación exacta de mis amigos de lo ajeno; luego de recibir la
preciada información, continúe la última parte de mi plan, llame a don Matías,
para pedirle trabajo en una mina en especial; ¡cómo ven ustedes, la vida me
había convertido en un hombre calculador, matemático y muy frio, no me
importaba nada!, con la premisa de un buen plan, el cual buscaba varios
beneficios, como el de desquitarme de los ladrones por mis propias manos,
aceptar la propuesta de “el patrón” para trabajar en la mina, así estar más
cerca de los ladrones, del viejo y frenar un poco la sed de venganza de un
marido celoso y finalmente depender de mí mismo y no de la caridad extorsiva de
las viejitas!. ¡Concerté una cita con el esmeraldero quien me envió de
inmediato a un corte suyo, en dicho lugar me estaba esperando, una vez allí, me
invito a seguirlo y a explorar un túnel que estaba a punto de producir, ¡vaya
producción de esmeraldas! Se trataba de una mina muy organizada que al parecer
funcionaba como un relojito, pues desde que entre pude notar, que tenía un
sistema de seguridad máximo como cualquier entidad militar, tenía guardias por
todo lado, además contaba con sistema de luz eléctrica, oxígeno y carritos que
llevaban el material al exterior, también tenía un gran campamento con
capacidad para unas cien personas, además de una gran cocina donde un hombre
gordo, hacía las veces de chef internacional conocido como el ranchero y si
quieren aceptar un consejo mío, -¡jamás peleen con el cocinero, pues este es el
hombre que de acuerdo a su temperamento nos puede dar una buena comida o la peor
de ellas!; recuerdo que el viejo Matías tenía puestas unas botas amarillas de
caucho, camisa corta de futbol y pantalón de overol azul además de un casco
acondicionado con una linterna, llevaba consigo un pica betas, una maleta y su
pistola nueve milímetros, ordeno a uno de sus hombres me dieran unas botas y un
casco; seguimos caminando siempre escoltados por sus hombres, llegamos a una
entrada del socavón donde se erigía una gran puerta metálica con un enorme
candado, allí estaba Máximo Morales quien era su representante en la mina y su
persona de confianza ante los socios y de quien dependía toda la organización
en la mina y quien debía responder por todo incluso con su vida, cuando la mina
empezaba a pintar esmeralda, este hombre debía de informar de inmediato a su
patrón y detener de inmediato el trabajo, debía de sacar a toda la gente de la
mina y redoblar la seguridad para evitar saqueos, solo y cuando el patrón
estuviera en la mina, se abría la puerta para que el jefe entrara y sacara la
producción de las millonarias esmeraldas, de lo contrario se prohibía la
entrada y se disponía para ello de varias puertas metálicas que impedían el
acceso, todo aquel que fuese encontrado robando, debía pagar de acuerdo a un
código de supervivencia con su propia vida!.
¡Existió en
la región un hombre muy rico, que no sabía lo que tenía y que llego a
convertirse en el hombre más millonario del mundo, sus excentricidades fueron
bien conocidas pero su vida secreta y su trabajo en las minas de esmeraldas no
era bien conocida, se dice que cuando en sus minas pintaba buena esmeralda,
ordenaba levantar gruesos muros en concreto que bloqueaban la entrada, y que
solo eran retirados por el mismo, se dice también que los sistemas de seguridad
eran muy exigentes, medidas como el de colocar salas de rayos equis, donde los
guaqueros incluso los guardias debían de pasar desnudos por la máquina, entre
otras medidas muchas de ellas ilógicas!.
¡Bajamos
por un malacate (ascensor
no apto para enfermos del corazón) y les juro que sentí la acrofobia y la claustrofobia en toda su
dimensión, y eso casi me obliga a renunciar a la minería pero por fortuna o por
necesidad, me acostumbre a ello; llegamos a una puerta metálica, donde un
guardia del otro lado nos esperaba, abrieron la reja y continuamos caminando
por un espacio de diez minutos, donde bajamos por otro malacate, este era más
largo y más peligroso, calculo que descendimos unos trescientos metros, que
descifrado en tiempo, son unos cinco minutos y les aseguro que fueron los cinco
minutos más largos de mi vida y sin demeritar todo lo que me ha sucedido,
fueron además los minutos más peligrosos de mi vida, tal vez por ser la primera
incursión en las entrañas de la tierra, una sensación difícil de explicar, pues
todo es oscuro y muy húmedo, el olor es seco y feo, el calor aumenta de acuerdo
al descenso, el aire es pesado, difícil de respirar, el trabajar en esas
profundidades es complicado, es imposible coordinar los movimientos, el pensar
obliga a consumir oxígeno y este elemento es escaso, las ideas luchan por
coordinar la fuerza bruta con dificultad, de ahí que hombres tan valientes como
los mineros, arriesguen su vida en esas profundidades y eso los hace únicos y
especiales; bajamos del malacate y creo que caminamos unos veinte metros en
línea recta, apenas y podía distinguir entre la penumbra y los pálidos
bombillos de luz amarilla que marcaban tímidamente el camino, llegamos a una
puerta metálica que estaba custodiada por un gran candado del tamaño de mi
cabeza, luego el viejo saca una llave antiquísima, la cual inserto pero que le
causo contratiempo pues no giraba en la ranura, solo una mala palabra logro que
el cerrojo cediera y permitiera abrir la oxidada reja, frente a mí se levantaba
una gran pared acanalada, brillante y húmeda, una muralla que guarda entre sus
grietas, la riqueza más fantástica del mundo, -¡muchacho coja ese carro y
llévelo para allá! me dijo el
viejo, se trataba de un carrito metálico sobre puesto en lo que parece ser un
par de rieles, lo lleve a donde me había indicado el hombre; luego observe al
hombre que estaba arrodillado y en la más extrema comunión que un hombre y su
fe pueden tener; se levantó, luego analizo la pared y finalmente con su pica
envió un golpe seco a la pared y luego otro y otro más y así un promedio de
cinco golpes más, luego se detiene y volvía a revisar la formación geológica, -¡ya
casi! decía él,
mientras que yo seguía sin entender, de nuevo envía un golpe y este produce un
leve derrumbe, el viejo se detiene y vuelve y golpea, esta operación la realizo
por lo menos unas diez veces, -¡Señor Vergara, hágame un
favor, traiga ese carrito y acomódelo aquí!, -¡si
señor! conteste.
El viejo organizo todo, tomo el carro y lo dejo frente al corte, luego con una
fe única e imparable, envió el golpe final, desprendiendo rocas y piedrecillas
que no se podían identificar, luego envió otro picazo y otro más, su ansiedad
era evidente, casi y no podía respirar, tratando de recoger todo lo que caía en
el piso, yo trate de ayudarlo, pero no me dejo. -¡Usted
no, déjeme a mí!, dijo, ¡el
viejo a cuatro patas seguía escarbando la tierra, lleno dos carritos y cuatro
lonas, todas ellas llenas de tierra negra y embardunada de grasa, regresamos al
exterior, la tensión era gigante, muchos hombres armados y muchos otros más a
la expectativa, muertos de ansiedad por saber lo que traíamos, luego dos
hombres de confianza de don Matías nos ayudaron a llevar los carritos, llegamos
a una especie de represa de madera que a su vez contenía varias paredes en malla
muy fina que solo permitían el paso del agua y la tierra y que trancaban los
grumos y las piedras un poco más grandes que la cabeza de un alfiler, todo esto
estaba acondicionando en una especie de descenso y permitía el paso del agua de
una motobomba y que era lo único moderno que tenía la región!. ¡Incluso fuera
del perímetro de la mina, habían cientos de personas que esperaban con
paciencia y mucha fe que la corriente del agua llevara una esmeralda que se le
escapaba en el lavado al viejo, habían cientos de hombres, mujeres y niños, que
con palas, bolsas plásticas y otros utensilios, hurgaban cada milímetro de agua
y tierra, era tanta la gente que se aglomeraba allí, que surgían muchas peleas
por tener el mejor lugar en la quebrada, una lucha frenética por obtener una
esmeralda y por escapar con urgencia de la pobreza, una pelea desigual contra
la suerte que solo le apuesta al hombre con más dinero, una lucha salvaje entre
pobres que buscan una esmeralda que los ojos ambiciosos del patrón deja
escapar!. ¡Cuentan que en una época y de acuerdo a los más veteranos, los
esmeralderos no eran tan tecnificados como ahora, abrían la montaña a cielo
abierto y rudimentariamente buscaban las gemas, siempre lo hacían junto a los
ríos, donde podían con facilidad lavar la tierra, bajo el austero ojo de un
fusil que no permitía la perdida de una piedra preciosa; de todas maneras sea a
cielo abierto o en un socavón, la gente, cientos de ellos, todos ellos pobres y
con muchas ilusiones, buscaban hallar una esmeralda, para que esta les cambiara
por algunos días la pobreza absoluta en la que vivían, pero también muchas de
ellas, mancharon con su sangre y con la de otros, las aguas de estos ríos y quebradas
virginales!.
Don Matías rojas, curtido esmeraldero y con la suerte a su
favor, empezó a regar la tierra sobre el tambre, mientras yo sostenía la
manguera del agua, ¡eche
agua por este lado!, gritaba
el viejo acelerado, sus manos eran veloces separando la tierra de la piedra,
pero más veloces eran sus ojos que encontraban la esmeralda, -¡bote
más agua por este lado!, gritaba una vez más, todo aquello que parecía ser esmeralda,
la echaba dentro de un recipiente, -¡hágale suavecito!, me
indicaba, mientras volvía y repetía la operación, -¡hágale
con ganas huevon! me dijo
alterado y de nuevo revisaba el material en busca de algo que se le haya
quedado escondido, echaba luego en una caneca todo el material seleccionado
para ser lavado, sin duda era una labor bastante demorada y que solo el viejo
atendía personalmente; una a una sacaba todas las esmeraldas, dejándolas un
rato al sol, el cual esparcía su hermoso brillo en todo el lugar, entonces los
emocionados ojos de todos las personas que estaban allí, trataban de ubicar
alguna piedra que el viejo hubiera dejado escapar, para luego cuando les tocara
su turno, la tomaran como su más valiosa posesión, dichos ojos maliciosos no podían
creer lo que los brazos de su jefe habían logrado, una riqueza incalculable y
fantástica que solo unos pocos podrían disfrutar (el
patrón y sus socios que se llevaban todo, dejando algunas boronas del botín a
los demás) obvio que
los guaqueros ganaban algo (una minúscula parte por cierto que no tiene nada de equitativa
para toda la mierda que se comen) un porcentaje irrisorio representado en un 5% de todo lo se
sacara de la mina, ese valor debía ser dividido en partes iguales entre todos
los hombre que trabajaron en el corte, por lo general siempre se ha utilizado
esta forma de compensación en las minas!. ¡De esta particular ganancia, existen
muchas historias como la que le sucedió a don Pablo Sierra Moreno natal del
Tolima y quien trabajo en una mina a brazo fuerte y pelado durante sesenta
meses y nunca consiguió nada, hasta cuando una noticia que llego con urgencia
de Ibagué que le informaba sobre la muerte repentina de su madre, le hizo
renunciar inevitablemente, ese mismo día partió, sin más dinero que lo del bus (gracias
a la colecta de sus amigos que reunieron el dinero) y una
mochila llena de cuarzo y marmaja para ser feriada a la suerte; al siguiente
día y a falta de un par de brazos, la empresa recibe un muchacho joven y fue en
esa mañana, cuando uno de los guaqueros encontró la más inmensa fortuna de
esmeraldas jamás descubierta en la región, “se habían enguacado”, la estrella
les sonrió a todos, incluso al más joven trabajador pero negó su suerte a un
hombre que por derecho algo le correspondía,
de esta manera el patrón de la mina, entrego a cada de los mineros la
suma de trecientos millones de pesos (como es la vida, mientras el
más veterano, lo perdía todo, otro en cambio, sin un gota de sudor, se llevaba
todo), ¡así es
la vida en las minas de esmeraldas, donde nadie sabe para quién trabaja!. -¡coja
esa poco de tierra y lávela usted, pero hágale rápido!, me dijo
el viejo, entonces tome una parte de tierra que estaba abajo del tambre donde
hay una malla tome a dos manos lo que pude, -¿eso no más? me dijo el
viejo, -¡si
señor¡ metí las
manos entre la caneca y lave tan rápido como pude, ¡vaya sorpresa!, había
sacado seis esmeraldas de buen tamaño, el viejo no presto atención a lo que
saque pero si los demás que estaban allí, que en cierta forma me estaban
deseando mala fortuna, cuando termine, continuaron los hombres de confianza y
sus representantes, quienes buscaron entre el lodo, una oportunidad para salir
de la miseria, pero pasaron veinte minutos y solo unos pocos lograron hallarla;
-¡en
serio le digo, que usted tiene mucha suerte, señor Vergara!, al final
del día, el supuesto patrón Matías saco una extraordinaria cantidad de
esmeraldas y en cuanto a mí y sus hombres, el mismo viejo nos compró sin más
remedio y al precio que él quiso, todas las piedras que extrajimos; -¿porque
no trabaja conmigo?, me dijo
el viejo, -¡que dice
muchachito!, dice de
nuevo, -¡está
bien patrón!, -¡entonces
arranque la otra semana en una mina nueva que voy a abrir, para que sea mi
representanta, mi mano derecha en ese lugar, yo le coloco todo, hombres,
guardias, comida, vivienda y plata!, -¡pero eso sí, que todo funcione como un
relojito, correctamente para que no tengamos problemas!; -¡listo
patrón!, pronto
comenzaría a trabajar con este señor, ciñéndome a mi plan.
Regrese a
la finca junto a las viejitas, quienes no podían creer que yo tuviera dinero y
como era de esperar, me hicieron reclamo por ello, hasta el punto de que me
acusaron de robar, de conseguir mujeres ancianas a las cuales les quitaba el
dinero, esto me ofendió y me marche del rancho para no regresas nunca, pero
tres días después, el par de viejecitas me fueron a buscar al hotel, donde me
colmaron de regalos incluido un carro Toyota del año, porque según ellas, ¡su
merced se merece todo, siempre y cuando nunca las deje solas, además todo se
trata de un mal entendido!, regrese al rancho, pero eso sí , antes de llegar,
les hice jurar que compartieran conmigo algún día su mina secreta, a cambio yo
les daría (vaya si
le sacaron punta al lápiz, fueron muchas noches eternas de amor, donde el
diluvio universal devoro cada gota de vida que aún me quedaba, dejándome
exprimido totalmente), pero de
la promesa, ni una piedra no me dejaron ver, ¡bueno hasta ese momento!.
! Luego de
toda la faena de reconciliación, me aliste para salir a la mina del viejo
Matías y como de costumbre las viejas protestaran por mi decisión y de nuevo me
acusaron, de que eso era un pretexto para irme a donde las mozas, discutimos
sin remedio y me marche enojado, (pero a los dos días, regrese
para contentarlas), salí
hacia la carretera donde estaba el Toyota, no podía creer que tuviera carro y
no me importaría usarlo a mi manera, solo rondaba una idea en mi cabeza que me
hacía sentir mal, “mi madrecita santa y mis hermanos y como hubieran disfrutado
de mi primer carro”, les juro que eso me daba mucha tristeza, haciéndome
llorar. Prendí el carro, tome mi arma y la metí entre la silla y el muslo,
avance rechinando las llantas, unos quinientos metros más adelante, observe a
lo lejos, al viejo ladrón quien estaba agachado arreglando una moto, frene un
poco mientras decidía que hacer, en el fondo tenía miedo y la verdad no quería
que me robara de nuevo, quite el seguro de mi pistola y la deje sobre mis
piernas y continúe como si nada, pasando junto a él, este se levantó y me hizo
una señal de alto, yo frene lentamente y vi como este hombre, llevaba su mano a
su cintura, luego un segundo hombre aparece de la nada, lleva consigo una
carabina, me apunta a lo lejos, el otro hombre saca su arma y trata de
apuntarme, pero yo tomo mi arma, abro la puerta violentamente y disparo
fulminante al hombre de la escopeta y este cae muerto, luego me agazapo por un
lado del carro, mientras que el segundo hombre dispara como loco, gritando
muchas groserías, acabando con toda su carga, entonces en su descuido por
tratar de cargar su arma, descubre su guardia, yo me levanto y le apunto disparando
varias veces, pero solo le atine una sola vez, hiriéndolo gravemente, el hombre
trata de correr en busca de un escondite, disparo una segunda ráfaga, la cual
pega directamente en la humanidad del hombre, este cae a un lado de la
carretera, me cercioro de que el otro este muerto, lo muevo con el pie, luego
corro a dar un vistazo al otro, y allí estaba boca arriba, muriendo lentamente,
sin esperar halo a los hombres hacia lo que parece ser abismo profundo, cuyo
fondo es bañado por un rio para que el agua cumpla con llevarlos lejos; miro a
todos lados, corro rápido hacia mi carro y oculto mi arma, arranco presuroso
con dirección al pueblo, evitando ser visto por los fisgones, acelere tanto que
el tiempo normal del trayecto es de treinta minutos y yo lo hice en solo ocho
minutos y como si nada hubiera pasado, continúe la rutina normal de mi viaje a
la mina, esperando tal vez cualquier noticia en contra mía, pero eso nunca sucedió!.
¡Regrese al
mes a casa de las viejitas, fue un tiempo duro y largo de trabajo, de aprender
lo básico sobre la minería, de organizar y coordinar todo, de lidiar con todo
tipo de gentes y situaciones, fui nombrado representante general del consorcio
y por supuesto del viejo, retome el trabajo en una mina que había pertenecido a
un abuelo del viejo y que produjo en el pasado, muy buena esmeralda pero por
culpa de la violencia política, tuvo que ser abandonada y obvio que las nuevas
generaciones le perdieron la pista a la veta. Cuando les digo que este es un
trabajo duro ¡es la verdad!, este es un trabajo para gente “guapa” y atrevida
que no teme a la muerte, ya que son muy pocos los hombres y las mujeres que se
internan dentro de un hueco, donde medio mundo se suspende sobre sus hombros,
allí trabaje con gente de Coscuez, Otanche, Barbosa, Pacho, Los llanos y de
Bogotá, muchos de ellos venían huyendo de la justicia y al internarse en un
lugar de estos, la policía jamás los encontraría; tuve a mi mando veinticuatro
guaqueros divididos en cuatros turnos, los cuales también hacían las veces de
guardias, rancheros, patinadores o mensajeros, construí un campamento y una
rustica cocina, dichas edificaciones las levante junto al socavón muy cerca a
la rivera de una quebrada; de la gente que trabajaba allí, puedo decir que
cinco de ellos simpatizaron rápido conmigo y con el tiempo se convirtieron en
hombres de mi plena confianza, incluso varios de ellos lo son hoy en día, en
cuanto a los demás, seis de ellos me daban mala espina, no les tenía ni una
gota de confianza y siempre pensaba mal de ellos, especialmente de Jaime Loaiza
un santandereano quien trataba de ser era el líder del grupo y de quien nadie
sabía nada sobre él, (es que
la universidad de la vida y en este oficio, uno aprende de sicología,
criminalística y hasta derecho y yo tenía esa habilidad, que era algo innato en
mi), de este
hombre les puedo decir que es un hombre osco, con una personalidad de doble
apariencia quien de frente es uno y por la espalda le clava el cuchillo, no
tenía experiencia en esto de la minería pero era fuerte y osado y asumía los
encargos más difíciles de exploración, al parecer logro convertirse en jefe de
cuadrilla y renuncio a ella, luego de asesinar a su comandante, llego a Quipama
donde logro ubicar un trabajo!. ! Mi estadía en las siguientes semanas con las
viejitas fue corta y poco fructífera pues no logre sacarles el lugar de la mina
secreta, regrese a la mina a continuar con el corte y en Quipama me detuve a
donde un señor llamado Alfonso Benito, un anciano de 80 años, dueño de una
tienda de abarrotes y víveres, allí me dijo que en la noche anterior, don
Matías había estado tomando allí y que según palabras de él, -“!esa
mina no tenía nada y que solo la había abierto para justificar un dinero que él
se había gastado del consorcio que el administraba!”
sentí que
se me caían todas las ilusiones, quería renunciar y regresar al rancho, pero
algo en el fondo de mi corazón, me decía que debía seguir, que allí había algo
bueno para mí y eso se llama “fe” y eso
me sirvió para continuar con en este trabajo!.
¡En esa
mañana llego don Matías a inspeccionar junto con sus socios, dos paisas, un
abogado, un japonés y un americano, la dichosa mina, fue una visita breve (de
medico rico) ni siquiera
el viejo me determino, pero a mí me daba igual y continúe trabajando, organice
tan bien los grupos de trabajo que todo andaba como un relojito. Empezamos a
excavar fuerte y en el transcurso de dos meses avanzamos 35 metros, pues la
roca era fuerte y solo teníamos las picas y nuestros brazos para romper la
montaña, ya que la inversión en dinamita era nula, pues el gordo (el
supuesto inversionista o “plantero” no le metía ni una moneda de 5 centavos más
al corte) pero pese a
ello, avanzamos gracias a la experiencia de un geólogo empírico llamado Antonio
Bohórquez, quien encontró una brecha de esmeralda muy interesante y podría
pintar muy bien en algunos días; pese a la poca inversión, me toco buscar otras
alternativas de financiación para solucionar algunos problemas en la mina, de
esta manera logre hallar madera, cortarla e instalarla dentro del túnel, para
proteger el hueco y a los mineros, (a este oficio se le conoce
como “camaretear” y que consiste en colocar vigas y columnas dentro del túnel
para que soporten el peso de la montaña y evitar que se derrumbe el socavón); la remesa
llegaba tarde y debía solucionar como fuera la comida para todos los hombres, (hombre
que trabaja y no come, hombre que no rinde); cinco meses después, habíamos
llegado a los 50 metros y aun no habíamos logrado atinarle a la brecha,
entonces la moral se cayó y doce hombres de la cuadrilla renunciaron y era
fácil comprenderlo, ya que el guaquero no recibe sueldo y solo gana un
porcentaje sobre lo que se saque, a cambio la empresa, debe darle a ellos buena
comida, bebida y un buen descanso para que el corte no se detenga, pero allí no
existía nada de eso, trate de suplir la emergencia con algo de dinero que me
daban las viejitas pero no era suficiente, -¡años más tarde entendí que
debía de cambiar esas costumbres de compensación y modificar las garantías de
pago a los mineros, dándoles
una buena bonificación semanal y un merecido porcentaje, logrando disminuir la amenaza
de robo en la mina!.
Con poca
gente y sin recursos por parte de los dueños, continué trabajando pero sin
fortuna, dure en ese trajín por espacio de dos meses más, hasta que llego a la
mina una mujer llamada Hermelinda, quien tendría cincuenta años y vivía de lo
poco que producía su finca, la cual colindaba con la mina, ella quería ver qué
era lo que se estábamos haciendo y quiénes eran las personas que hacían tanto
alboroto en la vereda; -¡era una mujer delgada, curtida por los años bien sufridos, de
vestido negro roído, de cotizas y sombrero negro, de ojos verdes y rostro
pálido, de aspecto débil cuyo cuerpo podría ser halado fácilmente por la
borrasca más impetuosa del invierno, dicha mujer era extraña y muchos en el
lugar la juzgaban temerariamente, acusándola de bruja!.
-!tengo
que decirlo que luego de consumar por azares del destino una parte de mi vida,
metido de pies y manos en el fracaso, llega una luz de esperanza y suerte que
cambiaría para siempre mi vida!;
-¡a esta
parte de mi vida la llamo, el ascenso y el cual comienza y termina con esa
mujer!”
No fue a
los tres meses de haber conocido a la mujer, que comprendí que era una bruja y
no cualquier bruja, sino la mejor de todas, -¡como dicen en el campo era
¨LA MAMA DE TODAS LAS CHULAS¨!; ese día se presentó muy humildemente y hasta nos llevó
guarapo, a mí me pareció normal y no le vi nada raro en ella y mucho menos
recibirle el licor, pero su intención en el fondo, era la de ganar la confianza
de uno de mis hombres, llamado Pablo quien era casado con una mujer de Muzo y
la cual le había encomendado una delicada misión, castigarlo en carne y hueso
por su infidelidad, ¡vaya castigo!, para lograr su cometido debía de ingresar a
la mina sin problema y llevarse sin darnos cuenta, unos interiores del
desdichado hombre, para rezarlos, conjurarlos y maldecirlos con el peor de los
pactos satánicos, luego debía de regresarlos de la misma manera, este trabajo
según ella, me confesara, duro algunos días, misión que logro terminar al
ofrecerse ella, para lavar la ropa de todos, al mes exacto de esa brujería don
Pablo murió de la forma más miserable a causa de una enfermedad desconocida que
ningún médico pudo controlar pero colocando mi fe en duda, muchos en la vereda
sabían que su muerte había sido producto de un hechizo y yo les aseguro que a
la fecha, no permito que nadie me lave los calzoncillos y llámenlo como quiera,
pero esta acción es solo cuestión de prevención.
Dicha mujer
congenio conmigo de una manera muy especial, pero no para enamorarnos, sino
como una bonita amistad que creció bastante con el tiempo; con la novia que
tenía en el pueblo, la frecuente varias veces y por sugerencia mía, don Matías
envió a su marido a un pueblo llamado Peñas blancas, al poco tiempo la muchacha
también se marchó para ese pueblo, tal vez porque le pico el remordimiento o
porque le contaron que su marido se había “enguacado”, lo cierto es que hay
quienes aseguran que ella tuvo un hijo mío, de lo cual aún no he podido
asegurar y creo que nunca lo hare, ya que jamás volví a saber de ella; en
cuanto a las viejitas, sigo viviendo con ellas aunque voy esporádicamente y
tengo que decirlo, que cada vez me exprimen con más ímpetu hasta la última gota
de vigor pero de aquello nada, (no me decían ni “mu” sobre el lugar secreto de la mina), en cuanto
a mi familia, siempre estuve tan cerca de mi padre y el día que fui a buscarlo,
se había marchado para Venezuela, de mis hermanos no tenía noticias de ellos y
aplacé por un tiempo la búsqueda hasta que estuviera económicamente bien; sin
novedad en mi vida, trabaje internado en la mina por un largo tiempo, el
fracaso rondaba en mi vida y obviamente en la mina, además le sumaba la falta
que no tenis plata y pronto empezaría a desanimarme y estaba dispuesto a tirar
la toalla y la verdad no quedábamos sino siete hombres, los cuales entraron en
huelga y no querían trabajar más, fue entonces cuando un miércoles santo en la
tarde, llega a la mina doña Hermelinda con una olleta de café; -¡buenas
tardes, vengan a tomar tinto!, nosotros estábamos discutiendo pero ella con su presencia
calmo el ambiente, -¡Buenas
tardes patrón que tal día!, dijo la señora, -¡le traje esta agüita para
su merced especialmente!, de nuevo dijo, todos los hombres murmuraron y me quisieron
hacer la mofa pero yo no les permití, incluso hasta yo creí que la vieja me
estaba coqueteando, pero la verdad es otra y ella lo que quería darme con esa
agua era un remedio efectivo para acabar con la mala suerte y que tres días
después, ella me conto con detalles el porqué de ese bebedizo; tome el agua sin
saber que era esa vaina y para que servía, en la primera noche de las tres,
tuve muchas pesadillas, demasiadas diría yo, macabras alucinaciones que me
impactaron tanto y que pese a mis años, jamás he olvidado; en el segundo día, aún
tenía algunas pesadillas cuyas imágenes eran difusas y que solo desaparecían
por momentos, pero en el tercer día, tuve el sueño más extraño y más confuso de
toda mi vida,
-¡había
soñado que caminaba por una gran montaña y que frente a mí se levantaba un
cerro muy pequeño y para llegar a la cima debía escalar un palo de cedro, ya
que esta cuesta era muy escarpada, mire a lo alto y sentí que mis piernas
estaban húmedas, baje la mirada y veo que estoy en el medio de un gran rio de
mierda oscura y mal oliente, quise correr pero no pude, entonces trepe al árbol
pero me fue difícil, pues me resbalaba, lo intente de nuevo en varias
oportunidades y logre colgarme, veo como el rio crece y crece hasta alcanzarme,
asustado por el rio, subo un poco más y llego a una rama gruesa, pero esta no
me soporta y se rompe, caigo de cabeza en el rio, lucho por salir y siento
ahogarme, pero la rama gruesa esta junto a mí y logro aferrarme a ella,
finalmente veo como la mierda se transforma en agua pura y cristalina, levanto
la mirada y observo cómo se derrumba la pequeña montaña, toda esta tierra es
consumida por el agua y logro divisar tan solo un minúsculo montículo de tierra
cubierta de mierda, escucho un fuerte estruendo que me despierta.
A la mañana
siguiente, me levante con ganar de ir a casa de doña Hermelinda y contarle ese
sueño tan raro, con prisa llegue a su casa y allí estaba ella, -¡Que
hubo mijo lo estaba esperando! , ¡De
verdad!, Conteste,
mire a todo mi alrededor y note que no había ninguna planta, una flor o un
frutal, ni siquiera una mosca, ¡algo extraño!, mas sin embargo seguí caminando
a donde estaba ella, el piso era brillante e impecable, algo absurdo, ya que
dentro de la casa era una total oscuridad, demasiado lúgubre; en una mesa
habían muchas velas de color rojo y morado, en otra mesa más pequeña, había una
especie de altar con muchas imágenes y fotografías, las cuales no distinguía
bien; en otra mesa había una gran figura con túnica y bastón, su imagen era la
misma muerte que parecía reírse de mí, al caer en ese lugar, las paredes eran
rojas simulando el fuego eterno del infierno, había un olor extraño como a
tabaco con eucalipto, el silencio era sepulcral; ella me hizo sentar junto a
una pequeña mesa donde habían dispersos muchos huesitos como falanges de algún
animal o tal vez de un prójimo inocente, había además varias barajas de cartas
y junto a estas, un espejo hexagonal cuyo reflejo estaba contra la pared,
también había un manojo de ramas y un cigarro prendido a medio consumir.
¡Sentí
mucho terror al ver todo esa escena pero algo me impulsaba a seguir en ese
lugar, -¿Cómo
le fue anoche mijo?; pregunto
la mujer, -¡La
verdad no sé, anoche tuve muchas pesadillas y eso me tiene preocupado, ya que
yo no sufro de esa vaina!, le respondí, -¿Cuénteme mijo cual sueño
fue?, la mujer
tomo el plato con el cigarro, lo aspiro varias veces y exhalo el humo en todo
mi cuerpo y mi cara, me confundí mucho , -¡Tranquilo mijo esto es
cuestión de fe y nada más¡, continuaba echando humo por todo lado, luego toma una botella
y sirve su contenido en una copa, luego lo escupe a todo mi alrededor, quise
salir rápidamente, pero ella no me dejo, -¡si quiere saber cuál es
su destino, debe de tener fe!, esas palabras fueron suficientes para atarme de pies y manos,
inmovilizándome totalmente, cayendo vencido ante la frágil mujer; empezó a
murmurar cosas que no le entendía, luego con las ramas me golpeo por todo el
cuerpo, me hizo quitar la ropa y yo no opuse resistencia, hasta pende que la
vieja me iba a violar, quede congelado como si algo me hubiera poseído, no pude
hacer nada (les
digo sin exagerar que no falta nada para hacerme en los pantalones),
finalmente para terminar la maratón de cosas raras, la señora se sumerge en una
especie de trance por espacio de tres a cinco minutos, donde ella se desdobla o
algo así y solo me observa de arriba abajo como tratando de buscar algo en mí;
se sienta junto a la pequeña mesa, recoge todos los huesos y los mete en un
recipiente y los revuelve, luego los tira sobre la mesa, ¡Tu
suerte será buena pero debes cuidar tu espalda de los enemigos, muchos de ellos
tan poderosos como el mismo satanás, tendrás muchas riquezas, tantas que no
sabrás lo que tienes, pero solo una será la verdadera y deberás descubrirla,
antes de que la pierdas para toda la vida, o de lo contrario, ni tú, ni tu
riqueza podrán hacer algo para recuperarla!; hace silencio y recoge los
huesos dejándolos en el mismo lugar que los encontró, fuma el cigarro que está
a punto de consumirse, lo inhala varias veces y bota el aire de un solo
impulso, mira el cigarro y descifra algo, -¡El amor es esquivo y no
llegara, no por ahora, más adelante y será tu última oportunidad, cuídalo y
protégelo de ti mismo y de tus enemigos!, aunque no comprendía en ese momento lo que sucedía, bastaron
algunos minutos para comprender cada palabra que ella me dijo, ¡Muchacho
aunque la suerte te acompañe, esta manchada con la sangre de los inocentes, por
eso ella será efímera, pero esta aparecerá muchas veces en tu camino pero todas
ellas no serán aprovechadas adecuadamente y solo una, la última de todas, será
la recompensa para tu esfuerzo, solo bastara cambiar y abrir los ojos para
darse cuenta de la verdadera suerte¡; la vieja bruja hace un silencio y luego se levanta, de nuevo
observa el cigarro diciéndome, -¡pero
esta suerte llegara pronto y en varias formas pero perderás los más amado de tu
vida!, la mujer
se sienta y hace silencio, ella cierra los ojos y pensé que todo había
terminado, trate de levantarme y ella abre los ojos, me mira fijamente y fuma
por última vez el cigarrillo ya apagado, -¡Ahora muchacho cuénteme que
es eso que lo tiene tan intranquilo desde anoche!, le conté
con detalle todo el sueño, como si ella fuese una autoridad suprema y yo
semejaba ser un terrible pecador en el calvario, las palabras brotaron de mis
labios de forma fácil y espontánea, no sentía ningún tipo de presión que me
impidiera hablar.
-¡Este
sueño muchacho solo indica que hasta a punto de hallar una gran suerte para
usted, pero usted está buscando en el lugar equivocado y está a muy pocos
metros de hallarla, pero esa suerte es corta y efímera!, -¡la
suerte suya esta en las esmeraldas, pero nunca usted sabrá si ellas son su peor
maldición!; estaba
confundido, no sabía si creer o reírme del espectáculo, sin embargo permanecí
en silencio y quise de nuevo salir pero no lo hice y trate de buscar respuestas
a tantas cosas que me rondaban en mi cabeza.
Días
después decidí cerrar la mina, pero Jaime Loaiza me ataco, nos enfrascamos en
una riña, gracias a la oportuna intervención de los hombres, evitaron que el
incidente llegara a mayores, de todas maneras quedo cazada la pelea para
después, el problema era si yo me descuidaba, ya que este hombre tenía fama de
traicionero; viaje al pueblo ese mismo día para llevar el campero y cargar todo
lo que había en la mina para donde el viejo Matías, tome entonces un atajo y
salí por encima del socavón, justo encima del túnel, vi un gran árbol de cedro,
el mismo del sueño y junto a este, se levantaba una pequeña montaña del tamaño
de una casa de dos pisos, la cual estaba cubierta de lama y musgo, su aspecto
era normal y no le preste tanta atención, entonces sentí ganas de orinar y
camine hacia la loma, con una rama limpie el lugar por si de pronto alguna
culebra me pegara mi buen susto, justo cuando golpeaba la rama, le pegue a la
pared de la minúscula montaña, fue tal mi sorpresa que ante mis ojos, aparecían
débiles destellos verdes que trataban de escapar de la pared, tome luego una
roca y golpee la pared y vi como esta se desmorono, entonces ante mis ojos,
surge la fuerza geológica más hermosa del mundo, pintada de un verde mágico,
una fibra que venía desde lo más debajo de la tierra y terminaba en el pico de
esta montañita, busque por donde subir pero el musgo y lo vertical de la pared
me lo impedían, camine alrededor de la loma buscando por donde subir, en aquel
momento vi el árbol de cedro y una de sus ramas, descendía sobre la cúpula,
trepe rápido al árbol y en la cima busque la brecha, escudriñe cada centímetro
hasta encontrar la bendita floración mágica incrustada en la roca, un
yacimiento verde oscuro con algunos tintes amarillos que indicaban la
existencia de una maravillosa riqueza, excave un poco y ante mí, aparece un
gran ramillete de pequeñas chispas de esmeraldas que rodeaban juguetonas a un
perfecto y geométrico canutillo verde, lo tome emocionado, lo revise por todos
sus ángulos, luego lo guarde y continúe excavando, así logre encontrar tres
gemas más, intente sacar más piedras pero fue más difícil de lo que imaginaba,
baje de la roca a pedir ayuda a los muchachos pero ninguno atendió mi llamado,
se habían subordinado, decidí ir a donde estaban ellos y mostrarles con orgullo
mi hallazgo,
-¡ahora si me van a escuchar!, sin demora y luego de escuchar con atención mi historia,
corrieron a sacar las herramientas, pocos minutos después y como en el primer
día, estaban todos los hombres animados, esa piedra y esa montaña extraña les
devolvía la moral y la vida y también la esperanza de salir pronto de la
pobreza; los muchachos empezaron a excavar, -¡esta si es la veta, patrón!, dijo el
Santandereano Loaiza, dejando a un lado el altercado conmigo, -¿entonces
qué hacemos Jaime?, pregunte
emocionado, -¡esto
está a punto de reventar en cualquier momento, patrón!, replico
Jaime Loaiza, envié urgente a uno de los obreros al pueblo para buscar a don
Matías, pese a los reclamos de los demás que no querían que le avisara al
viejo, querían ellos sacar algunas piedras y compartirlas, ya que sabían que
una vez que el viejo llegara allí, no tendrían nunca una oportunidad igual de
ser ricos, ya que el viejo les pagaría cualquier dinero que no sería suficiente
para compensar tanto sufrimiento, pero mi compromiso y mi aparente honestidad
no permitirían tal cosa pero de nuevo los reclamos y las suplicas se tornaron
más fuertes y como dicen “cinco contra uno no es democracia, en una paliza”, accedí
bajo una condición que solo se sacara lo suficiente para nosotros y lo demás
era del viejo; empezaron a excavar y a sacar una que otra buena esmeralda,
Jaime Loaiza quien era el más afiebrado para excavar decía, “Lo que
es del perro no se lo come el gato”, y vaya que si es cierto, porque aunque para nosotros fue mucho
el botín, para el viejo Matías triplicaba cien veces lo que nos habíamos
robado, ocho horas después el patrón llego acompañado con un centenar de
hombres armados, nos sacaron a todos de la particular mina, incluso a mí, no me
dejaron aproximar a la “guaca”, cuentan que el viejo trabajo toda la noche y
toda la mañana sacando grandes cantidades de esmeraldas y que solo se detuvo
para ir al improvisado baño (el monte), finalmente y cuando todo acabo, el viejo nos mandó llamar,
frente a sus hombres y socios nos felicitó, y nos motivó a seguir trabajando
por la empresa, mando traer comida y trago para celebrar, festejamos con él
toda la noche y hasta nos declaró reyes de su riqueza, así fuera solo en
sueños; según el viejo, esa tierra era pobre, desierta y muerta, donde jamás
nadie hallo una “marmaja”, el viejo no podía creer lo que la suerte le había
dado sin tanto esfuerzo. Finalmente se embriago y río tanto, que olvido todos
los problemas que tenía por sus trampas; fui a orinar muy cerca y me fije que
no estaba el Santandereano pero no le preste tanta atención a eso y regrese
junto al viejo; serían las nueve de la noche, cuando se escuchan varios
disparos, la seguridad del viejo habían capturado a alguien robando en el
hueco, luego un hombre grita desde lo alto -¡patrón cogimos a uno
robando!, el viejo
ordena a otros hombres llevar al ladrón ante él, se escuchan varios impactos
seguido de un silencio, minutos después, luces de linternas anunciaban el
descenso de los hombres, traen a arrastras a un hombre, bastante herido, se
acercan un poco más y pude ver claramente que era Jaime Loaiza, -¿qué
paso hombre?, pregunte,
-¡lo
encontramos robando!, dijo la
guardia personal del viejo, -¡si ve, a estos hijueputas les da uno de comer y le quieren
quitar la mano a uno!, el viejo
se hace frente a él, no pronuncia palabra alguna pese a las suplicas del
Santandereano, -¡esto
va para todos ustedes, aquí siempre ha existido una ley, el que roba en la mina
con la vida la paga!, gira su
cabeza hacia sus hombres, diciéndoles, -¡ya saben que tienen que
hacer!, el
Santandereano suplica de nuevo pero es demasiado tarde, la orden es irrevocable,
suben al hombre a un carro y lo llevan lejos, hasta el día de hoy, Jaime Loaiza
continua desaparecido.
Una semana
después, regrese a buscar a la bruja y contarle todo lo que me había ocurrido,
viaje tan aprisa en mi carro que creo que rompí la marca mundial, quería
contarle todo con pelos y señales, pero cuando llegue a su casa, no había
nadie; la llame varias veces pero ella no me contesto, me acerque a la puerta y
quise entrar a la habitación pero una barrera invisible me lo impidió, se me
pusieron los pelos de punta y salí corriendo de allí; tres días después regrese
y tampoco la encontré; al día siguiente y al otro y solo al mes la encontré, le
entregue un sobre con dinero en señal de gratitud, el cual ella no recibió,
hablamos muy poco y fue esquiva conmigo, solo me dijo que yo era un hombre de
suerte y debía aprovecharlo, sin más palabras que un simple hasta luego, la
mujer me despacho de su casa, al día siguiente, la bruja viajo para Venezuela
para nunca regresar, de ella lo recuerdo todo y jamás la he olvidado, porque
ella fue la que cambio mi vida con sus predicciones.
Regrese a
la finca de las viejitas pero las cosas andaban mal con ellas, ya que ellas y
como de costumbre, no me creían que hubiese terminado como representante del
hombre más poderoso de la región; aguante un poco más de tiempo en la casa de
las señoras, ya que no tenía a donde ir, pese a que tenía algo de dinero;
trabaje juicioso a sembrar maíz y café en los terrenos “faldosos” de la finca y
olvide por algunas semanas todo lo que tenía que ver con las esmeraldas,
incluso no volví al pueblo y aunque me aleje de los peligros y hasta descanse,
tengo que admitirlo que me hacía falta ese mundo, sentía como si el mundo se me
hubiera acabado y debía de recuperarlo, fueron varias semanas de total entrega
al campo y al ganado y aunque eso me gustaba, no era feliz, (es como
cuando el hombre quiere ser cura pero cuando se le cruza una mujer, su vocación
termina tan rápido como llego), ¡no importaba lo que hiciera, siempre existiría algo o alguien
que me hiciera cambiar la decisión de regresar a las minas, así fuera para bien
o para mal!.
Regrese al
pueblo y fue más la demora en bajarme del auto, que llegara don Matías en busca
mía; -¡En
donde estaba metido, lo ando buscando como loco!, apenas y
pude bajarme, cuando el viejo me abrazo, -¡usted que se había hecho!, -¡trabajando
patrón! conteste, -¡pero
para que se jode, si usted tiene la suerte a mi lado!, replico, -¡camine
chino y nos tomamos un trago y le propongo un buen negocio para estos días!, -¡claro
patrón!, conteste;
en esa mañana en un bar, me ofreció trabajo en otro corte de su propiedad y que
al parecer no le estaba funcionando como él quería, ¡muchacho
necesito que me haga el favor y me colabore con un corte en Muzo y que solo me
ha traído problemas!, yo escuche atento cada palabra del viejo más sin embargo tenía
mis dudas; ¡yo le
prometo que les envió la remesa puntualmente y todo lo que necesiten, solo es
que me diga y yo se la envió sin demora!, yo seguía escuchando y seguía sin creerle, -¡mire
señor Vergara si usted me pone a andar ese corte como debe ser y me saca una producción
de esmeraldas bien buena, le doy el 25% de lo que saque!, me quedo
mirándolo a los ojos, -¿de verdad patrón?, pregunte con duda, -! si señor Vergara le doy
todas las condiciones para que usted este seguro de que este trabajo es serio!; -¿qué piensa
señor Vergara?, pregunta
el hombre, tome la copa y bebí dos tragos, luego mire al viejo y le dije lo
siguiente, -¡pero
con una condición Don Matías¡ el viejo se sorprendió, pues no creía que yo, un simple muchacho
salido de la nada, tuviera los cojones suficientes para pedirle algo, -¿cuál
será?, -¡que yo
solo trabajo con mi gente y que se les pague una buena bonificación de lo que
se saque del corte!, el viejo
no podía creer lo que yo le decía, -¡mire pes me salió capitán
el muchachito!, hizo
silencio el viejo, tomo una copa y luego sonrió; -¡está
bien señor Vergara pero antes tengo que estudiar sus propuestas con las con los
socios, pero llegado el caso de ser aprobadas, así mismo le exigiré resultados
rápidos, es mucho dinero el que está en juego!; -¡no se preocupe patrón,
cumpliré a cabalidad todo lo que usted me pida!, -¡eso
espero señor Vergara!, luego
tomo lo que quedaba de su trago, -¡mañana lo espero muy
temprano para que vayamos a la mina y traiga a sus hombres de confianza!, al
parecer le dio gracia mi exigencia, que se retiró a carcajadas del lugar,
seguramente no confiaba en mi o se burlaba, se fue el viejo sin despedirse, sin
dar las gracias al dueño de la tienda, este hombre menospreciaba a todo el
mundo, incluso a mí, que lo había salvado de la quiebra y de una muerte segura.
A la mañana
muy temprano me encontraba con cuatro amigos de mi plena confianza, don Antonio
Bohórquez, Misael Suarez oriundo de Tunja Boyacá, Nixon "el
mataperros" y que se encargaría de la seguridad del lugar y de la mía y
Germán Gutiérrez "el ingeniero" y que era experto en la excavación y
construcción de túneles sin importar como lo hiciera; la noche anterior, luego
de que el viejo se marchara, me había emborrachado tanto que me volví loco y
discutí con las viejitas, destruí todo en el rancho y hasta las mande a dormir
al monte, horas más tarde y cuando estaba dormido, me sacaron toda la ropa y
por enésima vez me echaron de sus vidas, pero eso no me preocupaba, ni siquiera
me acordaba del bendito lugar secreto de la mina de las viejitas, tenía buen
dinero y eso era suficiente para mí.
Partimos
para la mina, fue un viaje de siete horas por una trocha horrible y peligrosa,
atravesando el filo de los abismos y colocando en sus manos, nuestras vidas;
por fin llegamos a una quebrada donde no había paso y debimos caminar por una
enorme montaña semejando a los monos arañas de la selva, escalamos la empinada
cumbre hasta llegar a la cima, donde había un socavón con varios hombres y
herramienta por doquier, allí un hombre moreno llamado Carlos Miranda era el
encargado, nos recibió con cierto desagrado y eso fue suficiente para no
confiar en él, nunca.
Entramos de
inmediato al hueco, ayudados con lámparas de carburo y tengo que decirles que
esta mina tenía una inversión de muchos millones representada en redes de luz y
agua, un buen campamento, entre otras cosas más, dentro de esa montaña me
entregue a la suerte y al poder milagroso de Dios, para que me protegiera de un
posible derrumbe o de un fracaso, les juro que allí adentro, se vive y se
aspira un gran terror, pese a lo inhóspito del lugar, era un túnel
perfectamente hecho pero eso no era prenda de garantía para mí, avanzamos unos
cincuenta metros y tomamos el primer descenso, y así conocer nuestro nuevo gran
reto en las entrañas de esa montaña, de los cuatro que salimos a explorar el
hueco, solo dos llegamos al final del túnel, donde se erigía la más fuerte
muralla que limitaba la riqueza de la pobreza, una pared de roca dura como el
acero que ni siquiera la dinamita podía quebrantar, ni siquiera el grupo de
veinte hombres que meses atrás llevaban trabajando allí, y ahora yo acompañado
de mi gente, trabajaríamos a brazo limpio para tratar de abrir un boquete a la
suerte.
-¿Cuánto
llevan trabajando aquí?, pregunte, -¡llevamos un buen tiempo en esta montaña y no hemos encontrado
nada, pero don Crisanto que es el experto en geología dice que estamos muy
cerca y que en cualquier momento encontramos la propia veta!, contesta
el tipo que nos recibió: lo cierto es que llevan con ese cuento mucho tiempo,
sin lograr nada y en cuanto al famoso Crisanto, no era más que un borracho que
no conocía nada sobre esmeraldas, afortunadamente llevaba al más antiguo de los
buscadores de esmeraldas y quien era un verdadero artista para encontrar las
brechas sin tanto esfuerzo y fue el mismo Antonio quien me informo que ese
trabajo que realizaba esta gente, lo estaban haciendo muy mal y que al igual
que otros desafortunados, estaban buscando en el lugar equivocado, entonces no
dude más y haciendo uso de mi nuevo cargo, cambie todas las reglas de juego y
releve a todos los hombres en el corte pero tal acción me trajo fuertes inconvenientes
y gane nuevos enemigos que trataron de sabotear mi trabajo y el de mi gente,
finalmente tuve que usar otras alternativas y echar a la gente que no me
servía; luego de sacar a la gente y de reemplazarlas por otras personas del
sector, decidí iniciar el trabajo lo más pronto posible pero antes debía
cerciorarme y preguntar a don Antonio, sobre una fecha posible para encontrar
esmeralda y ganar pronto buen dinero, el viejo no dudo en contestar, pidiéndome
un plazo de siete días para hallar la fuerza y dependiendo de la forma de la
brecha, de 30 a 90 días para llevarme a una buena “guaca”, -¡eso
sí, me suplico que le diera una buena bonificación por el trabajo y además me
pidió, que pasara lo que pasara, no lo dejara morir en esas montañas y que lo
llevara conmigo para todo lado, a cambio me juro lealtad y honradez, yo le di
todo el apoyo necesario para hacer su trabajo, me pidió más hombres, dotación
de equipos y herramientas, y me pidió que construyera un nuevo campamento al
lado del túnel porque pronto esa montaña pintaría verde y llegaría al lugar
mucho ladrón dispuesto a matar por tener una sola gema!; para
lograr ello me toco tumbar media montaña, (fueron aproximadamente 1500 jornales
día y noche para instalar el rancho y todo lo conveniente para trabajar
cómodamente, reemplazando el antiguo
campamento
que estaba en la parte de encima de la montaña y que era el dolor de cabeza de
todos los días, pues se debía de subir por una larga pendiente para descansar y
madrugar a bajar para trabajar, una rutina de una hora diaria de camino por una
montaña difícil; ordene también crear un nuevo camino fácil y no tan tortuoso
que desde la distancia parecía una gran pirámide atravesada por un camino en
zigzag y que fuese bautizado por los antiguos como "El Banco" pues
muchos de ellos creían que en esa montaña había mucha plata pero estaba
protegida por el diablo y solo le prestaba a aquella persona que se atreviera a
pedírselo por medio de un pacto, cosa que nadie en la vereda o en el pueblo, se
atrevían por hacerlo por temor a ser maldecidos o llevados de las patas al
mismo infierno.
Organice el
trabajo en dos turnos, de seis de la mañana al doce del día y del doce a seis de
la tarde y en cada turno envié a seis hombres incluyendo un guardia armado,
mejore totalmente la comida y la bebida y hasta cree un nuevo cargo dentro de
la mina "el patinador" quien llevaba hasta el corte, la comida, los
refrigerios, y herramientas para que los hombres no salieran del corte y
perdieran tiempo valioso, fue tal la organización que diseñe, que pronto otros
en la región seguirían mi ejemplo aunque no con los mismos resultados, -¡me
había convertido sin saberlo y sin pisar nunca una escuela, en el mejor
administrador y minero del mundo entero!, pronto el cambio de personal daría sus resultados, el viejo
Antonio por fin había encontrado el rastro y estábamos tan cerca de hallar el
camino correcto, ya que la brecha pintaba de una forma mágica que excitaba al
menos experto en este arte; pronto el viejo Matías recobro la fe en esta mina
muerta y enviaría un grupo de doce hombres para reforzar el trabajo y lograr
rápido la anhelada veta millonaria, pues el común de la gente decía que se le
estaba acabando la plata y prácticamente estaba en la calle y todo por el
maldito juego de los gallos finos, el cual él entendía bien pero la suerte no
lo acompañaba, se asegura que en un solo día, aposto más de 100 millones de
pesos y que acabo miserablemente hasta el último peso, solo se marchó de la
gallera cuando sintió que su cabeza y su corazón le estaban jugando sucio, o
sea se estaba volviendo loco y le estaba dando un infarto, una semana después y
sin coger escarmiento aposto todos los carros, las fincas y las minas en
producción y lo perdió todo, -¡absolutamente todo y lo
perdió todo!,
finalmente le metió el ultimo peso que le había quedado a esta mina del
infierno, y ya empezaba a tener problemas con sus asociados que no veían rendir
su dinero, al parecer sospechaban de que su administrador se había gastado todo
el dinero.
Fue en ese
grupo de hombres que envió, que encontré a una persona muy especial para mí, -¿adivinen
a quién?, -¡el
tercer ladrón, quien iba de obrero raso a la mina!, -¡vaya
sorpresa!, quise
tomarlo por mis propias manos y acabar con él, no me importaba las
consecuencias, ya que era yo, el jefe de la mina y yo mandaba, así mandara mal,
pero me contuve y aguante todo deseo de venganza, entonces recibí a estos
hombres y los distribuí por todo el área y al famoso ladrón lo envié a un nuevo
turno de trabajo en las horas de la noche (para hacerlo comer toda la
mierda necesaria), quería
hallar pronto la veta y según mis planes, todo podría salir bien, si el trabajo
de los obreros rendía tal como lo había planeado.
Durante
cuatro meses, día y noche y sin parar, trabajamos en la mina siguiendo un
hilillo verde con pintas de cuarzo y marmaja y esto no quiere decir que sea
bueno pero tampoco malo, estábamos siguiendo bien la brecha, pero el acoso del
viejo Matías por obtener resultados, cuando ni siquiera el viejo y como era su
costumbre, nos enviaba la encomienda de la comida y la herramienta muy tarde y
ello perjudicaba la voluntad de los hombres y obviamente no rendían lo mismo, -¡la
verdad les digo que esa situación me atormentaba mucho y llegue hasta perder la
fe en esa mina del diablo!.
Y no fue
sino un miércoles de agosto, luego de otorgar licencias a los hombres para que
fuesen visitar a sus familias, temiendo que estos no regresaran al corte, que
decidí entrar al túnel y verificar por mí mismo el trabajo y tengo que
admitirlo que realizaban un trabajo duro, tratando de seguir el rastro bendito
de la esmeralda, pero este desaparecía y volvía aparecer en otro lado y eso
tenía loco al viejo Antonio, -¡Nunca había visto una cosa
parecida patrón, aparece la brecha abajo y la seguimos, luego desaparece,
excavamos duro y aparece arriba, luego excavamos para arriban y desaparece y
aparece a la izquierda, y se pasa después a la derecha y luego corre hacia
abajo, es como si esta mina y las esmeraldas, jugara con nosotros, como si la
mina estuviera encantada!, me regrese hacia la entrada y en la mitad del trayecto vi que
una de las paredes de la mina se estaba derrumbando y que en la parte superior
caía un leve chorro de agua, esta falla dentro de la mina, me llamo tanto la
atención que fui a mirarla de cerca para tratar de arreglar el problema y
evitar un derrumbe, no vi otra cosa fuera de este mundo, me pareció algo normal
y regrese al campamento; tres días después, los obreros no quisieron trabajar
producto de la irresponsabilidad de la empresa que no nos enviaba desde hace
más de dos meses la remesa del mercado y la plata para la gente y por segunda
vez, me tocó a mí, respaldar con mi dinero la mina de este cristiano del demonio.
La
irresponsabilidad del viejo lleno la copa, decidí entonces parar el trabajo y
marcharme de nuevo para Quipama, reuní a los hombres para comunicarle mi
decisión y evitar inconvenientes en el futuro con ellos, les explique
sinceramente lo que estaba pasando y que sería mejor para todos, dejar la mina
y marcharnos cada uno por su lado, de esta manera cada uno de mis hombres,
recogió lo que más pudo en el socavón, encabece la triste fila para sacar todo
dentro de la mina y justo cuando llegue al lugar de la caída del agua, esta
había formado un derrumbe que obstaculizaba el paso, le pedí a uno de los
muchachos me trajera un listón para colocarlo en la estructura de madera y así
detener la caída de la pared, mientras los demás recogían la tierra con palas,
fue el ladronzuelo quien trajo apurado el madero, incluso me ayudo a colocarlo,
pensé en ese momento asesinarlo pero me contuve y más bien me puse a instalar
la viga, terminamos pronto y continuamos hacia adentro hasta llegar al corte y
recoger lo poco de herramienta que había allí, el viejo Antonio dio el ultimo
picazo como tratando de escudriñar la pared pero solo logro una grosería y la
resignación general del grupo ante este fracaso, ¡larguemos
de este bulto de sal!, grito
Misael y todos salimos detrás de él, pasamos por el derrumbe y vaya sorpresa
que nos llevamos, nuevamente media pared se había caído, el listón que habíamos
instalado no soporto el peso y dejo salir un enorme boquete, entonces brotó con
más fuerza el agua y por pura física intuición de minero, me arrodille a ver la
tierra que estaba por doquier, alumbre con mi lámpara cada puñado de tierra y
como dicen, "el que no ha visto a Dios y cuando lo ve, se asusta"
apareció ante mí, la más hermosa recompensa que solo la miseria y el fracaso
pueden dar, la suerte en forma de una preciosa y majestuosa esmeralda, mis ojos
no daban crédito de lo que tenía en mis manos y creo que ninguno de los que
estaban allí conmigo, distinguí con exactitud lo que sostenía, -¡Don
Antonio, mire esto!, grite
emocionado, pronto el viejo se abalanzo junto a mí, -¡es una
esmeralda patrón y de las buenas!, de inmediato me rodearon, uno a uno de los obreros, se pasaron
la bendita esmeralda y en su fe única y absoluta, solo dieron gracias cada uno
a su manera a sus dioses tutelares, otros solo en silencio dieron besos
diáfanos de felicidad, otros más, invocaron conjuros y pactos que solo el
fracaso conoce y finalmente otros más, se persignaron con ella; me levante y
observe la fuente del derrumbe, escarbe un poco y cayo otro derrumbe un poco
más pequeño, logre sacar tres esmeraldas de buen tamaño y color, no podía creer
mi suerte, el regocijo fue general, las risas y los abrazos daban credibilidad
al hallazgo, ¡Patrón
esta es la veta, siempre estuvo ahí, tan cerca de nosotros pero tan lejos de
nuestros ojos! , y les
digo con plena certeza, que a diario y cada instante pasamos tan cerca de esta
guaca y nunca nos dimos cuenta de su existencia y hoy puedo asegurar, que así
es la suerte, tan hermosa y poderosa pero tan esquiva que puede pasar justo en
frente de nuestras narices y jamás podremos reconocerla; estuvimos a menos de
cinco centímetros del hallazgo más fantástico de nuestras vidas, y hasta yo no
podía creer que tal riqueza estuvo siempre junto a nosotros. Ordene recoger
toda la tierra y cavar más en la pared y lo que sacamos de allí, lo repartíamos
en partes iguales, el resto seria para el viejo Matías y aunque no se lo
merecía, era solo cuestión de principios y mi palabra y aunque el viejo me
había defraudado por su abandono y el mal pago con mis hombres, debía de ser
leal y correcto y dar lo justo a este hombre, entonces llego la difícil decisión
que podría cambiar el rumbo de vida de muchos o el destino de un solo hombre.
Entonces me
ubique en el medio de todos los hombres y con voz segura, les ordene hacer
silencio por un instante, todos allí escucharon cada una de mis palabras; -¡yo sé
que esta es una oportunidad única en la vida, donde la suerte nos sonríe en
nuestra cara, tal vez sea esta la última oportunidad y para otros tan solo sea
la primera, estamos tan cerca de tener una fortuna casi propia, una fortuna
capaz de aliviar la pobreza, la tristeza y los malos recuerdos que todos hemos
sufrido, yo solo les quiero proponer un buen negocio para que disfrutemos por
igual de esta fortuna que hoy nos sonríe!; -¡lo saquemos hoy, lo repartiremos
en partes iguales entre todos los que hemos estados metidos en este hueco y que
una vez sea repartido el botín, sea mañana el día en que avisemos al patrón
sobre esta producción y cobrarnos así por la derecha el justo pago a tanto
abandono y sufrimiento!, todos en común acuerdo respaldaron mi propuesta y yo finalizo mi
osado discurso con estas palabras.
-¡pero solo basta una
condición para que hagamos el reparto de las esmeraldas y es que lo que se haga
acá, se diga acá, lo que se reparta acá, nunca saldrá de nosotros un leve
murmullo que delate lo que hoy hacemos mal pero que para muchos puede ser el
pago justo a tanto sacrificio!, -¡ustedes saben que lo que estamos haciendo, se
castiga con la muerte y el patrón no vacilara en cobrar hasta la última piedra
de su propiedad y finalmente sin importar nuestro pacto, aquel que nos delate,
yo mismo lo matare!; se
escucharon aplausos, todos me abrazaron y me levantaron en hombros como a un
gran héroe taurino, -¡este
es nuestro patrón, gritaban emocionados!, uno a uno, cada hombre de los 24
que tenía, me juraron lealtad eterna, hasta el mismo ladrón del cual
desconfiaba, juro ser firme y obediente a la promesa.
Recogimos
todo lo que pudimos y en orden dejamos todo listo para que el viejo llegara en
la mañana, ordene levantar un muro en madera y disponer una seguridad estricta
en todo el lugar, envié a Misael al pueblo de Quipama en busca de Don Matías
para que le informara sobre lo sucedido, esa misma noche celebramos, cantamos y
tomamos guarapo y de acuerdo a lo que se sacó, repartimos por igual y así fue
que cada hombre recibió 97 esmeraldas grandes y 212 pequeñas, además de un
puñado de chispas; de acuerdo al pacto, solo el botín se utilizaría después de
un tiempo prudente para no levantar sospechas.
A la mañana
siguiente, un pelotón de hombres, y un estruendoso dispositivo de seguridad,
llegaban junto con don Matías a la mina, fue un encuentro simple y muy vació,
ni siquiera pregunto como estábamos, -¡ni siquiera las gracias
dio!, solo
llego y ordeno a sus hombres, sacarnos de allí, y llevarnos al pueblo; -¡pero
como así!, reclame, -¡son
órdenes del patrón!,
contestaron desafiantes sus guardias, nos echaron de allí como a unos perros
como si nuestra suerte no fuera motivo de admiración o gratitud por parte de
este hombre, cuatro días después, salió de la mina el famoso pero tramposo don
Matías Rojas, cargado de esmeraldas y según sus hombres, saco tanta esmeralda
que sus hombres tuvieron que dejar sus armas para ayudar a cargar el pesado
tesoro, incluso las doce camionetas en las que se movilizaba, tuvieron que
hacer tres viajes para llevar la esmeralda, fue tanto el dinero que sacaron de
allí, que en la hacienda del viejo, realizo una gran fiesta que duro 27 días,
fue tanto el billete que sacaron de esa mina, que el viejo y sus socios
compraron edificios completos, flotas de taxis y hasta aviones para exportar
directamente toda la esmeralda, pero a nosotros los que encontramos la riqueza,
no se nos pagó lo justo, tan solo se nos dio una bonificación de doscientos mil
pesos para que los repartiéramos entre todos nosotros, ello me indispuso y me
hizo renunciar a todo este cuento de la minería, no por el pago que nos había
hecho, ya que nos habíamos cobrado por
derecha una pequeña parte de ese gran trofeo, estaba ofendido por lo
desgraciado que era el viejo con nosotros y como nos dejó a nuestra suerte,
pero como dicen por ahí, “en camino largo hay desquite” y yo sabía que ese
viejo tendría que llegar a mi muy pronto.
Regresamos
todos a nuestras actividades normales, no sin antes, encerrarnos en una casa y
beber sin parar durante cuatro días, menos mal nos quedamos con algo de
esmeraldas o de lo contrario, estaríamos esperando la compasión de un viejo
egoísta; cada uno de los obreros tomo un rumbo diferente, unos viajaron para
Bogotá, otros para Chiquinquirá y otros más para el llano, yo me quede en
Quipama, junto a Misael, el ladronzuelo, Germán y otros más y antes de partir
para donde las viejecitas, les hice prometer a todos ellos, silencio total pero
ellos también me hicieron jurar, que el día que yo tuviera un nuevo corte para
trabajar, los llamaría a trabajar.
!Estando en
Quipama, el par de viejitas me buscaron en el hotel, me llevaron regalos, ropa
nueva, anillos, relojes finos, zapatos y hasta una loción que solo los ricos
utilizan, (para mí
es el mismo “pachuli” que todo el mundo se aplica), al
principio no acepte nada pero ellas me insistieron, hasta me lloraron y me
suplicaron, pero yo me hice el difícil y las deje llorar un poco más, pero la
verdad no aguante verlas así, y yo las abrace y las bese, me di cuenta que
ambas damas, yo las quería mucho y que yo sin ellas, no era más que un pobre
diablo, un simple hombre que daría la vida por ellas, y aunque no es momento
para hablar de ellas, no sabía en el fondo a cuál de las dos quería más, ya que
ambas viejitas eran el complemento una de la otra en mi vida, o sea lo que no
tenía la una, lo tenía la otra y viceversa; regrese a la casa a descansar un
poco, cosa que fue difícil y ustedes entienden porque, de todas formas me gusto
regresar a la casa y tener una bonita reconciliación con las patronas!; ¡fue en
el séptimo día de mi regreso que estando con la señora Juanita y en el éxtasis
final de nuestro idilio, que la pobre viejecita se siente muy enferma y no
aguanta el voltaje del amor, me pide con urgencia un receso pero en el momento
de que ella va al baño, cae fulminante sobre el piso y fallece
instantáneamente!, yo grite
pidiendo ayuda, pero ya no podía hacer mucho, su hermana no podía creer lo que
había sucedido, mas sin embargo y pese a las circunstancias, encontró refugio
en mí, como yo también lo encontré en ella y de esta forma, ambos pasamos esta
amarga pena; sin duda fue una pérdida irreparable que ninguno en el rancho se
había imaginado y que ahora sin ella, debíamos de prepararnos para lo que el
futuro nos quisiera deparar; -¡la partida de Juanita fue algo que a mí me
destruyo y que marco un dolor intenso en mi alma, difícil de olvidar!, la gran
Juanita falleció a los sesenta años, los cuales no demostraba, aunque ella
decía que tenía 43 años pero la verdad yo les digo que parecía una muchacha de
22 años pues su ímpetu era insociable y voraz, de esa manera mi gran amiga y mi
alcahueta incondicional, partía para el mas allá, dejando en este mar de
lágrimas a su hermana y a mí!.
El par de
viejecitas eran mellizas y las menores de quince hijas, herederas de una gran
fortuna y de un absoluto prestigio que les hubiese dejado su padre, quien era
un consagrado gamonal político, alcalde de medio Boyacá, llamado Rogelio
Morales, sobreviviente de la violencia política, ya que se “volteo” a buena
hora de partido, pero nunca soporto la cantaleta de su esposa y sus quince
hijas por andar metido en el juego y la mujer ajena.
De esta
forma Doña Juana se marchaba al más allá, dejándonos en medio de la
incertidumbre, fueron tres meses de duelo, recordándola a cada instante, ya que
es difícil olvidar a una persona tan especial: -¡recuerdo que el día de su
funeral, todo el pueblo asistió, llego mucha gente de otros pueblos, hasta el
alcalde y el gobernador, dieron emotivos discursos que aflojaron los más duros
sentimientos, también la música y los mariachis acompañaron altivos su
despedida!, solo me quedaba su hermana, de quien nunca me aparte y la acompañe
lo necesario para que aliviara su pena, ya que ella y Juanita eran inseparables
y buenas hermanas, debido a la muerte de la viejita, no regrese a la mina por
un tiempo y no volví a mencionar el tema de la minería hasta que fuera
prudente, respetando su memoria, ya que ella me criticaba mucho por estar
metido en las minas, me reprochaba por ello y siempre se cuestionaba por no darme
lo suficiente, ella solo quería tenerme a su lado y de algo si estoy seguro, es
que nunca me falto nada pues ella me lo daba todo. Pero pasado el dolor, olvide
la promesa en el cementerio y regrese a la mina que era mi verdadera pasión, de
la otra viejita que les puedo decir, a los seis meses se marchó para España a
vivir por una temporada y olvidar el trago amargo de la partida de su hermana y
el desamor que ahora yo le daba, pero se radico definitivamente en ese país, al
parecer un catalán un poco menor que yo, la habría conquistado, aunque al parecer
nunca la cautivo, ya que nunca dejó de escribirme, manifestando que la vida era
diferente y un poco más dura sin su hermana y por supuesto sin mí, regreso a
Colombia varias veces, solo para verme; fue en su último que visito su reliquia
millonaria, la famosa mina para financiarse por última vez, en esa oportunidad
estaba acompañada de su nuevo esposo y no era precisamente un galán de novela y
pecaba a veces de ingenuo, ya que Anita se insinuaba mucho conmigo y el parecía
no sospechar nada, (pero
quien va a sospechar, si la viejita me presento como su único sobrino).
Dicho
encuentro fue muy romántico para los dos, (obviamente sin el marido), me llevo a
Bogotá, donde pasamos días muy divertidos (tal vez los últimos de mi
vida), no
importo la edad y el rumor de los malos comentarios de la gente envidiosa,
compartimos tanto en pareja que creí que se iba a quedar conmigo y dejaría al
Español, pero solo fue dicha de un segundo, que pronto llegaría lo irrevocable,
su despedida, cruel y amarga, ya que yo la quería mucho y me dolía que ella se
marchara pero esa decisión ya estaba tomada; -¡fue en ese día que me dejo un
sobre marcado con la frase “Para que no me olvides nunca”, guardaba en su
interior una carta y varios documentos legales, no le preste atención al sobre
y solo la vi partir, a medida que se alejaba dentro del aeropuerto, comprendí
que el amor y todo sentimiento parecido son muy hermosos pero cuando duelen te
marcan para toda la vida; en ese último día antes de su viaje, me declaro su
amor profeso pero también su tristeza y sin más que un beso, un abrazo y un
hasta luego punzante, se perdió por el terminal aéreo dejando atrás, episodios
y sueños eróticos jamás vividos, dejando atrás a un muchacho, que gracias a
ella y a su hermana sobrevivió y creció, finalmente vi surcar en el cielo, la
nave majestuosa que la llevaría al otro lado del mundo lejos de mí; me imagino
que querrán saber que había en el paquete, había una carta especial y mágica,
cuyas letras me declaraban su gran amor, expresando a los cuatro vientos, la
falta que yo le hacía y el porqué de su despedida; anexo a la carta, me dejo el
mapa deseado por un pirata, el lugar exacto del tesoro que yo tanto soñé, la
mina secreta de esmeraldas de sus antepasados, me dejo además las escrituras de
varias propiedades entre las que estaban, cinco casas, tres fincas, vacas,
caballos, gallinas y hasta un perro cazador, hasta el día de hoy, conservo con
cariño esa hermosa carta de despedida.
De doña Ana
Morales no volví a saber nada, nunca más me escribió, jamás regreso, tal vez se
había enamorado de su marido, olvidándose de mí, viví sumergido en el alcohol,
lloraba mucho y tengo que admitirlo pero hasta el día de hoy, ni a ella y a su
hermana, jamás las he olvidado; finalmente por chismes de la gente, que había
regresado a Colombia en busca mía pero al no encontrarme, se sumergió en la
pena más profunda hasta morir, otros me dijeron que había muerto en España a
causa de la edad, otros que murió en Italia y así cien teorías más, todas
diferentes que apuntaban a un mimo camino, la muerte.
Compre una
casa en Muzo, en donde instale una pequeña oficina donde compraba y vendía, una
especie de comando especial donde planificaría todo lo que quería hacer en las
minas, aunque no tenía mucho dinero, sabía que tenía talento y buenos amigos
que podrían ser mis socios; de la secreta mina de esmeraldas no era más que un
túnel que los indios levantaron en total abandonado y cuyo interior guardaba un
cofre de los españoles con esmeraldas y joyas (ya quedaban muy pocas pues
las viejitas las usaron para poder vivir), con lo poco que rescate del
túnel y el poco dinero que me dieron por las propiedades, funde mi empresa
minera, legalmente constituida, convirtiéndose ella, en el gran legado que me
dejaran las viejitas y que entraría a competir con las compañías más poderosas
del mundo.
Doce meses
después de que el viejo Matías sacara la guaca multimillonaria, este regreso de
Quipama en busca mía, de seguro se quedó sin plata y quería que yo se la
buscara de nuevo, (pero
mamola), envió varios
emisarios para que me convencieran de regresar a trabajar con el señor, pero a
todos les dije que no, ¡eso sí, fui muy tajante al decirles, que yo no sería
más un carga ladrillos de nadie!, mis palabras conmovieron al viejo pero para
mal, se indispuso tanto que incluso pensó en deshacerme de mí. ¡Mi fama creció
tanto, que muchos hombres venidos de Bogotá, Medellín, incluso de México y ex
socios de don Matías vinieron a contratarme o proponerme negocios!, pero no me
intereso ninguna propuesta, solo le preste atención a una sola persona, a un
argentino quien me convenció bajo una condición, ¡lo que sacáramos, lo
repartíamos en partes iguales!, este hombre tenía todo el dinero del mundo y
colocaba su fortuna para que yo la administrara, (lo
mejor de todo, yo no tenía que poner una moneda de a peso), luego de
culminar el trato, le pedí un tiempo prudente para buscar gente de confianza,
ya que la región estaba caliente y una nueva guerra estaba por iniciar, el
gaucho no le vio inconveniente y coloco todos los recursos posibles para
iniciar el proyectos.
De la noche a la mañana, la violencia y sus artificies
aparecieron por toda la región, incluso el hombre de la ruana comandaba un
nutrido grupo de antisociales que sembraban el terror por los campos y las
minas, junto a él, también surgieron varios grupos más, cada uno de ellos
velaban y protegían los intereses de oscuros patrones sin importar como lo
hicieron. Recomendé a mi amigo Misael la búsqueda intensa de mi familia,
incluso de mi padre, para llevar a cabo dicha misión le entregue todo lo
necesario para que pudiera hacerlo, desde una camioneta, dinero y armas, de
esta manera, mi nuevo amigo “el ladronzuelo”, se convertía en mi mano derecha y
mi guarda espalda, -¿y si quieren saber ustedes, si él sabía quién era yo?, ¡si
lo sabía!, él nunca se imaginó que la vida diera tantas vueltas y yo llegara
tan lejos, jamás por su cabeza se imaginó que aquel muchacho terminaría siendo
su jefe, como dato curioso le pregunte al hombre, sobre el día del robo y si su
intención era de matarme , a lo cual respondió que ¡sí!, desde ese día, mi
enemigo se convertía en mi fiel amigo y yo en su patrón (que
cosas tiene la vida, mientras unos rezan, otros le hacen morcillas al diablo).
Días
después recibí la visita sorpresiva de don Matías, quien como era su costumbre
estaba bien custodiado, pero él también pudo notar que yo tampoco estaba solo y
obviamente eso incomodo al señor, entablamos un dialogo corto, nada cordial y
más bien acalorado, me reclamo por mi rechazo de no trabajar en su empresa, a
lo cual le conteste que los negocios valen lo mismo de palabra o escritos y él
me había fallado, entonces le dije: -¡la
lealtad esta en las buenas y en las malas y por nada del mundo se debe de
abandonar a quienes lo dan todo por nosotros!, él se enojó tanto conmigo, que
discutió y me echó en cara la supuesta ayuda que él me había dado, no hice caso
y trate de no discutir con el viejo, ¡no olviden que yo mate a si hijo y no
quería que por nada del mundo me lo cobrara!, el hombre continuo ofendiéndome
con cualquier cantidad de tonterías y yo solo me limitaba a escucharlo, al ver
el hombre que yo no le decía nada, me dice; -¡Olvídese que usted trabajara
en una mina en esta región, jamás volverá a pisar un corte de esmeraldas nunca
en su vida, yo mismo lo echare como a un perro!, -¡y si lo hace, yo me
encargare de sacarlo, así sea muerto directo para el cementerio!, dijo don
Matías, -¡le
advierto que tiene 48 horas para que se largue del pueblo, no me importa cómo
lo haga, solo lárguese o de lo contrario busque escondite en el mismo infierno,
porque hasta allá lo iré a buscar!, amenazo de nuevo don Matías, yo me quede en silencio, tratando
de no mirar al señor pero luego me decidí a hablarle, no sea y me coja a tiros
el viejo porque no le digo nada. -¡como mande patrón, si es
eso lo que usted ordena!, exclame -¡yo soy el patrón de todo esto y nadie me reta y el que lo
hace, se muere!, !El viejo
se marcha de mi casa y sube a su carro, desde la ventana continua amenazándome,
ahora por situaciones que solo el corazón conoce, me exige que ya no son 48
horas sino 24 horas que me da para largarme del pueblo, (que tal
como si fuera la ley ¡para violarla!); luego de escucharlo atentamente, lo único que hice fue
cerrarle la puerta y asentir con la cabeza que le había entendido, arranca el
carro y yo solo pienso en una sola cosa, salgo de un problema para meterme en
otro y como verán, he sobrevivido por milagro y obra y gracia del espíritu
santo, gracias a la suerte que me acompañado, logre recuperar buena parte de mi
vida y por ello a esta parte de mi vida, la llamo “la resurrección” y ya
comprenderán porque!.
Sin más
apuro que la presión de la misma amenaza, llame al argentino quien en las
siguientes 12 horas, llego a Muzo con varios hombres, armas y mucho dinero,
acordamos empezar a trabajar, que el por su parte, se encargaría de mi
seguridad y yo por supuesto de hallar las esmeraldas, dicha labor la realizaría
en un corte cerca al pueblo de Coscuez, donde existía un terreno que pertenecía
a un amigo mío, quien meses antes me lo entregara con la fe de que yo
encontrara algo allí y lo sacara de una vez por todas de la pobreza, de esta
forma y luego de 17 años después de que Salí de Yacopi, me convertía en el
nuevo esmeraldero de la región con tanto a más dinero que los demás, respetado,
querido y odiado por otros, compitiendo hombro a hombro y en igualdad de
condiciones con los demás patrones de la región.
Vencido el
plazo que me había dado don Matías, llegaron a donde yo me encontraba dos
camionetas con varios hombres fuertemente armados, todos ellos en busca mía,
ingresaron violentamente y amedrantaron a las personas que estaban en el lugar
pero que sorpresa se llevaban cuando fueron recibidos por mis hombres quienes
los desarmaron rápidamente, dicho comando estaba liderado por un hombre
conocido como “Morocho”, quien traía una sola orden suprema “vivo o muerto”
debía de llevarme a donde su patrón; ordene a mis hombres desnudarlos y
llevarlos hacia las afueras del pueblo, solo una cosa les dije, -¡déjenme
trabajar, no quiero tener problemas!, esa misma tarde reclute más de un centenar de hombres que
deseaban trabajar conmigo, a cambio les ofrecí buen dinero, buen porcentaje,
buena comida y mi amistad incondicional en las buenas y en las malas, de esa
manera ese mismo día me interne en el monte para instalar el nuevo corte, me
movilice con algo más de diez carros, los cuales llevaban todo lo necesario
para la mina, luego de un largo recorrido, llegamos al punto donde un grupo de
mis hombres encabezados por don Antonio Bohórquez iniciaban la marcha, la
primera desde que era el dueño y el jefe, era una emoción maravillosa, fueron
cerca de ocho horas a pie para llegar al lugar del yacimiento; ordene contratar
maquinaria pesada para romper el monte y llevar una buena carretera hasta el
corte, también contrate instalar las líneas de la luz por todo el trayecto,
casi 24 kilómetros de cuerdas y postes fueron necesarios para llevar la
energía, y aunque ustedes no lo crean, la gente del lugar no conocía la energía
eléctrica y todos en la vereda se suplieron del servicio, hasta la misma gente
me postulo para alcalde -!no gracias, prefiero seguir siendo honesto!, días
después llego el gaucho acompañado por dos gringos y un japonés quienes también
eran socios, conocieron el lugar, el trabajo y a los hombres y sin tanto
problema me dieron luz verde y la venia bendita para hacer lo que quisiera en
la mina, construí un buen campamento con capacidad para doscientos hombres,
lavaderos, duchas y letrinas aunque rusticas eran un lujo a comparación de
otros cortes que no tenían sino el monte y dios bendito.
Trabaje
duro en cuatro frentes de trabajo cada uno con cuatro turnos de seis horas, con
buena comida y bebida, pronto tendría que dar buenos resultados; don Antonio y
sus hombres se esforzaron al máximo, también le di trabajo a la gente de la
vereda, ya que unos vendían madera, otros la yuca y el plátano, otros la panela
y la miel para el guarapo y otros más ingresaron como mineros, nunca admití a
las mujeres de acuerdo a los mitos de la gente pero pronto yo sería quien
rompiera ese mito.
En poco
tiempo, la organización y la entrega de los obreros en la mina daría sus
primeros resultados, sesenta días después, la mina entrega su primera
producción, un racimo completo de esmeraldas, recuperando de esta manera la
inversión y dejando un buen dividendo para todos los socios, pronto llegaron a
mi rudimentaria oficina, ofertas para trabajar en otros cortes, incluso mucha
gente de dudosa procedencia llegaron a ofrecer dineros y terrenos para que mi
nuestra empresa los trabajara, no falta también la persecución de nuevos
enemigos que cargados de ira y envidia, atacaron y hostigaron el corte, incluso
en ocasiones llego la policía y los militares para detener el trabajo pero
siempre el dinero fue determinante para evitar su determinación, pero alguien
no estaba tan contento con mi ascenso, don Matías, pronto se uniría a un grupo
de hombres empresarios de las esmeraldas, todos ellos muy poderosos y que veían
en mi empresa, un obstáculo difícil para sus intenciones de ser los únicos
dueños del mercado, de esta manera empieza una terrible guerra entre dos grupos
fuertes por el dominio de la esmeralda y el territorio, aunque nosotros fuimos
prudentes y solo protegimos lo que era nuestro sin jamás atentar contra nadie,
llego un momento en el que debimos duplicar nuestra seguridad y crear grupos
privados que cuidaran los alrededores, pero pese a lo anterior, los ataques aumentaron,
me vi en la necesidad de crear un grupo especial de transporte y escoltas para
proteger la inversión, tuve que inventar mil y una tácticas para engañar al
enemigo, cambiando la operación en las horas de la noche o de la mañana. Me
había convertido en un estratega militar de alto nivel que no daba papaya ni al
mismo diablo, pronto pasamos de los hostigamientos a los enfrentamientos
reales, se hizo necesario traer profesionales y armas sofisticadas pues
nuestros enemigos querían a como dé lugar tener la región a su merced y no les
importaría que hacer para recuperarla, ellos también crearon varios grupos
armados entrenados únicamente para combatirnos, y entre ellos surgió un antiguo
enemigo, el macabro hombre de la ruana, cuya única consigna era matarme y
despejar el camino para sus patrones, sin evitarlo entramos a dirimir la vida
pacífica de una vereda, la de un pueblo y la de toda una región, colocando
nuestros intereses en la vida política y religiosa, patrocinamos alcaldes,
concejales, diputados y congresistas y todo para que ellos intervinieran ante
el gobierno en cuanto a leyes mineras que nos favorecieran y jodieran a otros,
incluso aportamos fuertes cantidades de dinero en campañas presidenciales,
aunque no éramos empresas criminales o algo parecido, nuestros tentáculos
avanzaban muy rápido por todo el país, lastimosamente nuestro interés trazó una
frontera en la gente buena, incluso pagamos sumas millonarias a los militares
para que alejaran a nuestros enemigos, como también lo hicieron nuestros
rivales; logramos convertirnos en los productores y exportadores número uno de
esmeraldas en todo el mundo y eso a muchos no les gustaba, pues su reinado era
cuento ya leído.
El
occidente de Boyacá y una pequeña parte de Cundinamarca, vivían sumergidos en
el fuego cruzado del poder y la ambición, sus habitantes se encontraban
divididos en dos bandos, muchos de ellos vivían de las esmeraldas que pese al
tiempo y su avance tecnológico, es la única empresa que genera trabajo y
recursos, así estos sean minucias y efímeros; jamás me imagine que yo, un pobre
muchacho venido del campo llegara a avanzar tan lejos y a pasos agigantados,
convirtiéndome en uno de los hombres más poderosos de las esmeraldas y porque
no, del mundo.
Pronto la
búsqueda de Misael, traería los primeros resultados, después de dos años habían
logrado ubicar a mi padre, quien vivía en un pueblo muy cerca al llano llamado
el Dorado y donde permaneció escondido por un tiempo, luego de dejar plantada a
una muchacha en el altar y sin dinero y sin nada, de acuerdo a los informantes
de Misael, tenía dos hijos pequeños y convivía con una muchacha de
Villavicencio y según estos, tenía más hijos que las pepas del escapulario,
también hallo a uno de mis hermanos, el segundo de la camada quien estaba preso
en la cárcel modelo por hurto y para sacarlo de ese horrible lugar, contrate al
mejor abogado con más títulos y credenciales que colegio con 200 bachilleres,
finalmente, el menor de mis hermanos, vivía en Alemania donde era empleado de
alto nivel de una empresa farmaceuta.
Abrí un
segundo corte, el cual fue muy exitoso y trajo muchas ganancias para nosotros,
pero fue un total desafío ya que recibimos todo tipo de amenazas, ataques y
atentados en contra de los hombres que nos trabajan en esa mina, se hizo
necesario reforzar la seguridad, lastimosamente no sirvió de nada y perdí
varios hombres en un enfrentamiento; estos ataques tenían un solo objetivo,
debilitarnos y sacarnos del mercado, a diario recibía malas noticias de los
cortes, por ende el negocio estaba dando perdidas, fue necesario enfrentarlos y
darles una dosis de su propia medicina, pese a que éramos una empresa nueva que
daba mejores garantías a la gente, nuestros enemigos eran demasiados y muy bien
organizados militarmente, lo que nos generaba graves problemas; entonces con el
refuerzo militar en los cortes, con la gente de las veredas y los pueblos a
nuestro lado, continuamos trabajando pese a la amenaza, pronto la persistencia y
el no dejarnos amedrantar, daría buenos resultados, produciendo las minas una
gran cantidad de esmeraldas de buen valor, como se imaginaran ustedes, tenía
bastante responsabilidad, bastantes hombres y bastante poder, pero pese a ello,
sufrí de muchos robos tanto en la mina como en la carretera, era como si
tuviéramos filtrada nuestra gente, nada pude hacer, era muy difícil identificar
quien era el que nos robaba o vendía información y entendí que de arreglar con
más billete a nuestra gente y evitar incidentes.
-¡Yo sabía
que mis enemigos eran muy poderosos, en especial el viejo Matías, que había
contratado al hombre de la ruana y su batallón solo para aniquilarme, él sabía
que al liquidarme, los gringos automáticamente desaparecerían y dejarían el
negocio despejado, incluso el mismo viejo ofreció una jugosa recompensa al que
me delatara o me matara, pero jamás sucedió, gracias a que siempre fui un buen
patrón y un buen vecino con las gentes de las veredas, pero en ocasiones cuando
era traicionado por algunas de estas gentes, me convertía en un hombre cruel
que solo las entrañas de la tierra pudo parir!.
Ustedes
preguntaran porque llame a esta parte de mi vida. El nacimiento, luego de
haberme convertido en un hombre frio. Calculador, matemático y sin temor a nada
y quien olvido todo incluso a Dios, surgieron varias cosas que afectaron mi
vida negativamente, tres sucesos para ser más exactos y aunque era tarde para
remediar mis equivocaciones, luchaba por cambiar mi vida, gracias a esas
circunstancias y pese a que profese la violencia como mi doctrina y testamento,
en el fondo era una buena persona y que por culpa de las traiciones y los
engaños, yo me había convertido en un terrible gestor del mal, dejando a mi
paso muchas víctimas; el primero de los tres sucesos que a continuación les voy
a relatar surge en un diciembre de 1.995, luego de sufrir un revés con tres
cortes que se comieron toda la plata, fui robado en 4 ocasiones, donde lograron
hurtar todo el cargamento de esmeraldas con rumbo a New York y el Japón ,
destine toda mi energía para dar con el paradero de los responsables, gracias a
informes de inteligencia logue ubicar a uno de los autores del asalto y quien
era un esmeraldero de menor talla al servicio de don Matías y de sus socios
mafiosos, le hice seguimiento y yo mismo dirigí el operativo para dar de baja a
este individuo, así fue que en zona rural de Otanche, en una finca muy humilde
para el dinero que manejaba este hombre, le llegue de sorpresa, junto con mis
hombres rodeamos el rancho y luego de verificar que el hombre estaba solo,
entramos a la vivienda tumbando la puerta, fue tal la sorpresa de la acción que
no le permití escapar; allí estaba el hombre medio aturdido por el golpe que
uno de mis hombres le dio y junto a él, una pobre viejita de setenta años
aproximadamente, a punto de colapsar, -¡vengo por usted hijueputa!, grite enojado,
-¡robo
al que no era, y tiene que pagar por eso!, la viejita
se abalanzo sobre él y con su bracitos rodeo su humanidad, -¡no me
le hagan nada a mi muchacho por favor, es lo único que tengo!, su llanto
y su angustia de impotencia me lastimaron tanto, trate de halar al muy cobarde;
-¡por
favor señor no me mate a mi muchacho!, decía la viejita, sus suplicas conmovieron a varios de mis
hombres, pero en la guerra como en el amor las traiciones no se perdonan; -¡saquen
a ese cabrón!, ordene a
mis hombres, ellos trataron de hacer a un lado a la viejita pero ella se aferró
como una sola pieza de metal fundido a la humanidad de su hijo, sus lamentos
fueron más agudos y más sentimentales, que me volvieron mierda; -¡quietos!, grite, ¡dejen a
la viejita tranquila, vámonos de aquí, antes de que me arrepienta!, todos mis
hombres se quedaron sorprendidos de mi decisión, -¡la
próxima vez no habrá mamá, ni diablo que lo salve!, justo
cuando me retiraba del ranchito, el hombre sin importar que su madre estuviera
en el medio, deslizo su mano bajo la almohada y saco una pistola, la apunto
hacia mí, pero la agilidad y el ojo de águila del ladronzuelo, acciono más
rápido el gatillo , en milésimas de segundos, se escucharon cuatro disparos,
dos de ellos, dieron en el blanco, los otros por error cobraron a un inocente,
un grito de dolor se escuchó, hizo eco en toda la vereda, las lágrimas de una
madre y un hijo se fusionaron en un solo abrazo, pronto el arma cayó al piso y
el lamento triste de un hombre se escuchó, sus manos aun calientes, acariciaban
el rostro gélido de su madre, ella había muerto, había dado su vida por lo más
amado que tenía, su hijo; observe ese cuadro y les aseguro por lo más sagrado
que se me aflojo el corazón y creo que también los ojos, esa viejita me hizo
recordar a mi madre, la misma escena de un niño llorando a su madre muerta, no
contuve el sentimiento y salí de allí, no valía la pena hacerle algo a ese
tipo, camine varios metros y aun escuchaba con perfecto detalle los lamentos
del hombre; -¡perdóneme
mamita, perdóneme mamita!, luego un silencio pobló la casa, la aparente calma fue
interrumpida por la explosión suicida de un disparo, allí sobre el lecho de una
cama pobre y quedaba una madre y un hijo, y tal como lo hiciera con su hijo
recién nacido, lo cargaba en su regazo, ese día y por mucho tiempo, incluso
hasta el día de hoy, vivo recordando aquella terrible escena de mi puta novela.
El segundo
caso tiene que ver con mi gran amiga y amada Anita, quien para el año de 1993
había fallecido en España, debido a una lamentable pero rápida enfermedad que
cerceno su vida, llevándose con ella, muchos años más que le quedaban, sin una
despedida y sin una carta se marchó para siempre a reunirse junto con su
hermana y su padre, ello me dolió tanto, no dejaba de recordarla y añorarla y
desde ese día en el aeropuerto, en silencio marchaba al cementerio en mi propio
funeral, desde ese día mi alma se rompió en mil pedazos difícil de hallar, me
consumí en una infinita tristeza y busque otras alternativas para olvidarla,
pero todas ellas no me funcionaban y me hundían más la daga del dolor; pese a
el resentimiento maligno que en ocasiones me llevaba a cometer locuras por
culpa de las esmeraldas, nunca podía olvidar al par de hermanitas, cada una de
ellas diferente a la otra, pero tengo que admitirlo que siempre habrá alguien
que se lleve todos los honores de mi corazón, y ella era Anita quien con sus
consejos y regaños influyo positivamente en mi vida, jamás la olvidare y
siempre serán esos reproches por andar metido en las minas, los que más
valorare, porque si yo le hubiera hecho caso, no estaría metido en tantos
problemas, arrepentido y con el agua hasta el cuello a punto de ahogarme; ella
me decía que eso no era vida para mí y que las esmeraldas solo traían tristeza,
miseria y muerte, lo irónico de todo es que ella vivió de las esmeraldas que su
padre le hubiera dejado, pero su caso era diferente, pues ella las había
heredado.
El tercer y
definitivo punto fue por el año de 1999 y comenzó por una mujer llamada
Adriana, una humilde muchacha de origen campesino cuyo padre siempre trabajo
conmigo hasta el último día de su vida, era una muchacha preciosa, única,
fantástica e increíblemente hermosa, que me entrego su corazón y que sin pena a
decirlo, también tomo el mío; ella llego en el momento en que más lo
necesitaba, convirtiéndose en la pieza clave que le hacía falta a mi vida. La
pequeña Adriana era natal de Coscuez y desde muy pequeña se fue a vivir junto
con su padre y sus dos hermanos a Muzo, donde colocaron una tiendecita, la cual
ella atendía y del cual puedo asegurar sin temor a equivocarme, que manera de
vender en esa tiendecita, pues todos los hombres hacían fila para comprar y
competían en franca lid, por el cariño de la quinceañera y tengo que decirlo,
¡que yo me lleve el mejor trofeo de la región!, esa hermosa niña cerró con
broche de oro mi gran suerte y alivio las penas que me tenían agotado. A los
pocos días de haberla conocido se fue a vivir conmigo la muy condenada, no
tendría más de 16 años y me juraba amor eterno, yo le prometí a cambio que a mi
lado no le faltaría nada, procure colmarla de regalos y lujos como a una
princesa de los cuentos infantiles y la hice mi reina de las esmeraldas.
Fue a las
cinco de la tarde después de fallecida Anita, que ella quedara embarazada, eso
me volvió más loco, no podía creer que fuese a tener un hijo, vivía feliz y
olvide la guerra en las minas y de cuidarme el culo de mis enemigos, ella y mi
bebe habían cambiado mi vida, deje de ir a los cortes por estar con ella,
cuidándola y entregándole todo mi amor, en mi reemplazo envié gente de mi
absoluta confianza, los cuales jamás me fallaron.
Por
petición de ella vivimos en el campo, ella quería que nuestra bebe se criara en
la tranquilidad que no otorga la cuidad, recuerdo que cuando yo era pequeño,
las gentes de mi pueblo, cuando veían a mujer en estado de embarazo, apostaban
sobre el sexo del futuro bebe, también nos sucedió, mis hombres y amigos,
apostaban sobre quien daba con el sexo de mi hijo, la mayoría ellos decían que
mi hijo sería una niña, otros muy pocos apostaban lo que tenían a que sería un
niño, en el fondo yo quería una niña, pero en el séptimo mes de embarazo de
Adriana, la lleve a donde las matronas del pueblo que solo con mirar a una
mujer y semejando a un ecógrafo natural, definen el sexo perfecto del niño,
ellas afirmaron que mi bebe sería un niño, me llene de felicidad y entonces
entendí que él tendría que ser diferente a mí, que lo tuviera todo, familia,
padres y mucho estudio, pero para lograr eso, yo debía de cambiar, porque sabía
que si seguía en la mina, no podía darle todo eso y tal vez le negaría tener a
su padre, entonces me dedique a ellos por varios meses, pronto los negocios
caerían y los reclamos no se hicieron esperar por parte del Argentino,
estábamos a punto de caer en la quiebra y era obvio, como decían muchos hasta
mi propia mujer, yo era la suerte de la mina y si yo no estaba, las esmeraldas
jamás aparecerían, pero que podía hacer si ya lo tenía todo y no lo quería
perder y lo mejor de todo estaba enamorado, doblemente enamorado, y aunque no
quería regresar a la mina, debía de enfrentar mi responsabilidad, pero una
complicación en el parto, debido a un problema con él bebe, me obligo a
postergar mi regreso y viajar de urgencias a la capital, donde un especialista
nos atendió y quien me confesó que mi hijo tenía un grave problema que le
podría causar la muerte, resulta que el bendito cordón umbilical estaba
enredado en su cuellito a punto de estrangularlo, pero gracias a Dios y luego
de 10 meses y cuatro días, mi hijo logro soltarse de la fatal trampa, abriendo
sus ojos en este mundo, sin duda era todo un milagro de la vida porque se salvó
y en honor al santo de ese día, le coloque el nombre de Santiago el salvador.
Luego de dejar a mi familia cómoda y segura, viaje al corte de Otanche que a
comparación de los otros era muy pequeño y el cual era representado por un
compadre mío, un hombre muy juicioso y leal, oriundo de Yacopi, y quien ya
había recibido amenazas por parte de nuestros rivales, de inmediato organice
todo y le metí más trabajo a la mina, incluso lleve conmigo a don Antonio
Bohórquez, para que orientara a los obreros correctamente, fue exactamente a
los ocho días y justo cuando partía para otro corte, cuando escuche el grito
frenético de los mineros -¡nos enguacamos patrón!, surgía entre las entrañas una gran producción de esmeraldas
que refresco el ánimo de los hombres y por supuesto de los socios, deje
encomendado a mi compadre sobre el manejo de las futuras producciones pues
según don Antonio, a esta mina le quedaba mucha esmeralda por sacar; viaje a
Coscuez, donde las cosas no marchaban bien, ya que en ese pueblo existía una
sede de nuestros enemigos y quien sin misericordia atacaba a mis muchachos y
decidí tomar cartas en el asunto, pronto don Matías se enteraba de que yo había
regresado y concertó un siniestro concilio para sacarme definitivamente del
negocio.
Llegue a Coscuez un miércoles a media noche por cuestiones de
seguridad y como dice mi “pájaro de confianza”, en este mundo no se debe de
confiar hasta de la misma sombra, así por leve que fuera la sospecha, se debía
de recurrir a cambios de movilidad y horarios para despistar al enemigo; cuatro
días después dentro de la mina, raspe con el pica vetas una pared y justo la
suerte me brillo de una forma maravillosa, entregándome una producción cien
veces mejor que la de Otanche, fue tal la producción que sacamos de allí, que
quedo mucha esmeralda entre esa montaña; deje todo organizado y partí para
Muzo, donde tenía el corte más grande y obviamente este demandaba un desgaste
económico mucho mayor, allí habían cerca de 120 hombres repartidos en cuatro
turnos y según Nixon, al parecer habían algunos infiltrados entre nuestra gente
y estos estaban robando todo, desde la herramienta, la dinamita y la comida y
lo peor de todo, estaban enterados de todo lo que yo hacía, de inmediato ordene
sacar a estos hombres e investigar con detalle a los demás. Llegue a Muzo donde
fui detenido en tres ocasiones por la policía, trataron de despojarme de varios
de mis hombres por tener estos, al parecer deudas pendientes con la justicia,
pero se desato un combate y logran herir a dos de mis hombres y acaban además a
plomo una de las camionetas que llevaba la remesa para el corte; dos días
después estos criminales, asesinan a sangre fría a mis dos hombres de
confianza, Misael y Nixon, esto reboso la copa que estaba tranquila, olvide
ciegamente mi promesa por el hijo querido y así inicie la más cruel guerra de venganza,
organice grupos especiales para atacar a mis enemigos, debilite su comercio,
sus cortes y por supuesto sus finanzas, comencé a buscar sus capataces y lugar
tenientes, ante tal persecución, muchos huyeron y otros más se vinieron a
trabajar conmigo, la arremetida fue brutal que obligo al viejo Matías y sus
socios a escapar a la capital, huyendo como cobardes y dejando a los más
pendejos colocando el pecho por ellos; continuaron los atentados contra mi
integridad y la de mi gente, entonces también hice lo mismo y como el peor
delincuente, me agazape para emboscarlos y darles de su propia medicina, de
esta manera por cada hombre que perdía, yo eliminaba a tres de ellos, si perdía
una remesa, yo robaba dos, tenía la ventaja hasta que un día en pleno centro de
Bogotá, junto a la carrera séptima o la playa de los esmeralderos, el viejo
Matías perpetro un cobarde atentado en contra de uno de mis socios, causando la
muerte instantánea de mi socio "el argentino", esto causó estupor en
todo el gremio y entre mi gente especialmente, pronto la prensa se involucró y
empezó a publicar las líneas rojas en papel amarillo de una realidad sangrienta
en las minas de esmeraldas, una absurda guerra en la que se condenaba y
asesinaba a mucha gente inocente, pronto mi nombre y el de mis enemigos serian
titular de las más intrépidas crónicas periodistas, empezamos a ser
protagonistas de los medios de comunicación en el mundo y que hablaban de una
guerra clandestina que sucedía al lado de otra ofensiva, la política, pronto
las masacres y el desplazamiento hicieron eco en todo el País y causo la
indignación de millones de colombianos que hartos de la guerra, nos condenaban
como los peores criminales de toda la historia.
-¡Sin
importar lo que la prensa o la gente de bien pensara, ideo un plan macabro que
de funcionar tendría todo el poder y el comercio de la esmeralda, contrate
entonces a un grupo de profesionales quienes por un grueso botín, desaparecería
de la faz de la tierra al viejo Matías y a su corte pero lo que no sabía es que
el viejo también vendería su alma por última vez por el diablo, solo para verme
muerto!; quise hacer justicia por mis propias manos sin importar como la
hiciera, mi voz ordeno cientos de acciones perversas en contra de mis enemigos
y tengo que admitirlo que acabe con muchos de mis rivales y hasta lleve a la
quiebra a mi principal rival; pese a que me dedique a la guerra, los negocios
marchaban en una aparente normalidad, mis minas producían las mejores
esmeraldas y gracias a ello, yo era un hombre muy poderoso, vivía como un
verdadero rey, lo tenía todo a mi alcance y en este medio y tal vez en el mundo
entero era conocido como “el rey de las piedras verdes” ya que mis esmeraldas
eran las mejores del mundo, aunque esto era bueno, mi reputación de malo y
cruel era bastante grande, decían que era un hombre sin escrúpulos, que no
conocía el miedo y que mi suerte tenía un pacto sellado con el diablo!, ¡tengo
que admitirlo que pese a ser un hombre vengativo tenía mi lado débil y era mi
familia, en especial mi bebe y les juro que sentí mucho miedo por él, sentí
tanto temor que quería estar a su lado pero eso era imposible, ya que yo era el
problema y a mí era el que buscaban, mi compañía lo pondría en peligro, yo
sabía con seguridad que mis enemigos eran crueles y harían todo lo posible para
acabar conmigo, sin importar que hicieran para hacerlo, entonces renuncie a
estar a su lado y los envié lejos a un lugar seguro y secreto donde jamás
llegarían los tentáculos de mis enemigos!.
En esta
absurda guerra vi partir a muchos amigos, compañeros y conocidos, muchos de
ellos enviados por mí, para cumplir mis deseos de venganza y poder, luego del
crimen de mis amigos, una terrible masacre fue llevaba a cabo en una de las
minas del consorcio, seis de nuestros mineros fueron asesinados en el interior
del socavón y al parecer todo indicaba que fue el viejo Matías quien ordenara
el hecho, envié entonces al ladronzuelo a retomar el lugar a sangre y fuego,
pero fue imposible, lo envié directo a su muerte, quien valerosamente trato de
recuperar la mina, la cual poco producía y estaba ubicada en el pueblo de Muzo;
antes de llegar mis muchachos al destino, sus asesinos los estaban esperando
desde hace días en medio del monte, fueron emboscados sin cómo poder
reaccionar, murieron varios de mis hombres en el lugar, pero mis dos amigos
sobrevivieron al ataque, resultaron bastante heridos, el diagnostico de los
médicos fue reservado, ambos muchachos quedaron como vegetales, me arrepentiré
toda la vida de haberlos enviado directo a una trampa, no tuve más remedio que
enviarlos a donde los mejores especialistas en Norteamérica para salvarlos,
pero al poco tiempo fallecieron; realice golpes contundentes a mis enemigos
pero no sirvieron de nada, ya que ellos se recuperaban, luego envié varios
grupos a recuperar la zona pero todos caían en trampas sangrientas, las bajas
aumentaron y estaba perdiendo territorio
y eso era muy malo para la empresa.
Mis manos
estaban llenas de sangre y mi nombre era significado de terror y de respeto,
pero pese a ello, jamás logre hacer que el viejo Matías retrocediera, por el
contrario siempre se fortalecía y les juro que ese viejo era duro de roer, ordene
mil y un atentados en contra de él, pero nunca tuve éxito y al igual que él,
también trato de matarme y jamás pudo hacerlo; en esta absurda guerra, murieron
decenas de inocentes y malos, cientos desaparecieron y otros más huyeron lejos
de sus tierras para siempre. Pronto esta guerra que era muy bien publicitada,
llamaría la atención del gobierno nacional quien en el pasado, observo en
silencio el desarrollo de esta guerra, pero con la presión de la prensa, tuvo
que intervenir y poner un freno a esta horrible masacre, pronto policía y el
DAS colgó un letrero de se “BUSCA” sobre mis hombros ofreciendo una jugosa
recompensa, debí ocultarme de mis enemigos y de la policía, permanecí oculto
por un tiempo alejado de los que amo y temiendo por ellos y desde la clandestinidad
ordenaba todo intento por acabar con mis enemigos y en dar un golpe certero que
pusiera fin a esta guerra, se habló de paz, de una tregua, hasta la curia quiso
intervenir pero todo fue infructuoso, el gobierno quiso intervenir pero tampoco
pudo, la producción de esmeraldas bajo ostensiblemente, la quiebra sorprendió a
cada bando, los gastos de la guerra supero las pocas entradas que teníamos,
pronto mis socios se marcharon dejándome abandonado a mi suerte y enfrentado
una guerra que no era mía; de mis familiares no volví a saber de ellos y de mi
bebe y mi esposa, los extrañaba demasiado, me quedaba poco dinero y debía de
hacer algo, decidí regresar a Muzo, donde tenía una mina a cielo abierto, la
cual tenía toda la fe del mundo, yo sabía en el fondo de mi corazón que esa
mina sería la más poderosa, era solo cuestión de tiempo, en menos de un año,
traslade a mí a lugares diferentes, haciendo caso a los seguimientos que hacían
algunos detectives del DAS quienes me advertían sobre un grupo de hombres que
buscaban a mi familia, estos detectives afirmaban que el viejo Matías estaba
detrás de la pista de mi hijo y antes de tener que lamentarme, preferí enviarlo
muy lejos junto con mama, pero mi eterno enemigo, también tenía sus propios
amigos en la policía y ellos lo mantenían informado, creo que esos benditos
jugaban con los dos bandos, vendiendo información al mejor postor.
Estando, en
Muzo cerca al pueblo, vi en la televisión, una alocución presidencial que
informaba sobre unas medidas especiales de seguridad para combatir el flagelo
creciente de la guerrilla, el narcotráfico y su terrorismo y como es obvio, la
violencia creciente del occidente de Boyacá y parte de Cundinamarca, al día
siguiente de la alocución toda la región estaba militarizada, aumento el pie de
fuerza de la policía, ubicaron retenes fijos y puestos claves y hasta mandaron
detectives para seguir la pista de todos aquellos que participaban en la
guerra.
Una vez en
la mina, junto a don Antonio, trabajamos duro en la búsqueda de la brecha,
estábamos tan cerca de hallarla que sin darnos cuenta, permanecimos 36 horas,
hasta que al fin hallamos una señal que nos llevara a la guaca, decidimos
descansar y por fin salimos al exterior, la luz del medio día me enceguece pero
puedo detallar con perfección todo el horizonte, todo está en calma, una
agradable tranquilidad que no se respiraba desde hacía mucho tiempo, me
encuentro bastante cansado y quiero ir a recostarme a mi estera y retomar
fuerzas para continuar con la búsqueda, aunque don Antonio tenía sus dudas
sobre esa mina, el creía que en esa petaca de tierra no había nada, no le
preste atención, yo sabía en el fondo de mi alma y por mi instinto de minero,
que en esa montaña había una gran riqueza para mí, (lo que
es del gato no se lo come el ratón), tenía la plena seguridad que encontraría la veta y que con
plata, podría proteger más a mi familia, porque todo lo que había ganado, lo
gaste en defensa y armas. No tardamos más de 9 horas siguiendo el rastro de una
fuerza verde que pintaba regular, de nuevo don Antonio con sus dudas me decía,
que ese rastro no era más que óxido de hierro, pero yo continúe y no desistí,
pronto todos los mineros y el viejo se fueron a descansar y yo quede solo en la
mina, me deje guiar por la esperanza cautiva de encontrar algo, trabaje duro y
sin descanso hasta que lograra hallar alguna cosa, mis hombres se preocuparon y
hasta pensaron que algo malo me había sucedido; trabaje con más fuerza y sin
descanso, por horas escarbé en la piedra con mi pica para hallar algo, trabaje
por horas y más horas y muchas más trabajando solo, hasta que mis pies mis
brazos y mis ojos no aguantaron más y justo y cuando pensaba renunciar, mi pica
choca contra la piedra y produce una chispa, pronto aparecen ante mis ojos, un
ramillete de bellas y delicadas esmeraldas, me calme y continúe removiendo la
roca, durante tres horas más y antes de que se colocaran de pie mis hombres,
llene 13 lonas de tierra con gran cantidad de esmeralda, al rato cuando mis
hombres llegaron, no podían creer la gran hazaña que había realizado, cargaron
todo el material en las camionetas y partimos hacia Chiquinquirá, pero no sin
antes colocar buena cantidad de dinamita para sellar la mina ante la llegada de
cualquier oportunista.
A esta
última parte de mi vida la llamo “el castigo”, y que resume como termina un
hombre cuando lo tiene todo y por ambicioso lo pierde todo; luego de que
pusieran precio a mi cabeza, ya no hubo lugar seguro para mí, no valía tener
escondites, llevar dinero por costaladas, la gente siempre me reconocía, esto
me llevo a tomar varias medidas extremas, entre ellas, el cambio del color del
cabello, me deje la barba y el bigote y hasta cambie la forma de vestir, cambie
rigurosamente mis hábitos y cambie como un demente mi sistema de seguridad,
delos treinta hombres que tenía cuidando mi espalda, solo tenía a cinco y solo
me movilizaba en una camioneta vieja y no tan ostentosa, de estos cinco hombres
puedo decir que eran los mejores guardaespaldas y los peores sanguinarios del
mundo, todos ellos dispuestos a dar su vida por mí.
Luego de 80
meses continuos de guerra muerte y dolor, alternada con otra guerra en la
región que apenas iniciaba, con otros protagonistas de la esmeralda, más
poderosos que yo y el viejo Matías, decidí y sin importar las consecuencias
atacar con todo a mi enemigo y cuando me refiero con todo, es que luego de
extraer tal fortuna de las extrañas de la tierra similar a las reservas del
banco más poderoso del país, compre un sofisticado arsenal y muchos equipos de
comunicación de alta tecnología, contrate a muchos “pájaros” y ofrecí
recompensa por la cabeza del viejo, pague millonarias dádivas a policías,
políticos y jueces, solo para que me dejaran en paz, aunque esto jamás se
cumplió, todos ellos me robaron, vieron en mí y en el viejo, la gran gallina de
los huevos de oro, temía que se acabara la plata y que estos sinvergüenzas me
traicionarían, tuve que tomar otras alternativas para no quedarme ilíquido, así
que compro varios edificios y locales en Bogotá e instalo lujosas oficinas
dedicadas a la compra y venta de esmeralda, inicio entonces una carrera
extraordinaria como exportador exclusivo de piedras preciosas, el negocio era
fantástico y dejaba más dinero que el estar metido en los túneles, pronto me convertí
en un comprador de alta talla, el cual pagaba muy bien las piedras, llegue a comprar
toda la esmeralda que se producía en el País, de exportador pase a ser un gran
acaparador, quería ser el único proveedor de esmeralda en el mundo, pera el
viejo Matías en compañía de los nuevos reyes de la esmeralda no estaban de
acuerdo con mi ascenso, era obvio, ellos tenían parte del mercado y el hecho de
pagar un poco mejor la piedra, no les gustaba mucho. Funde varias joyerías con
mi sello particular, contrate a los mejores diseñadores, artesanos y
fabricantes de joyas, convertí mi nombre en un sello exclusivo pero los
problemas continuaron y no me dejaban en paz, continuaba siendo buscado por las
autoridades y mis enemigos, sumado a las grandes responsabilidades que tenía
como empresario, y les juro que eso no me dejaba dormir y me halle muy enfermo.
Me convertí en un hombre millonario y de qué manera, me iba muy bien en los
negocios, logre estabilizar la seguridad de mi familia (con
dinero hasta el diablo se arrodilla), me toco convivir entre los negocios y una guerra que no
renuncia a desaparecer, y todo por las benditas esmeraldas que me traían loco;
por estar metido en tanta cosa, poco tiempo dedicaba a mi hijo y tengo que
decirlo que perdí los mejores momentos junto a él y eso desafortunadamente no
se recupera, pero ya no se podía hacer nada para remediarlo, ya no podía dar
marcha atrás y sobre todo con esa jauría de enemigos respirándome en la nuca,
les juro que cada vez que estaba tan cerca de mi hijo, mi alma, mi cuerpo y mi
corazón se rejuvenecían y olvidaba por completo quien era y dejaba al
descubierto mi verdadera humanidad. Así como yo crecía económicamente, don
Matías y sus asociados también creaban un verdadero emporio económico, cuyos
dineros jamás nadie podrá saber de donde salieron, aparte de la guerra, su
empresa y la mía, se batieron en franca lid, en una batalla loca por el poder
comercial, que costó bastante dinero, el suficiente para calmar el hambre de
miles colombianos por varios meses.
De mi
familia que puedo decir, logre ubicar a mi padre, quien ya no tenía los años
completos pero conservaba el vigor de un toro, y que pese a sus años, solo
persigue a las jovencitas y vaya que si la va bien, (a toro
viejo, mejor el pasto biche), se vino a trabajar conmigo por un tiempo y luego desapareció,
no volví a saber nada de él, luego de unas semanas, hasta que un jueves santo
en la noche, me llama para pedirme dinero para poder viajar a Bogotá, ya que
tenía un grave problema, le envié suficiente dinero pero al otro día apareció
mi padre muerto, de acuerdo a las pesquisas de la policía, el crimen se debe
una venganza de un marido infiel, que no soporto la idea de que un viejo de
setenta años le quitara su esposa de 17 años; por el lado de mis hermanos, el
menor de nosotros, es un gran medico en España, muy exitoso y famoso y como
dicen las más prestigiosas familias del país, siempre en una casa hay una oveja
santa y otra negra y yo era la malvada oveja negra y no había remedio para
ello, de mi segundo hermano, estuvo preso en la cárcel de la picota por
narcotráfico, logre sacarlo pagando mucho billete, también trabajo conmigo,
pero en compañía de otros hombres me robaron un cargamento de esmeralda y
desapareció, luego de que acabo el dinero, se puso a robar camiones cargados de
mercancía, en ese mundo bajo, conoció a un hombre del llano, que le propuso un
buen negocio, el cual funciono bien, hasta que viajo a España con la excusa de
visitar a su hermano, pero su intención no era buena, pues en su valija llevaba
mucha mercancía y no de la buena, está de nuevo preso, pagando una larga
condena por narcotráfico.
De que me servía ser el hombre más rico del país, si era el
hombre más buscado por las autoridades, ¡que irónico cierto!, esto casi me
vuelve loco, busque escondites de todo tipo, utilice cientos de disfraces que
iban desde un cura viejo, policía o hasta ancianita, me oculte además en
lugares poco imaginables, lugares que no certificaban para nada el dinero que
tenía, vivía en sitios muy peligrosos y bastante humildes. En más de 50
ocasiones fui detenido por las autoridades y en cada uno de ellos sin importar
si fueran militares o policías, pague mucho dinero para que me dejaran escapar
y cuando digo que es mucho dinero, hablo
de cifras astronómicas que pudieron haber pagado sin problemas, las deudas y
créditos de miles de colombianos.
Desde la clandestinidad
maneje mi empresa y cada uno mis negocios de una forma extraordinaria, puse a
salvo a mi familia y coloque en jaque a mis enemigos y aunque tenía la ventaja,
nunca pude hacer retroceder al viejo Matías y como si fuese una maldición, todo
intento por desaparecerlo, lo hacía cada vez más fuerte y difícil de vencer.
Cuando
trabaje de muchacho con el caudillo liberal, el doctor Real, jamás entendí la
dimensión del poder y lo ciego que se puede volver el hombre que lo tiene a
manos llenas, como yo y don Matías Rojas, comprendí que el dinero lo compra
todo, menos la muerte, pero si la de los demás y tengo que decirlo que ahora
que soy viejo, como me duele la muerte de ese muchacho, el hijo de don Matías,
el primero en mi larga lista de crímenes, una muerte que cambio erróneamente mi
vida y que me llevo a huir y a coinvertirme en un criminal poderoso, este
homicidio me persiguió toda la vida y tuve que en silencio, guardar en mi
pecho, el crimen de un muchacho inocente y con un futuro inmenso si yo se lo
hubiera permitido, tal crimen lo oculte por muchos años, por temor a ser
asesinado, un dolor que creció bastante, que me hizo fingir y traicionar a un
amigo y patrón, el viejo Matías, quien nunca sospecho de mí, ahora después de
muchos años, entiendo el dolor que tiene el, ya que el tiempo pasa rápido pero
los recuerdos viven detenidos en nuestra mente, más cuando eres una alma en
pena, que solo vive en función del dinero y el poder.
Para el año
2000 y luego de una aparente tregua, donde las armas y la guerra declinaron por
un tiempo su ambición ante la implacable persecución de las autoridades, surgen
nuevas empresas esmeralderas con bastante dinero, quienes compitieron de frente
y utilizando mil formas de mercado leal y también desleal, como consecuencia
los negocios no marchan bien y como no van a funcionar, si por más habilidad o
talento que se tenga, un negocio que se maneja desde la distancia o a control
remoto, fracasa totalmente y eso me estaba pasando por evitar ser capturado o
que me mataran.
Viaje a
Santa Marta en la costa a visitar a mi hijito que ya estaba un poco mayor y
pudo más el amor que la cobardía, quería verlo, abrazarlo y amarlo, era una
verdadera necesidad que solo nace en el corazón y que duele tanto cuando no se
puede tener a esa persona al lado, más cuando es un hijo; la ausencia de mi
pequeño hizo pedacitos la carne aún viva colmada de sentimientos y muchos
recuerdos, viaje con un solo escolta y con poco dinero al que estaba
acostumbrado, pese a la baja económica por lo que estaba pasando, tenía a mi
hijo y a mi mujer viviendo bien, con buenas comodidades y garantizándoles un
buen futuro para ellos, sin importar si había un cambio o no en mi vida, estaba
arrepentido y necesitaba verlo y el necesitaba también verme, llegue en la
madrugada del 19 de Julio a la casa de mi hijo, la emoción desbordo en cada
poro de mi cuerpo, no pude contener las lágrimas, una extraña sensación congelo
mi pensamiento, solo quería quedarme allí y disfrutar para siempre a mi hijo,
lo abrase tanto, lo bese tanto y lo observe tanto, que vi en sus ojitos, en su
carita, en sus manitos, el reflejo perpetuo de mi madre y también el reflejo de
un niño que un día salió de Yacopi sin rumbo fijo y que se convirtió en el
hombre más poderoso de las esmeraldas y que sin importar lo malo que haya sido,
caía vencido ante los pies de un hermoso niñito; permanecí por espacio de dos
meses junto a mi hijo y les digo que fueron los más fantásticos y hermosos,
sentí la necesidad de quedarme para siempre pero debía de marcharme, no
importaron las suplicas de mi familia, tenía que partir urgente para Bogotá.
El
reencuentro fue emotivo pero la despedida fue más triste que cualquier otra
cosa, llore tanto que no me importaban las consecuencias de cruzarme con la
policía, solo pensaba en mi hijo y solo sentía la necesidad de quedarme para
siempre junto a él, me entregue en silencio al regazo del creador y ore por
largo tiempo, pidiendo por la vida de mi hijo y su madre, solo le pedí un
favor, que si de llegar aparecer un muerto más en mi familia, que fuera yo y no
ellos, luego salí de la casa, subí al carro, siempre mirando a mi hijo, el cual
en la distancia se despedía tristemente, viaje no tan tranquilo pero con la
seguridad de regresar pronto.
Tome un bus para Bogotá, camuflando un poco mi identidad, lejano
de saber que me venían siguiendo desde varios meses atrás, un grupo de varios
hombres al servicio de don Matías, me estaban haciendo inteligencia y yo no lo
sabía, me estaban haciendo seguimiento para hallar el momento justo para
asesinarme, pero mi cautela y mi astucia lograron aparentemente atrasar la
orden macabra, lastimosamente sin quererlo, los había llevado directamente a la
casa de mi familia, les había entregado en bandeja de plata a mi hijo, y yo
estaba lejos para evitar una tragedia, era demasiado tarde y no podía hacer
nada. De acuerdo a una llamada que me hiciera la mamá de mi hijo, siete hombres
ingresaron violentamente a la residencia, destrozaron todo el lugar, ella
hábilmente oculto a mi hijo, pues ella sabía que algún día tendría que pasar,
ellos la golpearon y escudriñaron cada rincón de la casa en busca de tesoros y
muchas esmeraldas, pero no encontraron nada y cuando querían desistir la
búsqueda, encontraron el mayor botín, mi hijito, quien fue abrazado por su
madre pero el golpe cortero de una pistola en su cabeza, le arrebato el fruto
de su vida, le propinaron una golpiza terrible que la dejaron inconsciente que
la creyeron muerta, permaneció inconsciente durante mucho tiempo, lo suficiente
para que los hombres lograran escapar con mi hijo; cuando ella me contó, me
desmorone como un castillo de arena cuando es arrasado por una ola, sentí que
mi vida se acababa, quería acabar con el mundo pero no podía, solo basto un
solo hombre para destrozar mi vida.
Con cada
día que pasaba, sentía morir mi alma, ya no era el mismo, mi desespero por
hallar a mi hijo me llevaron a cometer muchos errores; sufrí tanto que hasta
perdí la razón, llore día y noche por mi hijo, más nunca recibí consuelo o una
prueba de supervivencia, jamás nadie me dio una luz sobre el paradero de mi
hijo y muchos de mis amigos me sacaron dinero con el pretexto de pagar
supuestas informaciones, todo mundo se aprovechó de mi situación, con el paso
del tiempo lo fui perdiendo todo, del hombre robusto y fuerte que era, no soy
más que un hombre delgado y destruido que perdió la razón; pese a las semanas y
a los meses, llore día y noche, poco dormía y comía, lo busque en cada rincón y
laberinto, mi único alimento fue su hermosa carita y sus inocentes ojitos.
Sin plata y
con pocas ganas de vivir, guarde una remota esperanza de encontrarlo, más sin
embargo los días pasaron y aquella esperanza se diluía, entonces acuse a Dios y
al diablo y a mí mismo por lo que estaba pensando con mi hijo, intente quitarme
la vida pero un ángel hermoso me detuvo, su voz suave me decía que esperara, el
milagro llegaría a mi vida, pero pasaron los meses y luego los años y este
milagro jamás llego, con una foto de mi hijo, recorrí miles de kilómetros
preguntando a todo aquel que pasara por mi lado, pero nadie en absoluto me
decía algo, después de ser Dios y patrón, ahora era un pobre diablo que a nadie
le interesaba; era un poco más viejo por el sufrimiento, me encontraba bastante
enfermo
de tanto
esperar a mi bebe, era un poco más loco de lo normal, en cada esquina veía
correr a mi pequeño hijo, y yo corría tras él, anduve cada calle, cada avenida,
cada vereda, y cada barrio del país y nunca encontré nada, hasta fui a mis
antiguas oficinas y almacenes y todos aquellos que allí estaban, no sabían
quién era yo, el mismo que con su dinero construyo un gran imperio, el cual
ellos trataban de cimentar.
Perdí toda
esperanza de hallar con vida a mi hijo, tal vez el viejo Matías quien
desapareció de la faz de la tierra, me había cobrado por derecha a su hijo, tal
vez se lo haya llevado con él, o tal vez lo haya dejado solito en un maldito
bosque tenebroso, hoy camino solitario, viejo y andrajoso y como desde el
primer día, llevo conmigo aquella esmeralda de Chirripay, una autentica y única
esmeralda, una bella gota de aceite que como fiel testigo guarda cada uno de
mis secretos, además tenía la ilusión de que con ella, lo podría encontrar y
darle todo lo necesario para su vida, aunque no era más que una vana ilusión,
jamás gastare esa esmeralda pues ella es mi castigo y mi desgracia y aunque ya
no tengo las fuerzas para seguir adelante en la búsqueda, continuare caminando
errante, hasta hallar a mi hijo y así poder descansar en paz.
En pleno
centro de Bogotá, junto a la carrera séptima, en medio de la calle de las
esmeralderos, la misma que me vio ser grande y poderoso, respetado y venerado,
hoy me toma en sus entrañas como el ser más ruin y miserable del universo y así
no tenga más remedio que la misma muerte y así muera en esta calle fría, solo
quiero recuperar el tiempo, mi juventud y a mi hijo, lo demás no me importa,
solo quiero cerrar mis ojos y soñar en la eternidad con mi hijo.
FIN.
-“¡Son
aquellas piedras, las verdes, capaces de hacer realidad los sueños, o de
condenar al que las encuentra!”
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